Este piso centenario, en el barrio madrileño de Malasaña, luce un estilo industrial muy 'chic'

Pudieron los pros a los contras. El piso no es de unas dimensiones muy generosas (cuenta con 68,75 metros²) y la distribución reclamaba una reorganización de todos los espacios, no obstante, y a pesar de necesitar una importante reforma integral la balanza destacó más las virtudes: una maravillosa ubicación en un edificio centenario en pleno barrio de Malasaña en Madrid y una rehabilitación dispuesta a poner en valor los elementos originales de la vivienda.

Para potenciar la historia del piso la pareja de propietarios llamó a Isabel Quirós, de Oultine Interior (outlineinterior.com), quien realizó una intervención enfocada en el respeto absoluto por los materiales del pasado.

Nos encontramos en el descansillo de la escalera comunitaria donde los mismos colores que el arrimadero de pared y la puerta de entrada tiñen algunos armarios de la cocina-recibidor.

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Una estilosa cocina da la mejor bienvenida

Toda la casa luce lo que a Isabel le gusta llamar un “estilo industrial chic”. La cocina no es la excepción. La razón de ser el primer ambiente que se encuentre nada más cruzar la puerta de entrada es que así se rentabiliza hasta el último metro de la vivienda.

Antes al entrar se encontraba un pequeño vestíbulo oscuro que daba paso al salón y a un dormitorio. Desde ese recibidor salía también un pasillo estrecho al que se llegaba a la cocina (actual dormitorio) y al baño. Outline Interior da la vuelta por completo a esta concepción obsoleta de un piso muy compartimentado: “los propietarios son una pareja joven con un estilo de vida que con el teletrabajo cada día valoran más vivir en espacios amplios, cómodos, bien ventilados e iluminados en los que igual se trabaja que se cocina o que se reciben amigos a cenar. Todo a mano con usos polivalentes desde que entras por la puerta”, detalla Isabel.

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Recuerdos del ayer

La cocina se define como un espacio abierto con pocos elementos pero bien distribuidos. La isla es su módulo principal. “Se focaliza la atención en crear una zona de comedor y reunión en torno a la barra de madera envejecida, recordando las antiguas mesas tocineras de las casas solariegas antiguas”, revela la interiorista.  

Los muebles lacados en verde mate proporcionan el guiño actual, en contraste con las maderas de roble macizo envejecido.

Abrir este vano que comunica el ambiente con el salón y el comedor supuso un delicado trabajo de refuerzo de la estructura. Las vigas de madera fueron consolidadas, restauradas y tratadas con barnices ecológicos.

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Respeto a la tradición

Muchos son los elementos arquitectónicos que valía la pena recuperar: no hubo duda de que los techos altos de 3 metros no debían rebajarse, por otro lado, también se conservan los hermosos fraileros de pino melis (las contraventanas interiores) y paramentos de mampostería de ladrillo.

No obstante, no se pudieron conservar los suelos (ahora son de tarima de madera) y se incorporaron dos materiales clave: el acero lacado en negro y los revestimientos cementosos.

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22 metros² de luz

Tras la reforma todos los espacios sociales se concentran en la zona que da a la calle y cuentan con balconeras, resultando un espacio bañado por la luz natural.

“El verde tanto en el recercado de las ventanas como en el mobiliario de la cocina nos parece perfecto mezclado con la madera y el acero, poque es el color de la naturaleza”, reconoce Isabel. Es la misma tonalidad verde botella que también vimos en la escalera de la vivienda.

Aparte conservar los muros de ladrillo visto tiene motivos estéticos y prácticos, pues es un material transpirable aconsejado para crear ambientes saludables.

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Guiños retro

Respecto al mobiliario, se seleccionan piezas vintage como el sofá de Ikea y la mesa de centro de El Corte Inglés. La gran fotografía que preside la habitación, que muestra una escena decadente muy poética, es del artista francés Aurélien Villette.

Por otra parte, las plantas de interior regalan un aire muy auténtico y natural a las zonas de día, por ejemplo, la palmera frente a la ventana es una hermosa kentia.

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Sin nada que ocultar

En el área de comedor se instala una estantería abierta siguiendo el concepto de “todo a la vista, todo a mano” que ya hemos percibido en el resto de los espacios, destacando en la cocina el hanging rack de hierro que envuelve la campana extractora y se sitúa sobre la isla. Sobre la librería del comedor, los cuadros apoyados (sin colgar) dan una pincelada informal.

Destacan asimismo los plafones originales de 1940, adquiridos en El Rastro, así como las sillas, el icónico modelo Cesca, que pertenecían a la propiedad.

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La recuperación, la respuesta ecológica

No hay nada mejor que aprovechar materiales y en el caso del aseo de cortesía, se hace con las puertas del baño, que son originales recuperadas de una alacena que existía en la antigua cocina. Tras restaurarlas tienen esta magnífica imagen.

La madera es una constante en toda la vivienda, también en el mueble bajolavabo, e Isabel da estos argumentos a su favor: “es un material de origen natural, reciclable y renovable con un proceso productivo de más bajo consumo energético que otros”.

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Adiós a los rincones desaprovechados

Como contamos antes, el dormitorio con el baño y el vestidor en suite ocupa lo que antes era el comedor, la cocina y un gran cuarto de baño. Para no perder espacio se instala una puerta corredera tipo granero, que facilita unos pasos fluidos. Sin tapujos, este es un espacio con vistas a las zonas de día gracias a sus frentes acristalados.

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Cabecero multifunción

La concepción totalmente actualizada de la habitación presenta un cabecero de microcemento que separa la habitación de la zona de armarios roperos situada tras él.

Isabel destaca que “el tabique del cabecero no llega a techo para permitir la entrada de luz en el vestidor”. Aparte, en él se construye una hornacina por tal de poder prescindir de las mesitas de noche.

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Aire de ‘loft’

Tras pasar cualquiera de los dos accesos que flanquean la cama se llega al vestidor y, a continuación, al amplio baño que se equipa con dos lavabos, una ducha con dos rociadores y una cabina para el inodoro. ¿Reconoces el suelo de este espacio independizado? Es de Keops y es el mismo que el aseo de cortesía, dado que en sus proyectos Outline Interior procura minimizar el abanico de materiales, “no nos gustan las intervenciones en las que parece que se muestra un catálogo de modelos. Preferimos que sean pocos y coherentes”.

La zona de lavabos delata mucho el estilo industrial, especialmente con los espejos y las puertas de acero lacado en negro, diseño del estudio. Los muebles bajolavabo en madera son de Codis.

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Amplia zona de ducha

Cada vez se solicitan más duchas compartidas, como esta. En concreto mide unos 2 metros² y tiene esta forma irregular para que, visualmente, al entrar por el lateral no resultase demasiado ‘invasiva’. Isabel opina que “siempre que tengamos espacio suficiente en los baños compartidos las duchas para dos son muy prácticas aparte de estéticamente muy interesantes”.

Llama la atención que incluso en esta zona se emplea el cálido suelo de madera tricapa que en toda la casa. “La madera, si está tratada, da buenos resultados en baños siempre y cuando dispongan de buena ventilación para evitar la condensación”, continúa la artífice del proyecto.

Este es el último punto de nuestra visita de un piso con solera que sabe respetar bien los elementos del pasado, pero generando espacios adaptados a las necesidades de sus nuevos dueños, que han visto su sueño de contar con un piso cómodo y estiloso hecho realidad.

El desafío asumido por Outline Interior ha sido todo un éxito y es que el estudio tiene una larga experiencia en rehabilitar viviendas en edificios centenarios. “Quizá es uno de los trabajos que más nos apasionan, son un reto y un compromiso fuerte por mantener la esencia de nuestra arquitectura urbana”, comentan.

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