Es el momento de ir caldeando el salón para que nos "abrigue" cuando se eche el frío. Ese fresco del otoño y el frío más intenso del invierno. Del que nos resguardamos dentro de casa. ¿Sabes cuáles son las mejores ideas para hacer más cálida la estancia reina de la casa esta temporada? Sin necesidad de encender la chimenea (aunque si tienes una, eso cuenta) no subir la calefacción. Siente el calor (y, por tanto, el confort) de estos salones y descubre cómo llevar a tu casa las ideas de cada uno.
Luz natural: deja que se cuele (y distribuye según su entrada)
Cuanta más claridad y luminosidad tenga el salón, mejor. Más cálido y confortable se sentirá. Así que el objetivo es dejar que la luz natural entre. En otoño y en invierno los días menos soleados amplían su presencia en el calendario. Las horas de sol también se reducen y, sin embargo, cuánto bien hace la luz del sol. Su claridad. Así que para caldear el salón, deja que la luz entre. Por varios motivos, para sentirla, para que el interior disfrute de la claridad y para que el sol caldee de verdad y así haya que reducir el consumo de calefacción. Despeja ventanas, opta por correr las cortinas, por instalar tejidos ligeros y limpiar los cristales de las ventanas. Proyecto de The Room Studio.
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La "otra" iluminación
La artificial. Una de las claves para caldear el salón es escoger lámparas con pantallas que tamicen y suavicen la luz y siempre optar por bombillas de luz cálida. De esta manera se crea una atmósfera agradable que invita a sentir el calor del hogar. Recuerda este detalle: haz que todas las lámparas ambientales del salón tengan el mismo tipo de luz. Salón proyectado por el estudio Egue y Seta.
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Los colores que caldean el salón
Los tonos adecuados dan armonía y ayudan a caldear y sentir más "abrigado" el salón. Apuesta por colores neutros que no pasen de moda como base, pero en intensidades y tonalidades cálidas y terrenales. Por ejemplo, el beige, gris cálido o blanco cálido. Así se evitan los colores más fríos con bases más azuladas o grisáceas. Introduce algún matiz en taupe. Y juega con amarillo mostaza, anaranjado y caldera. Evita los verdes y azules más vivos y apuesta por los desaturados. Los colores más tostados y opacos absorben mejor el calor del hogar. Propuesta de La Redoute Interieurs.
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Los materiales se acercan a lo natural
Entre las ideas para lograr un ambiente cálido en el salón está la de mezclar y combinar materiales entre los usados en los revestimientos y los del mobiliario. Los materiales naturales dentro de casa tienen esa conexión fantástica con la naturaleza, tan de tendencia. Y caldean. Piedra, madera, lino… no es solo combinar materiales, sino jugar con las sensaciones. Salón decorado por El Corte Inglés.
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Y entre los materiales… los tejidos
Cuando se acercan los meses más fríos, el salón también se abriga a través de los textiles. Nos tienen que hacer sentir bien y calentitos. Por eso se hacen más gruesos. Introduce lana como este tejido con efecto de lana cardada, cálido y agradable al tacto de la colección Gibello de la firma Alhambra.
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Alfombras con más peso
Tanto por sus tejidos, como por la superposición de diseños, como por su presencia. Las alfombras harán que se sienta la calidez esta temporada. Texturas agradables, como la lana, que aporten confort. Aprovecha su diseño y forma para delimitar, pero también para aclarar un suelo oscuro o para levantar con colores un interiorismo de neutros. Este salón con una alfombra que acapara miradas a través del estampado de motivos geométricos y los colores, está proyectado por el estudio The Room Studio.
Los decoradores del estudio Molins Design nos recuerdan que "el diseño de interiores se basa en la capacidad de modificar un espacio acorde a las necesidades del momento. El objetivo de un buen interiorismo no es otro, sino el de crear un lugar adecuado cumpliendo con las indicaciones deseadas, creando armonía y belleza visual a la vez que confort y bienestar. Las alfombras son capaces de actuar como aislante térmico para evitar que el frío se cuele en el interior de la vivienda".
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Chimenea y su efecto reparador
Ya se trate de una chimenea de leña, como de gas o de vapor de agua, la presencia del fuego o del efecto de su llama genera sensación de abrigo y confort. Hay diseños que emiten calor y otros que son meramente decorativos, en función de su combustible. Pero tener una chimenea en otoño-invierno es una buena idea. A falta de cualquiera de estas opciones, en una reunión, puedes proyectar en el televisor la imagen en bucle de un fuego encendido en una chimenea. Este salón cuenta con una chimenea integrada en el diseño del mueble principal. Es una propuesta de la interiorista Susanna Cots.
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Velas en un salón abrigado
Otro elemento para los que no cuentan con chimenea, que ayuda a disfrutar de una llama encendida (además proyecta una iluminación ambiente confortable y cálida) y que está al alcance de todos son las velas. Reparte varias por el salón y enciéndelas. Agrúpalas en una bandeja o deja que se sienta su titilar a través de algún portavelas o farolillo. Esta imagen refleja todo eso que debe tener un salón abrigado que se prepara para recibir el frío de la temporada. Es una propuesta de Westwing.
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Decora con las mantas
Con las que taparte en el sofá o en la butaca. ¡Sácalas! Y deja que decoren en un reposabrazos, en una escalera decorativa, en una cesta… Escoge mantas bonitas, que encajen en la decoración. Son un elemento más que debe coordinar con el resto de acabados. Con la llegada del frío el tartán o estampado de cuadros, también tiene un peso en esa sensación de caldear. En la imagen, una propuesta de Muy Mucho.
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La temperatura, el aislamiento y la domotización
Es mantener una temperatura agradable en el interior. Esto no se ve, pero es fundamental. Todas las ideas que hemos visto van encaminadas a sentir ese abrigo, a darle calor de hogar a la estancia. Se siente cada gesto que incorporas y ayudan a que la temperatura sea agradable. Pero debes tener un buen aislamiento para no perder grados ni euros. La temperatura ideal para un hogar oscila entre los 20-21ºC durante el día y los 15-17ºC por la noche. Si alguien tiene frío, puede abrigarse más (mejor ponerse un jersey que derrochar energía y dinero). Una de las recomendaciones frecuentes del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) es que el termostato apunte a esos 20-21ºC, pero solo cuando hay alguien en casa. Tanto durante la noche como cuando la casa está vacía, conviene bajar la temperatura.
El estudio Molins Desgin anima a introducirse en el mundo de la domótica, por ejemplo, "con el sistema Nest. Frente a la exigencia de optimizar la energía, entra en juego la domótica del hogar, una tecnología en auge que concede al consumidor una mayor comodidad. Un conjunto de tecnologías aplicadas al control y la automatización inteligente de la vivienda que permiten una gestión más eficiente del uso de la energía y que además aportan una mayor seguridad".
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