Bárbara Aurell, interiorista y fundadora del estudio Espacio en Blanco (espacioenblancoestudio.com) es una gran amante del arte y hace esta analogía respecto al diseño de interiores: “componer los volúmenes en un espacio es como dar pinceladas en un lienzo; todo tiene que estar perfectamente equilibrado para que lo que veas te enamore”.
En este piso en la zona alta de Barcelona (en su distrito de Sarrà-Sant Gervasi) crea ambientes abiertos, luminosos y dominados por la curva, en los que el arte cobra parte del protagonismo. Por ejemplo, en la entrada se incorpora un colorista cuadro de Laura Niubó y unas maquetas de sillas de diseño de la firma Vitra. Toda una declaración de intenciones de que la decoración cualquier rincón, por mucho que sea una zona de paso, debe cuidarse al máximo.
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Una acertada renovación
En la reforma integral, se partía de unos ambientes oscuros y compartimentados, repletos de pasillos estrechos y con una mala circulación, pero se pasó a disfrutar de ambientes diáfanos y bañados por la luz.
Originalmente la casa tiene en la terraza un pilar de gresite verde redondo, que han mantenido. Ese fue el punto de partida para redondear las esquinas de muchas estancias y darles un toque verde, por ejemplo, en el gran mueble divisorio entre el salón y el comedor, que de paso alberga la televisión en la cara que da a la sala de estar, mientras que en la otra expone un cuadro, en este caso de la artista Carla Cascales.
Precisamente “los dueños de esta vivienda tenían ilusión por empezar su pequeña colección de arte”, revela Bárbara. Como iremos viendo, lo han podido cumplir.
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Minimalismo cálido
El comedor sigue una decoración actual, en la que destaca la mesa de comedor ‘Karuku’, de Ot & Lu, con el sobre de corcho y las patas de madera teñida en negro. De estética moderna son también las sillas de &Tradition, adquiridas en Casamitjana. Por otro lado, la lámpara suspendida ‘Bohemia’ de gran tamaño es un diseño de Joan Gaspar para Marset que, aunque parece de vidrio soplado, es de policarbonato.
Para destacar el gran cuadro, que firma Carlos Herraiz, se colocan focos que lo iluminan adecuadamente y dan la apariencia de estar expuesto en una galería de arte o hasta un museo.
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Pinceladas de color
No hay duda ya de que este es un piso con alma arty, y aparte del cuadro (en este caso obra de Miguel Fusté), ello lo reflejan hasta elementos textiles como la alfombra. El modelo de este salón es ‘Silhouette’, del artista y diseñador Jaime Hayon para Nanimarquina, una pieza que introduce sutilmente el color a través de delicados trazos que representan a personajes.
El amplio sofá esquinero, también de líneas contemporáneas, es una creación del estudio de interiorismo, tapizado con una tela de Güell Lamadrid.
El último toque de estilo lo pone la icónica lámpara tras el sofá, el modelo ‘Parentesi’ creado por Achille Castiglioni y Pio Manzu en 1971 y que edita Flos.
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Conexión visual entre los espacios
Recibidor, comedor y salón se suceden sin cortapisas y, en el caso de la cocina, se concibe una carpintería interior acristalada que mantiene la estancia conectada visualmente con el resto de las zonas de día.
Eso sí, marca el cambio de espacio el pavimento: aquí es una baldosa de gran formato que imita la apariencia del cemento, mientras que en el salón es un suelo de madera de Moskito Parquets, colocado en diagonal.
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Un diseño de cocina ‘redondo’
“Romper los ángulos rectos para hacer más armónicos los espacios, a veces hay que salirse un poco de la raya”, comenta Bárbara, quien propone una cocina con una isla y una mesa de office de líneas bold.
De este módulo central en el que se ha instalado la zona de fuegos, destacan tanto los frentes en canutillo lacado como la encimera de mármol de Macael (adquirida en Alfons Juyol), materiales y acabados que ofrecen una rica textura al espacio. Así pues, la cocina destila gran calidez, también gracias a la mesa de desayuno, en roble, y a las sillas de madera.
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Discreto juego de lámparas
Nos desplazamos a la zona de noche, en concreto al dormitorio principal. El original cabecero de cama sigue las mismas ondas que la isla de cocina, para conseguir un proyecto armonioso e integrado. La simetría ofrece calma y se respeta salvo por el empleo de dos tipos de luminarias, el mismo modelo en su versión colgante y de aplique: ‘IC’, de Flos, con el difusor opalino de vidrio soplado.
En esta estancia el cuadro seleccionado para romper con el omnipresente beige es de Alexia Briones.
Coqueta zona de cortesía
El baño en suite, para compartir, mantiene la estética elegante de toda la casa que proporcionan los frentes de canutillo, en este caso aplicado al bajolavabo hecho a medida y de estética moderna, al prescindirse de los tiradores. La encimera, como en la cocina, es de mármol de Macael.
El enorme espejo que llega hasta el techo multiplica la sensación de amplitud de una estancia ya de por sí enorme.
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Sin renunciar a nada
En la actualidad los cuartos de baño se conciben cada vez más como espacios dedicados al placer y al bienestar, son auténticos spas domésticos. Así pues, ¿por qué elegir entre bañera o ducha si se puede tener todo? Esta amplia estancia cuenta con una bañera exenta (de suaves líneas redondeadas) que se emplea en jornadas con la agenda menos apretada y, junto a ella, la ducha para el día a día.
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Un dormitorio de invitados con alma
La joven pareja ha creado un cuarto de invitados que pueden transformar en una habitación de bebé si la familia crece. Para dar continuidad al diseño interior, se da un toque verde a este dormitorio con el aplique y la mesita de noche, que no es otra que la mítica ‘Componibili’ de Kartell, diseño de Anna Castelli Ferrieri en 1967 y por siempre actual.
El cuadro sobre la cama es obra del barcelonés Enric VallKarsunke, conocido por sus numerosas creaciones dedicadas a un adorable ratoncito (aquí en monopatín).
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