Ha sido y sigue siendo una de las princesas más guapas y carismáticas de Europa. Su mirada de intenso azul, su rubia melena y su cercanía y saber estar explican que Sofía, hija del archiduque Fernando de Austria, haya destacado en todo lo que ha querido. En la década de los ochenta, vivió en España unos años, convirtiéndose en uno de los rostros imprescindibles de todas las reuniones de la alta sociedad, época de la que guarda buenos recuerdos. Pero la vida de Sofía no ha sido siempre un camino de rosas. En febrero de 2010 falleció su hijo Alexis, con dieciocho años, en un accidente de coche, y eso le rompió el alma. Ahora, siempre con su hijo en el corazón, y junto a su marido, el príncipe Hugo de Windisch-Graetz, y sus hijos, Maximiliano y Larissa, Sofía se encuentra en un momento “genial” de su vida, como nos dice, en el que la familia y su vida en Roma le llenan de felicidad.
—Nos recibes en tu maravillosa casa de Roma, ¿desde cuándo vives aquí?
—Llevo treinta años en esta casa y me encanta. En Roma es difícil encontrar una casa bonita. Recuerdo que habían nacido mis dos hijos y estábamos de alquiler buscando una mejor. Mi suegra vivía aquí al lado y fue la que nos avisó de que esta estaba disponible y nos la enseñó. La primera vez que la vi no me gusto nada, su decoración era muy oscura, todo en tonos marrones y verdes, pero pensé que era una casa con mucho potencial y que si la decoraba yo podría quedar genial.
La archiduquesa está casada con el príncipe Hugo de Windisch-Graetz desde hace treinta y dos años, es madre de Max, de treinta y uno, y de Larissa, de veinticinco, y perdió en un trágico accidente de coche a su hijo Alexis, en 2010
—¿Qué es lo que más te gusta de ella?
—Lo que más me gusta es seguramente el salón de arriba, con la espectacular vista a la Chiesa Nuova (Iglesia Nueva). No me canso nunca de esta vista, para mí cada día es único y asombroso aquí. Desde la terraza se ve, a la derecha, el Vaticano y, nada más llegar al salón, a través de la ventana, se ve toda la cúpula espectacular de la Chiesa Nuova; hacia el otro lado, las vistas son también increíbles, desde el Panteón hasta el Quirinal, se aprecia toda la antigua Roma. Es tan impresionante que parece que estás viviendo en un teatro y que cada día se levanta el telón para contemplar estas maravillosas vistas.
“Mi pequeña vida gira entre mi casa y mi tienda de bolsos, que está a diez metros, así que mejor no puede ser, tengo una calidad de vida excelente”
—¿Cómo es tu vida en esta bella ciudad?
—En Roma se vive muy bien, no se puede vivir mejor. La belleza de sus calles, la simpatía de la gente, el buen clima, con sol todos los días y una temperatura genial… Mi pequeña vida gira entre mi casa y mi tienda de bolsos, que está a diez metros de mi casa, así que mejor no puede ser, tengo una calidad de vida excelente. Los fines de semana, normalmente, vamos al campo, que está al lado de Nápoles y ahí disfruto en el jardín con las verduras, las frutas, recogemos los huevos de las gallinas… Me encanta trabajar en las tareas del jardín y del campo. Mientras, Hugo, mi marido, hace sus cosas, entre otras, su mozzarella. El campo es un sitio mágico y maravilloso y donde nos encanta desconectar el fin de semana, el domingo por la noche volvemos felices a nuestra casa de Roma.
—Está claro que te has convertido en una consolidada diseñadora de bolsos, ¿te podías imaginar en algún momento de tu vida que ibas a dedicarte a esto?
—Para nada, siempre había dicho que una vez que mis hijos crecieran no iba a trabajar, aparte de pequeñas cosas, no quería meterme en demasiados líos y al final… ¡el lío se ha creado! Mi marca ha crecido de una manera natural, sin empujar demasiado, pero hoy estoy muy feliz con ello.
“Me encanta España y los españoles. Recuerdo los años que viví allí como un momento muy alegre de mi vida. Eran risas todo el rato, pero, por otro lado, estaba muy sola, buscando quién era...En esa época, estaban esos dos lados muy extremos”
—Tus bolsos son conocidos entre todas las royals y la aristocracia de más de medio mundo, ¿qué sientes al ver que gente elegante e importante lleva tus diseños?
—Felicidad total, cada día me siento más orgullosa y feliz por lo que hago. Disfruto mucho cuando estoy en la tienda y llega una señora que no conozco de nada y se sorprende con mis diseños. Hay tantas mujeres elegantes que llevan mis bolsos… y eso me encanta. El otro día, sin ir mas lejos, tuve una gran cena aquí en Roma y había varias señoras con mis bolsos y yo estaba feliz.
—¿Nos podrías decir algunas mujeres que lucen tus bolsos?
—La Reina Máxima de Holanda, que es siempre sinónimo de elegancia y saber estar, es una de ellas y, cuando la veo con mis bolsos, me pongo muy contenta. También es muy buena clienta Sofía Wessex, esposa del príncipe Eduardo y condesa de Wessex, y las mujeres de la Casa Real de Luxemburgo: María Teresa, la mujer de Guillermo de Luxemburgo; los Liechtenstein… Son muchos los apellidos de la realeza y de la aristocracia los que llevan mis diseños y yo solo puedo estar orgullosa de ello.
“Los findes de semana, normalmente, vamos a nuestra casa del campo, que está al lado de Nápoles, y ahí disfruto en el jardín, recogemos los huevos de las gallinas...Mientras, Hugo hace su mozzarella”
—¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo como diseñadora?
—Para mí lo más importante es el color y la mezcla de materiales. Pongo mucho amor en el detalle. Una tela muy exclusiva mezclada con cordones hechos en cualquier rincón del mundo. La combinación, la mezcla, eso es lo que me gusta y viene un poco de mi vieja escuela de decoración. El diseño del bolso pasa casi a segundo plano en el sentido de que tiene que ser práctico, fácil de llevar… Mis bolsos son muy especiales y distintos al resto, ya que tienen mezcla de estilo étnico, moderno, antiguo…
Muy creativa
—En tu juventud fuiste modelo y musa de varios diseñadores de moda, ¿sigues interesándote por las tendencias como antes?
—Nunca he seguido las tendencias muy de cerca. Nunca me he comprado nada porque esté de moda sin más. Soy bastante clásica, en el sentido de que me encanta mezclar la blazer de hace cuarenta años con el pantalón con un corte más actual… Lo que busco a la hora de vestirme es más una buena combinación de color y de materiales que otra cosa. Pero sí que miro todas las temporadas las propuestas de todos los diseñadores que me gustan. Eso, por supuesto.
“Tengo un marido espectacular, unos hijos que son felices y un trabajo que me gusta, por eso creo que, por todos los lados, mi vida ahora es superpositiva”
—¿Cuáles son tus diseñadores favoritos?
—Yo creo que, para la noche, Valentino es siempre el número uno, siempre que tengo una gran fiesta visto con sus diseños. Tanto Valentino como Giancarlo son grandes amigos míos. También me encanta Giambattista Valli; él está en París, pero es italiano. Y hay tantos diseñadores nuevos que ni se los nombres que tengo que reconocer que también lo hacen muy bien.
—Y de ti, ¿qué destacarías? ¿Cómo es Sofía de Habsburgo?
—Soy un persona inquieta y muy curiosa, siempre estoy buscando entender nuevas cosas y mundos desconocidos. Me encanta todo lo que está relacionado con el diseño, me considero muy creativa. También soy una persona muy solar y alegre, aunque no te puedo negar que también tengo momentos de mal humor. Y soy muy familiar. La familia para mí es lo más importante, es el numero uno en mi lista.
“Esta época es una mezcla de felicidad y de mucha tristeza, porque es cuando más recuerdo a mi hijo Alexis. Es un momento duro porque quieres ver a todos los tuyos juntos y tengo un vacío enorme, lo echo mucho de menos. No solo yo, todos”
—¿Qué recuerdos tienes de tu infancia?
—Mis recuerdos más bonitos y alegres de mi infancia me trasladan a Austria, concretamente a Salzburgo, a casa de mi abuela paterna. Allí todas las vacaciones de Navidad y de verano nos reuníamos todos los nietos con ella y era una auténtica maravilla. Desayunábamos todos juntos en su cama. Lo recuerdo como un momento muy familiar y bonito. Tenía una casa preciosa antigua y siempre estaba con ilusión por volver a esa casa. Luego, mi padre construyó una muy cerca de la de mi abuela y entonces íbamos en bicicleta de un lado a otro. Lo recuerdo como un lugar tranquilo, donde la Naturaleza estaba presente en todos lados. Íbamos al pueblo a comprar leche y a hacer pequeños recados. Todo eso ya no existe y ahora es turismo puro.
—¿Qué supone para ti hoy en día llevar los títulos de archiduquesa y princesa?
—Es todo un honor y, a pesar de ser algo con lo que se nace, debes trabajarlo y honrarlo para conservarlo. No por tener esos títulos tienes la vida más fácil.
—¿En qué momento de tu vida te encuentras ahora mismo?
—Creo que en un momento genial, la edad me ha aportado muchas cosas buenas. Con los años soy más feliz con lo tengo, estoy mejor en mi piel. Tengo un marido espectacular, unos hijos que son felices, un trabajo que me gusta, por eso creo que por todos los lados mi vida ahora es superpositiva.
“Soy una persona inquieta, curiosa y muy alegre, aunque no puedo negar que también tengo momentos de mal humor. Y la familia para mí es lo más importante”
—Llevas casada más de treinta años con tu marido, el príncipe Hugo de Windisch-Graetz, ¿qué destacarías de él?
—En primer lugar, destacaría que Hugo es amor incondicional. Él tiene siempre el corazón en la mano, que, para mí, es una cosa que casi no existe. Después es muy honesto, y tiene un respeto total hacia todo lo que trata. Tiene un gran respeto hacia mí y toda su familia y a todo el mundo. Es un gentleman en todos los sentidos; siempre dulce, siempre educado…
—¿Qué recuerdos tienes de tu época cuando vivías en España?
—Me encanta España y los españoles. Lo recuerdo como un momento muy alegre de mi vida. Había muchas fiestas y eventos, eran risas todo el rato; pero, por otro lado, estaba muy sola, muy conmigo misma, buscando quién era… En esa época, estaban esos dos lados muy extremos.
“Cada día me siento más orgullosa y feliz por lo que hago. Cuanod veo a la Reina Máxima de Holanda con uno de mis bolsos, me pongo muy contenta, y también es muy buena clienta la condesa de Wessex”
—Supongo que guardarás muy buenas amistades.
—Sí, fenomenales. Tengo muchos amigos españoles que son para toda la vida y me han ayudado mucho a lo largo de todos estos años.
—Ahora, háblanos de tus hijos.
—Tengo dos hijos maravillosos. Max tiene treinta y un años, vive en Londres y trabaja en una compañía de seguros inglesa y está feliz. Larissa, que estudió Fashion Business en el Instituto Marangoni de Londres, está entre un trabajo y otro y justo ahora está buscando algo nuevo. Colabora mucho conmigo en mi marca de bolsos, es la encargada de todo lo referente a Instagram y los temas de la web. Toda la parte tecnológica la hace ella. Creo que es muy importante para los hijos salir de casa y encontrar sus propios trabajos para volver más inteligentes que los padres.
—¿A quién se parecen?
—Físicamente, Max se parece a su padre y también tiene muchas cosas de mi padre. De forma de ser, me recuerda a Hugo. Es supergentleman, muy educado y siempre está pendiente de mí. Larissa físicamente es cincuenta por ciento su padre y cincuenta por ciento yo. Tiene los ojos grandes y oscuros de Hugo, pero también muchos rasgos míos. Y de forma de ser se parece mucho a mí. Es muy curiosa e inquieta, va en mi misma dirección.
“De Hugo destacaría, en primer lugar, que es amor incondicional. Después, es muy honesto y tiene un respeto total hacia todo lo que trata. Es un gentleman en todos los sentidos, siempre dulce, siempre educado…”
—¿Heredarán algún título por vuestra parte?
—Automáticamente, cuando nacen son príncipes. En Austria es así, nada más nacer ya tienen ese título. Después, el día que Hugo muera, pasará Max a ser el príncipe. Ahora es príncipe; después, el príncipe.
—¿Qué planes tenéis para estas Navidades?
—La Navidad la pasamos muy tranquila en el campo de Nápoles con toda la familia. En casa tenemos una capilla preciosa y todos los años hacemos una misa muy bonita.
“Es todo un honor llevar los títulos de archiduquesa y princesa, y, a pesar de ser algo con lo que se nace, debes trabajar para honrarlos y conservarlos. No por tener esos títulos tienes la vida más fácil”
—¿Qué significa para ti este momento del año?
—Esta época es una mezcla de felicidad, porque nace Jesús, y de mucha tristeza, porque es cuando más recuerdo a mi hijo Alexis. Es un momento duro porque para mí es la fiesta mas familiar, donde quieres ver a todos los tuyos juntos y en esas fechas tengo un vacío enorme, lo echo mucho de menos. No solo yo, todos lo echamos de menos, lo veo también en sus hermanos. Es algo muy duro, pero con los años se va llevando mejor. Recuerdo las primeras navidades sin Alexis, fueron durísimas, y los primeros años. Ahora ya, aunque lo extraño una barbaridad, no es el mismo trauma. Hay tantas madres como yo que en estas fechas siempre me acuerdo de todas ellas.
—¿Qué deseo le pides al dos mil veintitrés?
—Lo más importante y lo que deberíamos pedir todos es la paz en el mundo.. Si cada uno de nosotros dedicara solo cinco minutos al día a los demás, ya el mundo cambiaría. Hablo por mí misma, porque ni siquiera yo lo hago, pero tenemos que hacer algo. El Papa es un ejemplo tremendo, siempre habla de la ayuda a los demás, a los pobres, a los más necesitados. Tenemos que abrir los ojos y los oídos para ver y escuchar más al prójimo. Esto es algo que considero superimportante.