Sí, por fin parece que las temperaturas comienzan a subir y la primavera está cada día más cerca. Por eso, es importante que adecúes tu casa al buen tiempo, abras las ventanas y hagas una limpieza general. Así que destierra la pereza y ponte manos a la obra.
Aunque te parezca superficial, la limpieza de primavera es un acto de renovación. Además de adaptar tu casa a la subida de las temperaturas, es como desperezarse después de hibernar durante todo el invierno. Se trata de un ritual que, aunque te lleva varios días, te ayudará a ver tu casa con nuevos ojos y a retirar de tu casa todo lo que no has utilizado durante la última temporada y que está ocupando un valiosísimo espacio. ¡Vamos a ello!
Leer: Rutinas de limpieza y orden para tener tu casa perfectamente organizada
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Planifica y organízate bien
Si pensar en la limpieza de primavera te da escalofríos, no te agobies. No es necesario que hagas todas estas cosas en un día o un fin de semana. Lo mejor es que te organices. Puedes calendarizar las distintas tareas y ceñirte a él. Así lo harás todo sin agobiarte y de manera eficiente.
Reparte la limpieza de las estancias en varios fines de semana y haz que el resto de miembros de tu familia colaboren en todo lo posible. De hecho, si asignas distintas tareas y trabajáis en equipo, tardaréis menos y conseguirás que todos sientan esa fuerza renovada.
Puedes hacer una lista de lo que necesita cada habitación y así no se te pasará nada. Asimismo, es recomendable que pienses qué productos de limpieza vas a necesitar. Así será más cómodo y efectivo.
Empieza por lo más difícil
La cocina y el baño son las estancias en las que más complicado se nos hará hacer la limpieza de primavera. Son las que más esfuerzos requieren, por lo que es importante quitárselas de encima cuanto antes. En el caso del baño, te recomendamos que, además de limpiarlo en profundidad, hagas una limpieza del interior de los armarios, revises cremas, medicamentos y otros productos de higiene personal y tires lo que esté caducado o lleve abierto demasiado tiempo.
En la cocina, haz lo mismo. Pero, además tendrás que vaciar la nevera y los armarios y limpiar su interior. No te olvides de la parte de arriba (si es que tus armarios no llegan hasta el techo), donde no se suele limpiar con tanta frecuencia. No te preocupes si no llegas a hacerlo todo en un solo día. Planifica un fin de semana para limpiar la cocina.
Leer: 12 cosas que haces mal al limpiar el baño y cómo remediarlas
Ropa de invierno: ¿cómo me enfrento a ella?
Cuando hayas limpiado el baño y la cocina, llegará el momento de enfrentarse a la limpieza los dormitorios. Aprovecha para lavar la ropa de invierno que sabes que ya no te vas a poner. Haz lo mismo con la de tus hijos. Y guardadla bien seca, doblada y ordenada hasta la siguiente temporada. Lo ideal es que hagas también un ejercicio de reflexión. ¿Hay cosas que no has usado en todo el invierno? ¿Y cosas rotas o con manchas que ya no se van? Lo que pueda ser reutilizado, dónalo para darle una segunda vida. Lo que esté muy roto, mejor tíralo.
Leer: Así debes guardar las mantas, edredones y ropa de invierno
Revisa otros textiles de la casa
Como sabes, las cortinas acumulan mucho polvo y suciedad, aunque no lo aprecies. Si no destiñen y están confeccionadas con tejidos similares, puedes lavar las cortinas todas a la vez.
Otros textiles que seguramente necesiten un lavado son los del salón. Aprovecha la limpieza de primavera para lavar las fundas de los cojines y las mantas del sofá.
Respecto a los edredones, si aún hace frío en tu zona, retrasa su limpieza. Pero si ya empieza a hacer bueno, puedes plantearte quitar las mantas. Es probable que no quepan en tu lavadora. Llévalos a una lavandería donde las dejarán como nuevas.
Las tapicerías y alfombras también necesitan una limpieza
Probablemente, pasar la aspiradora forme parte de tu rutina semanal. Pero durante la limpieza de primavera, conviene también quitar las alfombras y limpiar el suelo que hay debajo. Aunque no lo creas, ahí también se acumula el polvo. Aprovecha para eliminar posibles manchas. Si son alfombras delicadas, llévalas a un sitio especializado.
También las tapicerías de los muebles necesitan una limpieza. Sofás, butacas, sillas con asiento de tela y hasta cabeceros tapizados necesitan una limpieza para quitar el polvo. Primero pasa el aspirador para quitar el polvo. Después, si tienes, lo más cómodo es limpiar el sofá y este tipo de superficies con la vaporeta.
Te recomendamos que lo hagas un día en el que haya un poco de sol, ya que tendrás que esperar a que se sequen. Si no tienes vaporeta, puedes realizar una mezcla con agua tibia, un poco de vinagre y una cucharada de bicarbonato para eliminar las manchas más visibles.
Mueve los muebles y quita el polvo
Es normal que en la limpieza semanal no te molestes en mover los muebles. Por eso la limpieza de primavera es el mejor momento para eliminar todo el polvo acumulado y limpiar en esas zonas de las que sueles olvidarte. Aunque te pueda parecer un engorro (que lo es), si vas realizando esta tarea habitación por habitación, no se hará tan pesada. Además, yendo poco a poco verás los resultados, lo que te animará a seguir con la limpieza.
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Las paredes también se ensucian
Lo mismo que con los muebles, es probable que durante el invierno no hayas prestado especial atención a las paredes. Aprovecha que mueves los muebles más voluminosos y estás lavando todos los textiles para limpiar también las paredes. Tanto si son lisas como si tienen gotelé, recuerda que se limpian muy bien con una mopa de microfibra, que se encargará de recoger todo el polvo. Si no tienes, puedes hacerlo con una toalla envuelta en la escoba.
Leer: Cómo limpiar las paredes de papel pintado y mantenerlas en perfecto estado
Es el momento de poner a punto el exterior
Cuando hayas terminado la limpieza de toda tu casa, llega el momento de enfrentarse con la zona exterior, ya tengas una terraza, un balcón o un porche. Empieza barriendo los suelos. Es normal que se haya acumulado polvo, arena y hojas secas en las esquinas o debajo de los muebles. Después, tendrás que dar un repaso a las barandillas o las paredes. Y lo mismo con los muebles. Si han pasado el invierno cubiertos en una funda, el trabajo será menor, pero si no, lo mejor es que los limpies con un jabón neutro y agua.
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