Los muebles tapizados, desde el sofá a las butacas pasando por sillas, sillones o reposapiés, son un elemento clave en la casa. No solo decoran sino que aportan confort a cualquier habitación. Para mantenerlos en perfecto estado, además de conocer todas las técnicas para limpiar el sofá y otras tapicerías, es importante saber cuáles son los cuidados que necesitan. Solo así podrás protegerlos del paso del tiempo como se merecen.
No maltratarlos: el primer cuidado
Hacer un buen uso de los muebles es el primer paso para lograr que duren. Sin embargo, no siempre somos lo cuidadosos que deberíamos. Nuestras mascotas se suben a las butacas, los niños saltan cuando los mayores no miran… ¿Quién no se ha sentado nunca en el brazo del sofá? Todas estas cosas son las que, si se repiten con frecuencia, hacen que los muebles tapizados se deterioren antes de tiempo.
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Protégelos del sol
A menudo no tenemos en cuenta que los rayos de sol que entran por las ventanas no solamente tienen beneficios. Nos encantan las casas luminosas, pero la radiación solar que incide sobre nuestras tapicerías es perfectamente capaz de estropearlas definitivamente.
El sol decolora los tejidos, en especial los de interior, ya que las tapicerías de los muebles de exterior suelen llevar tratamientos que los protegen del astro rey. Por eso es muy importante no exponer tu butaca, sofá o cualquier otro mueble tapizado al sol de forma continuada. Utiliza cortinas, estores u otro tipo de pantallas para controlar la luz si entra a raudales en tu casa.
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Mantener las formas
Para evitar que los almohadones de los muebles tapizados, especialmente los del sofá, se deformen, lo mejor que puedes hacer es cambiarlos de sitio si es posible, además de ahuecarlos con frecuencia. Puedes alternarlos, de derecha a izquierda, cada cierto tiempo.
Además, si los almohadones son desenfundables, cuando los laves acuérdate de limpiar también las partes fijas del mueble, de forma que no se produzcan cambios de color en los tejidos.
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Lejos de las fuentes de calor
Un radiador, la estufa o la embocadura de la chimenea. Procura no colocar demasiado cerca de estos focos de calor un mueble tapizado, si quieres que este te dure el máximo tiempo posible.
El calor no es buen amigo de las tapicerías de tela, pero mucho menos si se trata de tapicerías de piel. Deja un espacio de unos 60 cm como mínimo, ya que el calor puede cambiar el color natural del cuero.
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Una limpieza adecuada
Limpiar los muebles tapizados adecuadamente es fundamental si quieres que duren mucho tiempo. Aunque la técnica y la manera de limpiar las tapicerías depende del material, en general es importante eliminar el polvo con frecuencia (con el aspirador o sin él si se trata de tapicerías de piel), hacer una limpieza profunda cada dos o tres meses y acabar con las manchas en cuanto estas se produzcan, lo antes posible. Si observas estas pautas, tus sofás y butacas estarán siempre limpias e impecables y, por tanto, bien cuidadas.
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Evita el uso de productos químicos
Es cierto que comprar un limpiador específico que garantice dejar nuestro sofá impecable sin apenas esfuerzo y en poco tiempo es una tentación… Sin embargo, merece la pena pensárselo dos veces. En muchas ocasiones no son tan efectivos como prometen y, a veces, incluso estropean los tejidos.
Los detergentes agresivos pueden dañar de forma irreversible la tapicería del sofá o de cualquier otro mueble, ya que suelen contener aceites y disolventes que, dependiendo del material y del tejido, resultan dañinos.
¿Lo mejor? Utilizar otro tipo de productos más naturales. Y si prefieres emplear limpiadores comerciales, haz siempre una prueba antes en un lugar poco visible de la tela. Vigila que el producto no altere los colores y no deje cerco.
Un consejo: si quieres utilizar la vaporeta para limpiar el sofá, también deberías probar antes en la trasera por ejemplo. No todas las tapicerías toleran la temperatura del vapor.
Tratamientos que hidratan las tapicerías de piel
Las tapicerías de cuero necesitan de ciertos cuidados específicos que les ayudan a mantenerse perfectas, tan bellas y lustrosas como el primer día. Para empezar, es importante evitar que la piel se reseque aplicando un tratamiento que la hidrate.
De esta forma mantiene la flexibilidad de siempre y el tacto agradable que tanto nos gusta. Con esta hidratación se consigue que la piel no se agriete ni se cuartee. Existen productos específicos para el cuero muy eficaces.
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Minimiza los riesgos
Los accidentes son accidentes y, por tanto, inevitables, pero sí hay ciertas precauciones que, si se toman, ayudan a disminuir las probabilidades de que sucedan. Por ejemplo, aleja los objetos punzantes de tus tapicerías, en especial si hay niños cerca.
Si el sofá o la butaca es de tela, no lo limpies con cepillos de cerdas duras ni lo frotes con una bayeta de forma enérgica. En el caso de que se trate de un sofá de piel no lo aspires para limpiar el polvo. El aspirador, aunque utilices el accesorio adecuado, podría arañar el cuero.
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Cuida también los complementos
Fundas, cojines, mantas o plaids… Todos estos elementos contribuyen a aumentar la sensación de comodidad de los muebles tapizados. Por eso conviene cuidarlos y limpiarlos adecuadamente y con la frecuencia necesaria.
Los cojines, por ejemplo, se lavan a máquina (si el tejido lo permite). Retira el relleno de las fundas, dales la vuelta para que sufran menos en la lavadora, y sécalas totalmente antes de volver a utilizarlas de nuevo.
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