Bella, frondosa y resistente. Así es la abelia (Abelia x grandiflora), una planta arbustiva ornamental muy habitual en parques y jardines por sus muchas cualidades.
Además de decorar el exterior con sus hojas coloridas y sus abundantes flores, es muy fácil de cuidar y se conforma con un mantenimiento bajo. ¿Quieres saber cómo cultivarla?
La belleza del follaje
La abelia posee un aire silvestre que la hace muy atractiva y especial. Sus hojas ovaladas y terminadas en punta van adquiriendo con el paso de las estaciones atractivos matices rosados, anaranjados y rojizos.
Suele medir entre 1 y 1,5 metros, aunque puede alcanzar los 3 m de altura. Incluirla entre las plantas del jardín es siempre una buena idea, dada su belleza sencilla y especial.
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Una larga floración
Las flores de la abelia son uno de sus grandes tesoros. El aliciente para cultivarla en cualquier rincón del jardín. Se trata de flores tubulares de color blanco o rosa, aunque también pueden ser amarillo pálido.
Una de las características señaladas de la floración de la abelia es que es larga y abundante. Comienza a inicios de la primavera y se extiende hasta finales del otoño. Las flores de la abelia destilan un delicado y rico aroma que atrae a insectos polinizadores como las abejas o las mariposas. Una razón más para plantarla en el jardín.
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Escoge el mejor emplazamiento
Si ya te has decidido a incluir ejemplares de abelia en tu jardín, lo primero que debes hacer es buscar la mejor ubicación para ellas. Lo ideal es plantarlas a principios de la primavera o del otoño, en una época en la que las temperaturas sean suaves.
Si la plantas a pleno sol, las hojas mostrarán un color más intenso y tendrá una floración más abundante. Puede crecer en semisombra, pero entonces la floración se verá afectada.
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El suelo, rico en nutrientes y bien drenado
Elegir un buen terreno para cultivar la abelia es fundamental, si quieres que se desarrolle en todo su esplendor. Esta planta requiere de un suelo rico en nutrientes que, además, sea suelto y ligero.
Hay dos cosas que es importante vigilar, en cuanto al sustrato en el que crecerá la abelia. Debe ser fértil y estar bien drenado. Aplica material orgánica como compost antes de plantar los ejemplares de abelia y procura qu no se produzcan encharcamientos en el terreno.
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Protégela del frío y del viento
A pesar de que la abelia es una planta resistente y que soporta muy bien el calor y las altas temperaturas, es bastante sensible al frío del invierno, especialmente cuando se trata de ejemplares jóvenes. Le perjudican bastante las temperaturas por debajo de -1ºC, aunque a medida que la planta crece y sus tallos se vuelven más leñosos va tolerando mejor el frío invernal.
Un consejo: búscale un emplazamiento a resguardo del viento, ya que no lo tolera de buen grado.
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¿Cómo regar la abelia?
A la hora de regar las plantas de abelia lo mejor es seguir una pautra regular, especialmente en los meses más calurosos del año. Aunque una vez establecida en el terreno y ya crecida es capaz de soportar ciertos periodos de sequía, las abelias más jóvenes sufren con la falta de agua.
En verano haz uno o dos aportes de agua semanales, y deja que el suelo se seque ligeramente antes de volver a regar. Es mejor para ella regarla de forma abundante y menos frecuente, que hacer muchos riegos más ligeros.
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Una dosis de energía en forma de abono
Como ya hemos comentado antes, es fundamental que la abelia crezca en un terreno rico en materia orgánica, por lo que deberás proporcionarle compost al menos una vez al año.
Además, conviene que abones las plantas de abelia con un fertilizante específico para arbustos, mejor si es de liberación lenta. Hazlo a principios de la primavera para fortalecer la planta antes de la floración, y también en otoño para dotarla de energía y recursos que le ayuden a enfrentarse al frío invierno.
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Una poda controlada
Como la mayoría de las plantas arbustivas, la abelia necesita una poda adecuada de vez en cuando. Puedes hacerlo cada dos años, con el objetivo de limpiarla y fortalecerla, además de mantener su forma.
Es importante no excederse al recortar sus ramas, sino eliminar principalmente aquellas que están dañadas o muertas. Poda tus abelias a finales del invierno o a principios de la primavera, con cuidado y utilizando herramientas adecuadas y perfectamente limpias para evitar infecciones.
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Propágala por esquejes...
Si quieres multiplicar tus ejemplares de abelia puedes hacerlo mediante esquejes, ya san d madera dura o blanda. Un tallo de madera blanda enraizará mejor pero será menos resistente. Si, por el contrario, cortas un tallo más duro y leñoso, resistirá mejor el proceso pero tendrá menos posibilidades de enraizar.
Corta los esquejes de madera blanda en primavera, y los de madera dura en otoño. El proceso es sencillo:
- Utiliza unas tijeras desinfectadas para cortar un tallo de unos 10 cm de longitud. Haz un corte limpio por debajo de un nudo y retira las hojas inferiores del esqueje.
- Unta el extremo inferior en hormonas de enraizamiento y plántalo en una maceta con sustrato rico en nutrientes. Riega y asegúrate de que la maceta tiene un buen drenaje.
- Colócala en un emplazamiento soleado y cálido, manteniendo la tierra húmeda. En el plazo de un mes aproximadamente habrá enraizado.
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O por semillas
Aunque propagar las abelias por semillas no te garantiza que las plantas sean exactamente iguales, sino que tendrán alguna diferencia, es una buena idea para lograr nuevos ejemplares de forma sencilla.
- Busca macetas pequeñas con agujeros de drenaje y llénalas de sustrato universal rico en nutrientes. Humedécelo ligeramente.
- Planta algunas semillas en cada maceta, presionándolas con suavidad.
- Coloca las macetas en un lugar cálido donde reciba los rayos del sol. La tierra ha de estar húmeda. Cuando hayan pasado unas tres semanas las semillas habrán germinado.
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