Cristina Tosio tiene un físico impresionante, pero no es la típica belleza rubia de ojos azules. La conocida modelo internacional tiene cierto aire felino en la mirada y un punto rebelde, casi salvaje, en sus formas gatunas. Tal vez ese sea el secreto de su conexión y su amor por la Naturaleza. Porque es ahí, en pleno campo ibicenco, donde la también dj y productora musical ha encontrado su refugio soñado.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Asidua de Ibiza desde hace veinte años, hace dos, decidió instalarse de forma permanente en la isla junto a su familia, formada por Álvaro Torralba y el hijo de ambos, Bosco, que, según nos cuenta su madre, se cría feliz en este paraíso en la tierra. Esa fue la razón de peso que llevó a Cristina a hacer las maletas y mudarse de Madrid a Ibiza: “No hay mejor lugar para ver a un niño crecer”, confiesa.Cristina describe su casa como “un sitio lleno de magia, con muy buena energía”, en el que se respira la paz. Se siente orgullosa del hogar que ha creado. La edificación, una casa payesa de 1969, necesitó una reforma que diseñó la propia modelo, que con este proyecto ha podido dar rienda suelta a otra de sus pasiones: el interiorismo.
“Tomamos la decisión de mudarnos a Ibiza en pleno confinamiento. No hay mejor lugar para ver a un niño crecer”
—Cristina, ¿cómo encontraste esta casa tan especial?
—Tomamos la decisión de mudarnos a Ibiza en pleno confinamiento. Empecé a buscar en internet y, cuando pude venir a Ibiza la primera vez que se permitió viajar, visité algunas casas. Tenía muy claro lo que buscaba, quería una casa payesa sí o sí, y esta, que era la última que me quedaba por ver, sin haber tenido éxito en las anteriores visitas, me conquistó nada más verla: está todo en una planta, que para mí era un sueño porque siempre he vivido en casas de dos o más plantas, y cuando vi la piscina, ya me enamoré del todo. La casa me entró por los ojos por la piscina. Además, tenía muy poco que reformar, bueno, le faltaba muchísimo amor (ríe). Pero a parte de eso, tampoco necesitaba mucho más. ¡Era perfecta!
—¿Cómo fue el proceso de reformarla?
—Me encanta el interiorismo desde pequeña, y este ha sido mi primer proyecto, porque lo he hecho todo yo sola. No dibujo bien, pero me he hecho entender. He diseñado todo el proyecto. Por ejemplo, para mi vestidor, vi cuánto medía mi ropa: mis chaquetas, mis vestidos largos, y lo hice así, a cuadraditos, lo diseñé y lo pinté yo. Hay varias estructuras, como la del sofá, la segunda altura del salón o el marco de la cama del dormitorio principal, cuyas formas dibujé con tiza sobre el suelo. Poco a poco, con el constructor, que en realidad es escultor y trabaja muy bien las formas redondeadas, fuimos haciendo la reforma. La empezamos viviendo ya en la casa, así que la hicimos por zonas. Como estábamos en el confinamiento, Álvaro y yo hicimos un montón de cosas con nuestras propias manos. La casa es otra.
—Tal vez has encontrado otra vertiente profesional a la que dedicarte.
—Bueno, ha sido una experiencia muy bonita, un primer proyecto. No sé si algún día me dedicaré más en serio a esto, pero es verdad que varias amigas ya me han pedido que el día que se compren una casa les haga yo el interiorismo… Bueno, quién sabe (ríe de nuevo).
“Sigo enfocada en la moda y en la música. Ahora, además de pinchar, voy al estudio de producción musical, porque estoy aprendiendo a la vez que trabajando y creando música”
—¿Qué estilo has querido darle a la casa?
—Es una mezcla. Hay cosas más modernas, como los suelos, que los cambiamos porque había zonas con suelo de barro, que estaban bien, y otras de baldosas, que no eran muy bonitas, así que decidimos unificarlo todo; también he incluido muchos detalles que le dan un aire más payés. Por ejemplo, las lamparitas que hay encastradas en las paredes, tanto de interior como de exterior, son como botijos cortados por la mitad. En la entrada del baño de mi cuarto hay dos arcos, pero uno de ellos lo añadí yo, porque en la casa original solo había uno. En el salón, había zonas con las paredes cuadradas y decidí arquearlas para darle un toque más payés. No solo modernicé la casa, sino que, además, añadí toques payeses.
Decoración autóctona
—Y para la decoración, ¿a quién has recurrido?
—Me he encargado yo también. Quería hacer algo nuevo y diferente respecto a mi casa de Madrid, con una decoración mucho más autóctona. Me gusta mucho ir a los mercadillos; en el de Sant Jordi, a veces, encuentras cosas de Bali, la verdad es que en cualquier mercadillo de Ibiza encuentras verdaderos tesoros. Luego, hay una tienda local que me encanta, Ksar Living, donde también he adquirido muchas piezas. Y, además, he traído bastantes cositas de una tienda que me gusta mucho y tiene ese toque natural que va mucho con Ibiza, con muebles y objetos de decoración de madera, de ratán… Es una tienda de Málaga que se llama New Life Home, y ahí compro mucho online. También he buscado telas para tapizar sillones, cojines y demás, y aquí hay una chica, Maica, que me ha hecho los tapizados y trabaja muy bien. Con todo eso, más alguna cosa que he rescatado de Madrid, he decorado toda la casa.
“Quería una casa payesa sí o sí y esta me conquistó nada más verla. Está todo en una planta, que para mí era un sueño, y cuando vi la piscina, con ese color verde esmeralda, ya me enamoré del todo”
—¿La cocina también la diseñaste tú?
—No, la cocina es la original, la que estaba en la casa, lo único que hemos cambiado ha sido el suelo y le hemos añadido algunos cajones. La casa tenía una estructura maravillosa ya de por sí. La piscina tampoco la hemos tocado. Es de baldosas, tiene un color precioso, como verde esmeralda, y no tiene escaleras. Es como un oasis, le da un “rollo” muy especial a la casa.
—Hablando de oasis, el jardín es un auténtico vergel. ¿Era ya así cuando adquiristeis la casa o lo has rediseñado tú también?
—El jardín parecía una auténtica jungla, estaba muy desordenado, muy sucio, pero tenía mucha vegetación y muy buena base también, como el resto de la casa. Yo de plantas no entiendo mucho, así que hablé con Carmen, paisajista al frente de Jungle Studio, para que reordenara los espacios y juntas creáramos nuevos ambientes y atmósferas para la zona exterior. Le hemos dado una vuelta enorme al jardín, le hemos dado mucha magia y ha quedado muy bonito. Hemos aprovechado muchas plantas, las cuales hemos reubicado, creando nuevas combinaciones y temáticas. Hemos reforzado el uso de tonos azulados, mucha textura, plantas suculentas, también gramíneas, como la festuca glauca, que me encanta, y cosas así. O sea, tiene un punto lunar y, por otro lado, muy ibicenco, muy verde y muy frondoso.
“Mi hijo es muy auténtico, divertidísimo, muy bueno, supercariñoso… Con tres años, ya tiene sus propios planes y yo me muero de la risa. Es un niño muy especial. Es un regalo”
—Tu casa de Madrid también es muy especial. ¿Por qué decidiste mudarte a Ibiza, querías salir de la ciudad?
—Pensé que para el niño era un lugar maravilloso para crecer y sí, quería salir de la ciudad, ya he vivido en muchas ciudades: en París, en Nueva York, en Londres… Aquí estoy muy tranquila, es otra vida. No paro, pero es otro ritmo y muy adaptado a mi trabajo, porque sigo enfocada en la moda y en la música. Ahora, además de pinchar, voy al estudio de producción musical, porque estoy aprendiendo a la vez que trabajando y creando música. Pero, sobre todo, Bosco aquí es muy muy feliz.
“Me encanta el interiorismo desde pequeña, y este ha sido mi primer proyecto. He diseñado toda la reforma y la he llevado a cabo con un constructor que es escultor”
“Estoy disfrutando un montón de Bosco”
—Además de guapísimo, ¿cómo es Bosco?
—Es muy auténtico, divertidísimo, muy bueno, supercariñoso, da besos y abrazos a todo el mundo, siempre pide todo por favor y da las gracias, te lleva el plato a la cocina… Con tres años, vienen amiguitos a comer a casa o va él a la suya, ya tiene sus planes y yo me muero de la risa. Tiene mucha personalidad y es muy vacilón también. Es un niño superespecial. Es un regalo.
—Se te cae la baba con él.
—Totalmente, ja, ja, ja. No sé qué haría sin él…
“La casa tenía una estructura maravillosa ya de por sí. La cocina es la original y la piscina tampoco la hemos tocado”
—¿Quieres tener más hijos?
—En este momento estoy muy centrada en el trabajo y al mismo tiempo disfrutando un montón de Bosco. Con él estoy al cien por cien y creo que con dos no podría dar tanto. Tal vez más adelante, puede ser.
—¿Cómo es Ibiza en invierno?
—Es otra Ibiza y es la que más me gusta a mí, la que empieza ahora, la de la gente local. En el confinamiento vinieron muchísimas familias a pasarlo aquí y les gustó tanto la vida en la isla en invierno que se han quedado a vivir todo el año, hay mucho plan familiar… Ibiza es muy bonita fuera de temporada.