Las mujeres de carácter fuerte se imponen al mundo con su determinación. Ana D’Castro es portuguesa, estudió Arquitectura y trabajó en los museos más importantes del mundo (Tate Modern, Museo de Arte de Miami, Complejo Cultural de São Paulo), viajó y vivió en varios países (Brasil, Singapur, Francia, Suiza) hasta llegar, hace doce años, a Dubái, donde echó raíces: hogar, trabajo e hijos. Y se ha convertido en una artista visual de éxito.
Vivaz, alegre, con mucha energía y una fuerte personalidad, ella es más emocional que racional. Obviamente, creativa pero extremadamente orientada al trabajo, con grandes objetivos y un lado competitivo.
Su estilo, puramente ecléctico, convierte cada dibujo en una inmersión cinética a un mundo sensorial de colores. Su obra es una fusión tridimensional de arte, arquitectura y dimensión temporal. Sus cuadros son interpretaciones arquitectónicas abstractas de flores y pétalos, mariposas y fragmentos de hojas. También tiene un estudio, FAA, como enfoque continuo de proyectos de bellas artes, arquitectura y diseño. Su casa es minimalista, diseñada con la intención de parecerse a una galería de arte, con suelos de hormigón industrial, zonas abiertas y paredes blancas, enormes ventanales que dejan pasar la luz natural, todo ello enfocado a crear un entorno limpio y luminoso en el que sus cuadros se convierten en el centro de atención.
“La casa está hecha a medida para mi estilo de vida y es una extensión de mi personalidad, colorida y alegre, un espacio donde puedo cambiar fácilmente los cuadros y muebles y adaptarlo a diferentes funciones”
—¿Cómo ha sido tu trayectoria hasta llegar a Dubái?
—Nací en Portugal y crecí en un exuberante entorno verde con mi familia. Fui a la Universidad de Arquitectura y Bellas Artes de Oporto, donde tuve el privilegio de tener como profesores a Álvaro Siza y Eduardo Souto de Moura, que ganaron el premio Pritzker. Hice un año de intercambio en Río de Janeiro, donde estudié Vivienda Social y Urbanismo en las favelas, una experiencia muy enriquecedora que me cambió la vida. Al acabar la universidad, me trasladé a Basilea (Suiza) y trabajé para el mundialmente famoso estudio Herzog & De Meuron, donde colaboré en proyectos como el museo Tate Modern, el Museo de Arte de Miami y el Complejo Cultural de São Paulo. Después de Suiza, me trasladé a São Paulo durante un par de años y a Singapur, donde viví una experiencia cultural y laboral increíble. Ahora estoy en Dubái desde hace doce años. En general, he vivido en todos los rincones del mundo y es un privilegio poder participar y experimentar culturas tan diversas, porque han conformado enormemente mi visión del mundo.
“Mi familia se dedica a la industria de la pintura, donde he trabajado toda mi adolescencia, aprendiendo todos los componentes químicos y las técnicas de producción de tintes y disolventes”
—¿Qué te llevó a empezar a pintar?
—Crecí en un ambiente rodeado de arte, ya que mi abuelo era artista, por lo que me resultaba algo natural pintar, hacer esculturas o experimentar con todo tipo de materiales. Por otro lado, mi familia se dedica a la industria de la pintura, donde he trabajado toda mi adolescencia, aprendiendo todos los componentes químicos y las técnicas de producción de tintes y disolventes. Estudié Arquitectura y Bellas Artes porque mi madre me aconsejó: la arquitectura me daría la base fundamental para cualquier comprensión holística del diseño y las artes. Para mí, el diseño de interiores es una extensión de la arquitectura y se complementan, nunca se pueden disociar.
“Me casé con Bruno, el amor de mi vida, a los veintidós años. El matrimonio es un eterno viaje lleno de altibajos, pero llevamos juntos dieciséis años, hemos crecido juntos y hemos construido nuestras vidas, nuestra familia y nuestros sueños”
—¿Cómo es tu arte?
—Creo que el arte es una extensión de la visión y la perspectiva que un artista tiene del mundo que le rodea. De alguna manera, es el lenguaje visual que elegí para representar mi propia comprensión del entorno que me rodea. Podría decir que mis obras son una interpretación de cómo analizo el color a lo largo del día, cómo percibo la Naturaleza, cómo elijo que me guíen las emociones que forman parte de mi memoria, fragmentos presentes o futuros. La mayoría de mis obras tienen una textura de empaste muy densa y gruesa —que es uno de mis estilos característicos, en parte, influenciado por la arquitectura—; esta rica textura da a las pinturas una visión tridimensional similar a las esculturas vivas. Utilizo el color para manipular la profundidad y el movimiento dinámico de los cuadros, que, a veces, se asemejan a flores y mariposas bailando con el viento.
—¿Cuáles son tus mayores éxitos?
—Veo mi carrera como una evolución orgánica de mis habilidades, donde desarrollo mi trabajo en todos los campos, como la arquitectura, diseño de interiores, pintura y escultura, donde todos se relacionan entre sí y se completan. Recientemente, he tenido una exposición individual de mis pinturas en la galería Leila Heller en Nueva York, también en la galería Leila Heller de Dubái, con más de treinta y cinco obras de grandes dimensiones que fueron todas vendidas; he participado en la Expo 2020 representando a Portugal, mis pinturas aparecieron en el vídeo de bienvenida de Emirates a Dubái y estoy haciendo un gran proyecto de arquitectura residencial y diseño de interiores en Arabia Saudí y un hotel boutique en Portugal. Otro gran éxito ha sido mi participación en la Feria de Arte de Abu Dabi, donde mis pinturas forman parte de las colecciones en los palacios reales de los Emiratos Árabes Unidos. También tengo varios proyectos en curso de próximas exposiciones individuales con nuevas pinturas y esculturas, y uno de los más queridos actualmente es la construcción de mi propia casa de vacaciones y gran estudio en una hermosa propiedad del año mil novecientos, con un patrimonio de increíbles ruinas.
“Mis hijos son el mayor aprendizaje y alegría de mi vida. Me enseñaron el verdadero significado del amor y el gran peso de la responsabilidad y la eterna culpa, porque creo que todas las madres sienten que podrían hacer más y mejor”
—¿Y en el plano personal?
—Tengo tres hijos: Mia, de seis años; Leah, de cuatro, y Kai, de tres. Ellos son el mayor aprendizaje y alegría de mi vida. Me enseñaron el verdadero significado del amor y el gran peso de la responsabilidad y la eterna culpa, porque creo que todas las madres sienten siempre que podrían hacer más y mejor. Me casé con Bruno, el amor de mi vida, muy joven, a los veintidós años. El matrimonio es un eterno viaje lleno de altibajos, pero llevamos juntos dieciséis años, casi la mitad de mi vida, hemos crecido juntos y hemos construido nuestras vidas, nuestra familia y nuestros sueños.
—Incluso los niños pintan en tu casa.
—Lo hacen desde que fueron capaces de coger un pincel, crecen conmigo en el estudio pintando todos los días, jugando, ensuciándose… Les dejo experimentar libremente su creatividad sin restricciones. Sinceramente, creo que son incluso mejores que yo. Vivimos en la Green Community, una urbanización poco habitual en Dubái. Es una comunidad muy verde y bonita, el colegio de mis hijos está justo en la puerta y los llevo todos los días en bici, juegan con los vecinos en el parque y corren libremente fuera. Es un estilo de vida muy europeo y he preferido educar a mis hijos así.
“En los dormitorios hay camas a medida que he creado con viejos tablones de ferrocarril y con luz de cala para crear la ilusión de estar elevado del suelo”
—Tu hogar es tu mundo y un reflejo de tu creatividad y tu forma de ser, ¿cómo la has reformado?
—Cuando la compré, era una casa tradicional de estilo árabe, con baldosas de color beis, muchas habitaciones, tabiques y ventanas pequeñas con marcos tradicionales. Mi primera intención fue quitar todas las paredes y ventanas para hacer de la casa un espacio abierto con mucha luz natural, que diera sensación de apertura y conectara con el jardín. El diseño es minimalista, con suelos de hormigón y pasillos blancos, ventanas empotradas y mamparas de cristal entre los espacios. La distribución está pensada para exhibir mis obras de arte, que cambio con mucha frecuencia, por lo que cuento con focos que iluminan directamente las pinturas, además de techos altos para tener iluminación indirecta.
—¿Cómo es la decoración?
—Quería que la casa tuviera colores neutros para que mis obras de arte destacaran siempre al entrar en ella. Mis muebles son un sofá blanco y sillas y chaises longues negros. Los demás muebles son vintage , como el escritorio de carpintero de mi abuelo que convertí en una consola; la mesa de comedor, que hice con una tabla de tamarindo que compré en Bali cuando vivía en Singapur, y un espejo, una consola con espejo y un banco de madera y cobre que hice yo misma. Mi intención principal era diseñar una casa para exponer todas mis creaciones, ya fueran cuadros, objetos de mobiliario o esculturas.
—¿Y el resto de las estancias?
—La cocina es toda en negro, con armarios en tonos brillantes y una gran isla que diseñé en granito azul Volga, de Irán. De nuevo, aquí, expongo un gran cuadro hecho por mi hija Leah cuando tenía tres años. En los dormitorios hay camas a medida que he creado con viejos tablones de ferrocarril y con luz de cala para crear la ilusión de estar elevadas del suelo. También, con la misma madera, hice las mesitas de noche y el mueble de tocador del baño con lavabos de hormigón fundido. En el dormitorio principal tengo una pieza única de la serie dos mil quince de paneles de acero corten, manipulados con ácido y soplete de calor, es una pieza preciosa con tonos marrones que se funden con azules y verdes turmalina. Como amante de la moda, convertí uno de los dormitorios en mi vestidor personal, donde puedo tener la ropa a medida que diseño y mi colección de zapatos y bolsos. En mi cuarto de baño, elegí un mármol verde jade para la ducha, ya que es mi color favorito. En definitiva, mi villa está hecha a medida para mi estilo de vida y es una extensión de mi personalidad, colorida y alegre, un espacio donde puedo cambiar fácilmente los cuadros y los muebles y que puedo adaptar a diferentes funciones. Necesito flexibilidad y la luz natural brillante, ya que mi casa es como mi propio lienzo personal, donde puedo manipular y jugar con todos los elementos dentro.
—¿Cómo es tu vida familiar?
—En general, soy una persona muy relajada cuando se trata de mis hijos y mi casa, no soy una madre estricta con reglas para cada pequeña cosa: “no hagas esto, no hagas aquello, no comas chocolate, no comas helado, etc.”. Creo que los niños deben crecer en un ambiente feliz, con un espíritu libre y la mente abierta. Creo que, hoy en día, la gente se ha vuelto obsesiva y paranoica con el mundo de los niños y el exceso de información a través de los medios de comunicación y las redes desequilibra el propósito de su vida, que debe ser vivir libremente y feliz, sin pensar demasiado cada paso del camino. Obviamente, tengo reglas básicas en cuanto a su educación, pero diría que se centran en sus modales, en ser amables y educados. También creo que es fundamental que tengan tiempo para jugar sin sobrecargarlos con actividades extraescolares o deberes. Creo que es uno de los retos de la vida y de las generaciones futuras, el exceso abrumador de estímulos. Los niños y los adultos necesitan aprender a hacer simplemente nada y no sentirse intimidados o aburridos por ello.
—Pareces deportista, ¿sigues alguna rutina?
—Mis paseos diarios al amanecer o al atardecer son mi meditación, mi propio tiempo donde elijo pensar o no pensar en nada y en todo.
—Tienes un estilo de vestir muy personal, ¿cómo lo definirías?
—Mi estilo es ecléctico y fluido, sobre todo, boho chic, con botas y pantalones cortos o vestidos para el día a día, a veces punk funk, con chaquetas de cuero y botas con tachuelas, pero me encanta vestir y ser creativa, mezclando funky, piezas vintage con blazers a medida y tacones de aguja. Apenas uso maquillaje a diario, solo una BB cream con protección solar y un pintalabios rosado, aunque, para ocasiones especiales, me encanta jugar con diferentes sombras de ojos y ser creativa y excéntrica, pero solo en los ojos. Creo que el estilo es completamente diferente a estar a la moda o ser trendy. Una persona puede llevar todas las marcas y logos y estar a la moda, pero ser completamente hortera y sin estilo. El estilo está más relacionado con la forma en que uno se lleva a sí mismo y con la expresión de los gustos, la elegancia y el estado de ánimo de cada momento.
—¿Cuál es tu visión del mundo actual?
—Creo que la vida hay que vivirla intensamente, los momentos buenos y los bajos. Siempre hay que celebrar las victorias y los mejores momentos de la vida, no tener miedo de sentirse orgulloso y feliz por haber conseguido un objetivo. La sociedad a menudo juzga cuando celebras tus metas, diciendo que da mala suerte o que estás siendo prepotente o presumiendo, ¡creo que es ridículo! Deberíamos vivir y disfrutar más de los momentos de éxito, en lugar de estar pensando en el siguiente objetivo. Por otro lado, los momentos bajos de la vida ocurren más a menudo de lo que deseamos o esperamos, no deberíamos avergonzarnos de ello o luchar en silencio, ser honestos con nosotros mismos es realmente la mayor lección de la vida.