En los jardines otoñales abundan las plantas perennes como el helenio, cuyas flores aparecen en esta estación para trastocar el espacio y convertirlo en una fiesta. De fácil cultivo, es una planta resistente que no te dará más que alegrías si le proporcionas los cuidados que necesita. Aquí tienes una pequeña guía para cultivarlo con éxito.
El otoño, su momento álgido
Es la estación de los helenios. Su propio nombre lo indica (Helenium autumnale) y su floración, bella y abundante en esta época del año, lo corrobora. Hacerle un hueco en el jardín es una forma interesante de aportar color y matices al espacio.
Descubre los muchos encantos de esta planta perfecta para el otoño entre los que destaca su aire silvestre y natural.
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Una planta de espíritu silvestre
El helenio es una planta perenne de la familia de las Asteráceas, originaria de Norteamérica, donde crece de forma libre y natural. En nuestras latitudes puede vivir unos 4 o 5 años si le das las atenciones adecuadas.
Se desarrolla en matas más o menos compactas de unos 45 o 50 cm de altura, aunque puede alcanzar 1,20 m. Sus hojas, de forma lanceolada, presentan un precioso e intenso color verde.
Uno de los mayores alicientes para cultivarla es la manera en que sus flores atraen a los insectos polinizadores, lo cual es un beneficio relevante para nuestro jardín y para el ecosistema.
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Resistente y de fácil cultivo
Además de su belleza y de su aire campero que tanto nos gusta, el helenio presenta una ventaja genial: su resistencia y su cultivo sencillo, al alcance de los jardineros más inexpertos.
No es sensible a las plagas ni presenta demasiadas enfermedades. Además, tolera bien las bajas temperaturas del invierno. Por todo ello, el helenio es una especie a tener en cuenta si estás buscando nuevas plantas para incorporar a tu jardín.
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Una floración espectacular
Después del verano las matas de helenios comienzan a llenarse de flores con forma de margaritas grandes, que no desaparecerán hasta que lleguen las heladas del invierno.
Aunque pueden ser de diversos colores según la variedad, todas ellas tienen un aire silvestre muy especial. Los pétalos caen ligeramente hacia abajo y el botón central de la flor es grande, mullido y de color marrón.
Las tonalidades de las flores son cálidas, muy otoñales, y van desde los rojos cobrizos hasta los amarillos más brillantes, pasando por los naranjas. Los helenios presentan una gran variedad cromática.
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Solo o acompañado
Cuando estés buscando el lugar perfecto para los helenios en tu jardín debes tener en cuenta varias cosas. Es una planta perfecta para cultivar formando borduras o para crear grupos, sobre todo si la acompañas de otras plantas de similares características como las equináceas o las rudbeckias. Las salvias también le van de maravilla, por su aire silvestre y natural.
Sin embargo, y aunque esto es cierto, el helenio es también una planta perfecta para plantar de forma aislada, en el suelo del jardín o en maceta. Lo importante es que la coloques a pleno sol, ya que necesita mucha luz para florecer adecuadamente.
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El suelo que le gusta
Aunque el helenio no es demasiado exigente en cuanto al terreno, sí tiene sus preferencias como la mayoría de las plantas. Para empezar, le gustan los suelos sueltos y arenosos, poco calcáreos. Deben ser medianamente ricos y, sobre todo, presentar un buen drenaje porque a esta planta no le vienen nada bien los encharcamientos.
Un consejo: si en invierno las temperaturas bajan mucho en la zona donde vives, lo mejor es hacer un acolchado en el suelo de los helenios con paja o corteza de pino.
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¿Hay que abonar los helenios?
Esta cuestión es un tanto peliaguda. Como suele ser habitual, el helenio necesita un suelo rico en nutrientes, capaz de proporcionarle el alimento que necesita para crecer y florecer. Para lograrlo puedes aportar en primavera un abono de liberación lenta.
Sin embargo, y aquí está el quid de la cuestión, tampoco es conveniente excederse con el fertilizante porque se corre el riesgo de que los tallos crezcan demasiado y se tumben.
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El riego correcto
Aunque se trata de una especie resistente, los helenios necesitan agua para crecer felices y saludables. En su época de crecimiento requieren de un riego regular.
Les gustan los suelos húmedos, especialmente en los meses más calurosos del año: en verano debes regarlos cada dos o tres días. Después, según va avanzando el tiempo y ve llegando el invierno, hay que ir espaciando y disminuyendo los aportes de agua de forma progresiva.
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La poda, una tarea útil
Recortar los tallos de los helenios es una buena estrategia si quieres lograr matas compactas. Para ello tendrás que reducir su altura casi a la mitad a mediados del mes de junio aproximadamente. Así cuando llegue el otoño florecerán más y mejor.
Una vez haya comenzado la floración, ve cortando las flores marchitas para fomentar que la planta produzca nuevos ejemplares de flor. Cuando el invierno toque a su fin, poda el helenio casi a ras de suelo.
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