casa princesa gaia moncada hola4107© Mattia Bettinelli

En Palm Jumeirah, la isla artificial que es uno de los símbolos del emirato árabe

La princesa Gaia Moncada di Paternò nos recibe en su paraíso de Dubái

La casa, a pie de playa, tiene impresionantes vistas al ‘skyline’ de la ciudad


15 de abril de 2023 - 16:00 CEST

La familia Moncada es una de las más antiguas de Sicilia y representa todo el significado de España en la isla italiana. El linaje Moncada, por sus acciones de nobleza, lealtad, servicios políticos y militares prestados a la Corona española, fue investido 28 veces con diversos títulos nobiliarios. Procedentes de Baviera, los Moncada llegaron a España en el siglo VIII, donde formaron parte de la corte hasta que el Rey Federico III de Aragón los envió a Sicilia como personas de confianza. Gaia Moncada di Paternò, hija de Francesco Moncada y Mariny Troise, ostenta el título más importante, el de princesa de Paternò. El Rey Felipe II otorgó por primera vez esta distinción, en 1565, a Francesco Moncada, primer príncipe de Paternò, y ahora su familia es la décimo sexta dinastía de príncipes.

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CASA PRINCESA GAIA MONCADA HOLA4107© GIORGIO BARONI
© GIORGIO BARONI
La piscina ‘infinity’ —a su alrededor, destacan las sillas de Driade, con forma de cara—, desde la que se contemplan famosos edificios de Dubái, como la Vela.

Gaia vive la mayor parte del año en Dubái, en una preciosa casa en la playa de La Palma, la isla residencial en forma de palmera. Felizmente casada desde hace más de 30 años con Lorenzo Tonelli, junto al que tiene un hijo, Jacopo, comparte el placer de recibir en su casa según las enseñanzas que recibió de su familia. Gran dama, afable y cosmopolita, Gaia ha viajado y vivido en muchos países, sin olvidar sus raíces sicilianas. Durante años se dedicó al diseño de interiores, también en Londres, donde tenía un estudio de interiorismo establecido. Actualmente vive entre Roma y Dubái, donde pasa la mayor parte del año. Su casa tiene vistas a la playa y al mar a través de la piscina infinity, en una continuidad única. Todo el diseño es italiano, con muchas piezas de mobiliario diseñadas por la propia Gaia, que también ha creado una línea de kimonos en sedas italianas que lleva su nombre.

La princesa, diseñadora de interiores y de moda, ostenta el título que el Rey Felipe II otorgó, en 1565, a Francesco Moncada, primer príncipe de Paternò
© Mattia Bettinelli
La princesa suele caminar cada mañana por la playa junto a sus dos perros, Merlino y Lion.

—Gaia, de orígenes principescos, cultura cosmopolita, entusiasta del interiorismo y estilista. ¿De dónde se siente?

—Aunque me siento ciudadana del mundo, mi corazón es 100 por cien siciliano. A los cuatro años empezó mi vida en el mundo. Primero en Libia, porque mi padre fue a administrar los bienes inmuebles y tierras agrícolas que poseía mi abuelo; después, Brasil y Japón (porque mi madre se casó en segundas nupcias con un diplomático italiano) son los países que más me han impresionado y, en muchos sentidos, me han formado. En Libia tuve una infancia muy feliz y despreocupada. Con total libertad jugaba entre las maravillosas ruinas de Sabratha y los viejos olivares creados por mi abuelo el príncipe Ugo Moncada di Paternò. Brasil me abrió la mente y me dio la alegría de vivir. Japón, la elegancia, la importancia de nuestras raíces. Sicilia, mi historia, mi familia, mis tradiciones y mi amor por el arte y la arquitectura.

“Mi antepasado Guillermo Moncada llegó a Sicilia en el siglo XIII en apoyo del príncipe Federico III de Aragón. En nombre de la Corona española, fuimos varias veces virreyes de Sicilia, Nápoles y Cerdeña”
© Mattia Bettinelli
Nuestra protagonista, en el jardín de la casa.

—La Casa de Moncada reinó en Sicilia.

—El linaje Moncada es de origen catalán. Se dice que nuestra dinastía se originó en el siglo VIII, a partir de los duques de Baviera que, al servicio de los francos, llegaron a los Pirineos para unirse a la reconquista. De ahí la gran conexión de mis antepasados con la Corona española. Federico III nos llevó a Sicilia. Para luchar en las guerras de las Vísperas, Guillermo Moncada se casó, en 1222, con la hija del Rey Pedro IV de Aragón, Constanza. Guillermo llegó a Sicilia en el siglo XIII en apoyo del príncipe Federico III de Aragón. Entre sus hábiles acciones figura el secuestro de la princesa María de Sicilia (única hija de Federico IV) en nombre de Pedro IV de Aragón para impedir el matrimonio de esta con el duque de Milán. Esta acción convirtió a Guillermo Moncada en el señor feudal más rico de Sicilia. En nombre de la Corona española fuimos varias veces virreyes de Sicilia, Nápoles y Cerdeña. En nuestro escudo aún figuran los cuatro palos de oro de los Reyes de Aragón.

“A mi marido y a mí nos encanta estar rodeados de nuestros amigos; cocinar en familia con nuestro hijo, Jacopo, e inventar nuevas recetas”
© GIORGIO BARONI
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Junto al comedor exterior (arriba y abajo) la fuente de travertino que ha diseñado la princesa. Sobre estas líneas, a fachada posterior, con la zona de piscina), decorado con muebles de Talenti y Dedon, de Nakkash Dubai.

—Volvamos a la actualidad. ¿Cómo se acercó al mundo del diseño de interiores?

—Mi pasión por el arte siempre me ha guiado, llevándome a estudiar Arquitectura y, más tarde, a entrar en el mundo del diseño de interiores guiada por mi mentor, el gran arquitecto e interiorista Toni Facella Sensi.

“En África conocí al amor de mi vida, Loren­zo Tonelli, en 1991. Fue un amor a primera vista. Me pidió matrimonio después de un mes y llevamos casados 30 años”
© Mattia Bettinelli
La princesa Gaia y su marido, el empresario Lorenzo Tonelli, desayunando a pie de playa.

—Háblenos de su feliz matrimonio.

—Mi afición por viajar también me llevó a África, donde conocí al amor de mi vida, Lorenzo Tonelli, en 1991. Fue un amor a primera vista que nació en la residencia de la Embajada de Italia en Zimbabue. Los cupidos fueron mi madre y mi segundo padre, Tommaso Troise (segundo marido de mi madre), que entonces era el embajador. Nunca les agradeceré lo suficiente este encuentro que me cambió la vida. Me pidió matrimonio después de un mes y llevamos casados 30 años. Tan pronto como nos casamos, y después del nacimiento de nuestro hijo, Jacopo, nos trasladamos a Londres, donde continué ampliando mi negocio de diseño de interiores con la influencia del gusto británico, añadiendo también el negocio inmobiliario. Durante doce años vivimos en una casa bellísima en Belgravia. Fueron años estupendos.

“Disfruto decorando y preparando la mesa, diseñando bordados para mis servilletas y sets individuales de lino italiano y poniendo cubiertos y objetos antiguos recopilados en nuestros viajes”
© GIORGIO BARONI
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Arriba y sobre estas líneas, el comedor, con la mesa lineal de cristal y acero, de Cattelan, exquisitamente puesta con la colección de plata de su familia, copas Baccarat y copas Pakistán en azul cobalto. En la pared, naturaleza muerta de Luciano Ventrone, llamado ‘el Caravaggio del siglo XX’.

—¿A qué se dedica su marido?

—Lorenzo trabaja en el negocio del tabaco, lo que nos llevó a trasladarnos a Dubái en 2013. Es una ciudad que queremos mucho. Lorenzo ha establecido aquí una de las oficinas más importantes de su grupo, Alliance One International, una multinacional de comercio de tabaco.

© GIORGIO BARONI
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—¿Cómo es su casa de Dubái?

—Me divertí diseñando y amueblando nuestra casa, en la emblemática Palm Jumeirah, que es una isla artificial y uno de los símbolos de Dubái. Intenté crear volúmenes grandes y simétricos que se fundieran con la belleza natural de las palmeras y el mar del golfo Pérsico. Los tonos son neutros, dando toda la fuerza a los colores naturales que nos rodean; las líneas de los muebles son modernas, con materiales totalmente made in Italy, que para mí sigue siendo lo máximo en elegancia, aunque aprecio el diseño internacional. Nuestra casa refleja este amor a la vez que tiene muchas piezas internacionales con algunos toques de arte oriental.

“Me divertí diseñando y amueblando nuestra casa. Intenté crear volúmenes grandes y simétricos que se fundieran con la belleza natural de las palmeras y el mar del golfo Pérsico”
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Muchas piezas del mobiliario han sido diseñadas por Gaia. En las imágenes, el salón, donde “elegí sofás de Maxalto en tonos claros, con un toque de berenjena, y cojines africanos con los mágicos leopardos de Ardmore Design”, explica nuestra anfitriona, ante una cuadro de la luna, de Marco Tirelli.

—¿Qué tipo de arte y decoración escogió para esta casa?

—El arte de esta casa representa un poco nuestra vida alrededor del mundo. En la entrada tenemos un óleo africano de Thakor Patel, comprado en Zimbabue, y dos hermosos cuadros de Malangatana Ngwenya. Encima del antiguo baúl de viaje chino pintado a mano hay un cuadro de mi querida amiga Claudia Gama, una artista brasileña, y por último, una fotografía de Irene Kung, que trae a nuestra casa la belleza de los olivos centenarios italianos. En el salón, elegí sofás de Maxalto en tonos claros, con un toque de berenjena, y cojines africanos con los mágicos leopardos de Ardmore Design. Lo circular es para mí el símbolo de la perfección: redondo es el cuadro de Cristiano Pintaldi, que representa mi ojo; redonda la fascinante luna del artista Marco Tirelli; redonda la maravillosa naturaleza muerta de Luciano Ventrone, también llamado el Cara­vaggio del siglo XX, que hemos colocado en nuestro comedor. Para esta estancia, elegí una mesa lineal en cristal y acero de Cattelan y sillas tapizadas en tela marfil. Al lado del cuadro de Luciano Ventrone hay dos muebles en laca berenjena, una serie limitada de Maxalto.

© Mattia Bettinelli
Junto a estas líneas, la princesa siciliana posa ante la fuente de travertino del jardín, que ha diseñado ella misma.

—Es usted una gran anfitriona, su casa es famosa por sus cenas y fiestas.

—Sí, en el comedor se abre otro aspecto importante de nuestra vida, el arte de recibir. A Lorenzo y a mí nos encanta estar rodeados de nuestros amigos y cocinar juntos. El arte de cocinar reina en nuestra casa como familia, incluido nuestro hijo, Jacopo; nos encanta cocinar e inventar nuevas recetas. Personalmente, disfruto decorando y preparando la mesa, diseñando bordados para mis servilletas y sets individuales de lino italiano y llevando a nuestra hermosa mesa cubiertos y objetos antiguos recopilados en nuestros viajes. En definitiva, cada mesa cuenta fragmentos, sabores y colores de nuestras vidas.

“Los tonos son neutros y dan fuerza a los colores naturales que nos rodean, y las líneas de los muebles son modernas, con materiales totalmente made in Italy
© GIORGIO BARONI
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Arriba, el dormitorio principal, y sobre estas líneas, el cuarto de baño, con bañera exenta y dos lavamanos de madera con forma de maceta.

—También es una diseñadora de éxito.

—Aquí, en Dubái, creé y fundé mi nueva empresa de alta costura de kimonos, Gaia Moncada Italian Design. La influencia de mis años en Japón y mi amor por la creación y el diseño de textiles me llevaron hacia este nuevo camino profesional. En Italia diseño y produzco mis propias sedas y aquí, en Dubái, tengo mi propio taller, donde creo preciosos kimonos que destacan por los colores, los estampados y la calidad de mis sedas. La persona que me descubrió fue una empresaria griega, Natasha Sideris, que me llevó a su boutique, Collective, del hotel Jumeirah Nassem, y a partir de ahí mis kimonos despegaron y ahora se distribuyen no sólo en Dubái, sino también en prestigiosas boutiques de resorts de lujo. Me encanta el trabajo que hago porque me da la oportunidad de expresar mi creatividad a través de mis kimonos, dejando un poco de mí en cada uno de ellos. Dubái, por tanto, ha descubierto una nueva faceta de mi creatividad.

—¿Cómo es despertarse cada día en esta casa?

—Por la mañana, cuando me despierto, saboreando una taza de té, feliz, abrazo mi vida caminando descalza por la playa junto a Lorenzo; nuestro hijo, Jacopo, y nuestros simpáticos perros, Merlino y Lion, empezando así un nuevo día.

© GIORGIO BARONI
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© Mattia Bettinelli
Arriba, la cocina, separada del resto de la casa por una celosía, que otorga luminosidad a este espacio íntimo. En el centro, a la izquierda, otro ángulo del recibidor, con un antiguo baúl de viaje chino pintado a mano, sobre el que cuelga un cuadro de la artista brasileña Claudia Gama. Al lado, el baño de cortesía, en rojo y con detalles de corales. “Aquí, en Dubái, creé mi nueva empresa de alta costura de kimonos. La influencia de mis años en Japón y mi amor por la creación y el diseño de textiles me llevaron hacia este nuevo camino profesional”, nos dice.
REALIZACIÓN Y TEXTONANÁ BOTTAZZI
FOTOS CASAGIORGIO BARONI
FOTOS POSADOMATTIA BETTINELLI
VESTUARIOGAIA MONCADA ITALIAN DESIGN / SILVIA TCHERASSI
JOYASBVLGARI ALTA JOYERÍA
AGRADECIMIENTOSLEILA HELLER GALLERY DUBAI

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