La mahonia (Mahonia aquifolium) es una planta de gran belleza. Cultivarla en el jardín tiene el aliciente de que ese atractivo se mantiene durante todo el año. Si en primavera su floración la convierte en un espectáculo de color amarillo, en otoño hace gala de unas bayas azules muy especiales y en invierno sus hojas verdes adquieren tintes rojizos.
Una planta de gran valor ornamental
La mahonia es una planta originaria de Norteamérica que es perfecta para decorar el jardín. Es una especie de hoja perenne que mantiene su belleza a lo largo del año. Sus hojas de color verde oscuro se vuelven rojizas en invierno, y en primavera se llena de flores amarillas.
En otoño aparecen sus frutos, unas bayas azul oscuro que le dan también un gran atractivo. Maduran a finales de la estación y le brindan a la planta otro de los nombres por los que se la conoce: ‘uva de Oregón’.
Muy resistente y fácil de cuidar, la mahonia se adapta bien a todo tipo de entornos. Llega a medir entre 1,5 y 2 metros de altura.
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La belleza de sus flores amarillas
Al llegar la primavera, concretamente en marzo o abril, la mahonia se convierte en todo un espectáculo gracias a sus pequeñas flores de color amarillo brillante que se agrupan en racimos al final de las ramas. Además de ser flores muy duraderas, destilan un suave y agradable perfume, un aliciente más que se suma a su atractivo.
Aunque la Mahonia aquifolium florece en primavera, hay otras variedades que hacen gala de una floración invernal de lo más atractiva.
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Protégela del sol directo
Cuando estés buscando el emplazamiento más adecuado para tu mahonia, ten en cuenta que es una planta a la que no le beneficia estar expuesta a los rayos directos e intensos del sol. Conviene que la coloques en un rincón en semisombra o, incluso, en sombra total.
También es importante que el lugar en el que la ubiques no esté expuesto a vientos fuertes que podrían perjudicarla considerablemente. La mahonia prefiere los suelos húmedos y bien drenados, que sean ricos en materia orgánica.
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Otras variedades a tener en cuenta
La Mahonia aquifolium no es la única variedad de esta planta que merece la pena cultivar. Existen otras alternativas que también son muy interesantes para incorporar al jardín.
- Mahonia lomariifolia. Este arbusto alto (es una de las variedades que más altura alcanza) y de denso follaje verde oscuro, se llena de flores de un suave color amarillo desde el mes de noviembre y hasta febrero aproximadamente.
- Mahonia x media. Una planta de exterior perfecta para invierno, aunque es bella todo el año. Las flores surgen a finales del otoño en grandes racimos.
- Mahonia japonica. Se trata de una variedad de origen asiático, también de floración invernal. En esta estación se llena de flores amarillas muy fragantes. Es una planta de crecimiento lento.
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¿Dónde y cómo plantar la mahonia en el jardín?
Se trata de una planta a la que le puedes dar diferentes usos en función de tus necesidades o preferencias. Es muy apreciada por su facilidad de cultivo y por las muchas opciones que ofrece.
Puedes, por ejemplo, utilizarla para formar setos o para plantarla en un grupo de arbustos. También queda perfecta en rocallas o cultivada en maceta para decorar el porche, la terraza o el balcón. Las especies más bajas se pueden emplear como planta tapizante, para cubrir ciertas zonas del jardín.
El riego que necesita
El riego que hay que proporcionarle a la mahonia está relacionado con el clima o, más bien, con la época del año. Es una planta que resiste sin problemas el frío y las bajas temperaturas.
Aunque le gusta menos el calor, también soporta los climas cálidos siempre que esté protegida del sol directo. En este tipo de entornos necesitará más riego.
Para acertar con el aporte de agua, procura que tus mahonias tengan el sustrato húmedo pero nunca encharcado. El riego ha de ser moderado, más abundante y frecuente en los meses de verano. Si las temperaturas son altas el riego ha de ser diario, para evitar que la tierra se seque.
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Un aporte de energía
Para que a tus mahonias no les falten nutrientes lo primero que debes hacer es enriquecer el suelo al menos una vez al año. Para ello debes cavar el terreno teniendo cuidado de no dañar las raíces, y rellenar con materia orgánica.
Además, es buena idea abonar las mahonias al llegar la primavera con un fertilizante de liberación lenta que aporte nitrógeno, fósforo y potasio en una proporción equilibrada.
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La poda, la mejor manera para rejuvenecerla
No se trata de un cuidado que sea imprescindible, pero le vendrá bien a tu mahonia que la podes de vez en cuando. De esta forma podrás eliminar los tallos viejos y las ramas dañadas para rejuvenecer la planta. Es una buena táctica para conseguir que el follaje del arbusto sea más denso y la planta adquiera vigor y energía.
¿Cómo puedes hacerlo? Poda aproximadamente un tercio de la planta cada primavera, justo después de la floración. Así lograrás que crezca con una forma más compacta y uniforme.
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La multiplicación de la mahonia
Una vez hayas conocido este arbusto especial y sepas lo fácil que es cultivarla, seguro que querrás multiplicarla en tu jardín. La mejor manera, y la más rápida, para hacerlo es mediante esquejes, aunque también puedes hacerlo por semillas.
Las semillas se plantan en verano y no germinan hasta la siguiente primavera. Después has de darle tiempo a la planta para que crezca antes de plantarla en el jardín, lo que puede suponer entre dos y tres años.
Para multiplicarla por esquejes, espera al verano y corta un tallo de unos 10 cm. Imprégnalo en hormonas de enraizamiento y plántalo en una maceta, regando generosamente. Cuando haya echado raíces y crecido ligeramente, puedes trasplantar tu nueva mahonia al suelo del jardín.
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Plagas y enfermedades
La mahonia es una planta resistente y fuerte, que no suele verse afectada por plagas ni sufre el ataque de insectos dañinos. Sin embargo, algunas variedades son sensibles a la roya y al mildiú, enfermedades causadas por hongos.
Suelen aparecer, por ejemplo, cuando hay un exceso de riego. Si detectas señales de este tipo de hongos en tus mahonias debes tratarlas con un fungicida adecuado.
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