Puede que tenga un nombre extraño y poco evocador, pero la ‘flor del infierno’ o Lycoris radiata es una de las plantas más atractivas que podemos cultivar en el jardín. Sus flores hacen gala de una belleza exótica, gracias a su forma original y su intenso colorido. Hazle un hueco entre tus especies favoritas y disfrútala.
Belleza asiática
La Lycoris radiata, conocida comúnmente como 'lirio araña' o ‘flor del infierno’ es una planta que forma parte de la familia de las amarilidáceas. Su origen está en países asiáticos como China, Japón, Corea y Nepal, donde crece de forma silvestre.
Se trata de una especie herbácea y bulbosa que se utiliza como planta ornamental debido a la belleza imponente de sus flores. Como, además, su cultivo es sencillo, puede ser una alternativa perfecta para tu jardín.
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Un espectáculo de color
Aunque es posible encontrar variedades de color blanco, crema, rosa o amarillo, las flores de la Lycoris radiata son de un intenso color rojo. Poseen una belleza peculiar debido a su forma rara y especial, con largos estambres que parecen hilos rojos. La floración se produce a finales del verano y comienzos del otoño, cuando las temperaturas son más bajas.
Un consejo: si tienes niños pequeños o mascotas en casa debes mantenerlos alejados de tus Lycoris, ya que son tóxicas.
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Una planta que ama los climas cálidos
A la ‘flor del infierno’ le gustan los ambientes cálidos y templados. Puede estar a pleno sol, pero si donde vives hace mucho calor en verano lo mejor es plantarla en semisombra.
Esta planta soporta bien las bajas temperaturas y las heladas del invierno. Si el clima es muy riguroso conviene cultivarla en maceta para poder protegerla trasladándola al interior durante los meses más fríos del año.
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Cómo plantar los bulbos
La mejor época para plantar los bulbos de Lycoris radiata es a finales del verano, semanas antes de que se produzcan las primeras heladas. Prefiere los suelos neutros o ligeramente ácidos, y que sean ricos en materia orgánica.
Es importante que el terreno cuente con un buen drenaje, ya que los encharcamientos pueden hacer que se pudran las raíces con facilidad.
A la hora de plantar, coloca los bulbos a poca profundidad, dejándolos casi a ras de suelo, y cúbrelos con un poco de tierra.
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¿Se puede cultivar en maceta?
Es la alternativa ideal para poder disfrutar de la belleza de la Lycoris radiata en una terraza. O si vives en una zona de clima frío y necesitas trasladarla en el invierno al interior para protegerla de las bajas temperaturas.
La ‘flor del infierno’ se puede cultivar en maceta sin mayores problemas, siempre que elijas un contenedor de gran tamaño que pueda albergar las raíces de la planta, muy desarrolladas.
Un consejo: asegúrate de que la maceta donde plantes tu Lycoris tiene agujeros de drenaje para evitar que se encharque con el agua de riego, lo que podría ser fatal.
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El riego, mejor moderado
Para mantener tus plantas de Lycoris en perfecta forma has de procurarles un riego moderado, con dos o tres aportes de agua semanales. Ten en cuenta que, aunque no tolera la sequía, tampoco aguanta el exceso de riego ni los encharcamientos.
Cuando comienza la floración es cuando más agua necesita, mientras que en su periodo de latencia, normalmente en verano, no tendrás que regarlo mucho.
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Una buena dosis de energía
Para abonar las plantas de Lycoris radiata y proporcionarles un aporte extra de energía tendrás que utilizar un abono específico para plantas bulbosas. Eso sí, tus plantas han de estar ya bien asentadas y ser adultas, ya que si son muy jóvenes podrían quemarse con el fertilizante, además de que seguramente no necesiten más nutrientes en esos momentos que los que les proporciona el suelo.
Un consejo: utiliza un abono líquido para diluir en el agua de riego, ya que así las plantas lo asimilarán mejor.
¿Quieres multiplicar la ‘flor del infierno’?
Si te encanta la belleza enigmática de la Lycoris y quieres multiplicarla en tu jardín, puedes hacerlo mediante dos métodos diferentes: por división de bulbos o por semillas.
- Dividir los bulbos es una tarea sencilla que debes realizar a finales del verano, más o menos cada 3 o 4 años. Para ello, extrae el bulbo de la tierra y divídelo en dos partes procurando que ambas tengan bastantes raíces. Plántalas y riega.
- Si prefieres propagar tus Lycoris mediante la siembra de semillas, has de saber que se trata de un proceso más lento, pero igualmente efectivo. Recoge las semillas de las flores y deja que se sequen antes de sembrarlas. Ponlas en la tierra y cúbrelas con sustrato, regando un poco para terminar. Ya solo tienes que esperar a que germinen.
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Una planta resistente a las plagas
Aunque la Lycoris radiata es una planta no especialmente sensible al ataque de las plagas, en ocasiones puede verse afectada por babosas y caracoles. Si los descubres, tendrás que eliminarlos cuanto antes de forma manual, y utilizar también algún repelente ecológico que resulte efectivo, como el jabón potásico.
Otra cuestión son las enfermedades que sufren las plantas de Lycoris, más frecuentes y perjudiciales. Algunas, como las provocadas por los hongos, son una consecuencia del exceso de riego. Esto, además, provoca pudrición de las raíces.
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