Para reducir nuestro impacto medioambiental podemos realizar muchos actos, algunos tan cotidianos como evitar al máximo el empleo de plásticos y otros puntuales, como apostar por reparar electrodomésticos estropeados antes que adquirir nuevos o cuando toca reformar una vivienda tratar de reducir la huella de carbono. Hablando de esto, ¿estás planeando remodelar tu hogar? Pues no puedes perderte estas directrices para hacerlo de una forma sostenible. Obras y ecología deben ir de la mano, así que te explicamos cómo lograrlo.
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1. Energías verdes y más eficiencia energética
Tal y como está el mercado energético y, además, pensando en la emergencia climática, hay que plantearse reducir nuestra dependencia de las energías fósiles para sustituirlas por unas verdes. Puedes apostar por la energía solar fotovoltaica, la aerotermia, la geotermia… o mejor, ¡incluso combinarlas! Aunque la inversión inicial no es especialmente económica, el ahorro en las facturas será muy significativo.
En esta vivienda en Madrid AGi Architects, contando con la constructora Paee, ha emprendido una reforma bajo el estándar passivhaus (llamada EnerPHit), la más eficiente en términos energéticos.
Otro aspecto para tener en cuenta es la etiqueta energética de tus electrodomésticos porque si vas a renovarlos merece la pena sustituirlos por unos con buenas calificaciones (A, B o C), dado que ahorran energía y en casos como la lavadora y el lavavajillas, también agua.
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2. La importancia del control solar
Sin duda, el comportamiento de una vivienda dependerá mucho de la climatología del lugar: tórridos veranos, inviernos gélidos, gran contraste térmico entre el día y la noche… Y tienes que poner en práctica soluciones para garantizar un buen confort (general, lumínico y térmico) mediante sistemas de control solar como las muy recomendables lamas orientables, los estores exteriores o los toldos. Gracias a ellos podrás bajar unos grados la temperatura en el interior de la vivienda en verano o, al contrario, podrás aprovechar el poder calefactor de los rayos solares en los meses más fríos. ¿Por qué no proponemos la tradicional persiana? Porque no ofrece las mismas características, al no graduar de forma eficiente la entrada de luz, para evitar el calor oscurece por completo los ambientes.
Esta vivienda, además de contar con un sistema de lamas orientables se ha equipado con una pérgola bioclimática en el porche, todo de la firma Saxun.
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3. Las viejas ventanas deben ir fuera
Puedes hacer una prueba de estanqueidad de la vivienda y si el resultado es que existen muchas fugas térmicas a causa de las ventanas, deben sustituirse. Ganarás mucho confort térmico y acústico y ahorros en las facturas de climatización.
El modelo de la imagen es de Rehau con perfilería en PVC, que según la marca “proporciona una gran resistencia a impactos, desgaste y corrosión, al tiempo que el grado de protección antirrobo es hasta 10 veces mayor que otros sistemas”.
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4. Ten en cuenta el aislamiento de la fachada o del interior
Lograrás grandes mejoras si apuestas por una fachada ventilada o un sistema SATE, al lograr eliminar los puentes térmicos. Apostar por una envolvente hecha con ladrillos autoventilados o que incluya una profusión de plantas también es una excelente opción.
En las ocasiones en que la intervención no se pueda hacer por el exterior, lograrás un interesante aislamiento actuando desde el interior con materiales como la lana de roca o de vidrio o la fibra de madera.
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5. Si se puede conservar, no lo elimines
El arte de la recuperación resulta muy interesante y va a comportar importantes ahorros, al eliminar todos los costes de transporte (no requerirá llevar materiales al vertedero) ni necesitar traer nuevos materiales e instalarlos… Aunque el principio debe ser conservar todo lo que se pueda dentro de la vivienda, no olvides renovar lo que está obsoleto, como la instalación eléctrica o las cañerías del agua.
En la propuesta Outline Interior realiza una respetuosa reforma de un piso en el barrio madrileño de Malasaña conservando muchos de los elementos arquitectónicos como una pared de ladrillo macizo, los techos altos, vigas, pilares y los fraileros (contraventanas interiores) de madera maciza”.
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6. Kilómetro 0
Pon el foco en los materiales locales y, siempre que te encajen, privilégialos porque el transporte es muy contaminante, todavía más cuando se trata de elementos pesados como los suelos (ten en cuenta que los blandos resultan más ligeros que los duros), las vigas o los pilares.
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7. Materiales baratos, no, gracias
Lo habrás escuchado mil veces: ‘lo barato sale caro’ y no por muy manido, deja de ser cierto. Si te dejas seducir por precios bajos corres el riesgo de que los materiales sean de mala calidad y no tengan una larga vida útil, como es deseable. De este modo, se convertirá en un falso ahorro generando residuos innecesarios.
Compara precios, pero apuesta siempre por acabados fiables y duraderos, además de sostenibles, a poder ser, tanto por cómo se han elaborado como pensando en que cuando deban sustituirse incluso puedan reciclarse. Asimismo, para tu comodidad también convendrá que te decantes por materiales que no requieran un mantenimiento continuo.
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8. Sostenible e, incluso, reciclado
Una respuesta respetuosa con el medio ambiente consiste en emplear materiales muy ecológicos y sostenibles, tales como la madera, el corcho o el bambú. Pero también pueden ser materiales reciclados de antiguas obras, como mosaicos hidráulicos antiguos recuperados o mármoles.
En el caso concreto de la madera, infórmate acerca de si procede de talas controladas y procura evitar las variedades exóticas. Por otra parte, ten en cuenta que el sello FSC certifica que la gestión forestal ha sido responsable desde el punto de vista medioambiental, social y económico.
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9. Un diseño que se proyecta en el futuro
Planificar la vivienda según las necesidades del hoy significará que quizá en tan solo 5 o 10 años será necesaria otra reforma, porque la unidad familiar no es la misma o, a causa de la edad, se prefiere otra distribución. Así que resulta mejor solicitar a los arquitectos o responsables del diseño que hagan una casa duradera, es decir, que sea versátil y contemple las distintas posibilidades que se le pueden dar a largo plazo.
Dos ejemplos: un cuarto de juegos debe poder convertirse sin mucha dificultad en una biblioteca para cuando los hijos crezcan o en el caso de parejas jóvenes, un amplio vestidor tiene que poder transformarse en una habitación de bebé, todo sin emprender obras.
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