De pequeño le encantaba observar el funcionamiento del hogar. Cosas tan básicas como “hay que hacer algo con ese grifo que gotea”. O descubrir objetos que son necesarios, prácticos y a la vez hermosos. Algo así como “vivir la casa”, que no tiene necesariamente que ver con la decoración. Sus mejores recuerdos infantiles están asociados a descubrir casas de vacaciones en verano o a una mesa engalanada para la Navidad.
Sin embargo, Pierre Sauvage se dedicó profesionalmente a trabajar como relaciones públicas y no fue hasta 2014 cuando dio al fin el salto al “arte de vivir” con Casa Lopez. La empresa de coloridos y alegres objetos para el hogar.
“Soy medio español, ya que mi abuela materna lo era. Definitivamente, de esa herencia española me viene el gusto por las cosas bonitas y los colores alegres”
“Sí. Me gustan, sobre todo, el azul intenso y el verde brillante. Quizá, porque soy “medio español”, ya que mi abuelita materna lo era. Desgraciadamente, apenas tengo anécdotas de su vida en España porque vino a Francia con sus padres a los seis años. Se casó con un francés, tuvo a mi madre y a mi tía, que también se casaron con franceses… Pero, definitivamente, de esa herencia española me viene el gusto por las cosas bonitas y los colores alegres”. Llegar a Casa Lopez fue una labor de años. Sus primeros trabajos fueron en relaciones públicas. Primero, en Dior; luego, con el diseñador de moda Jean-Charles de Castelbajac. Más tarde, fundó su propia empresa, Douzal et Sauvage, especializándose en marcas de lujo.
“Me gustaba mucho mi antigua profesión porque era fantástica y podría haber continuado en ella, quizá, cinco años más sin problema, pero empezó a no apetecerme ir a los lugares de moda, a salir casi todas las noches por obligación… y comencé a sentir que quería cambiar”. En realidad, aunque ha desarrollado la empresa hasta hacerla famosa internacionalmente, no fue él quien tuvo la idea original, sino que se la compró, en 2014, a Bernard Magniant, que, en 1983, básicamente hacía fabricar alfombras en España. “Trabajé durante un tiempo para su esposa, Véronique Lopez, que era dueña de una prestigiosa empresa de relaciones públicas y, precisamente, me ocupaba de la publicidad de Casa Lopez. Los tres éramos amigos y cada cierto tiempo les decía: “¿Por qué no me vendéis la empresa?”. Decían siempre que no, hasta que, en 2014, cambiaron de opinión. Lo dejé todo y me entregué a esta nueva aventura”.
“Quizá, lo más espectacular sea la boiserie del siglo XVIII que hicimos restaurar por artesanos especializados. La enceramos una vez al año para que se conserve en perfectas condiciones”
Lo tenía tan claro que nunca pensó en un plan B. Dio el salto al vacío sin miedo. Es más, como lo había visualizado durante años, su primera colección de alfombras la diseñó en tres días. “No. No tuve miedo. Quizá, un poco al principio, antes de comprar la empresa, pero, luego, había tanto que hacer que no sobraba tiempo para tener miedo. Tenía todo tan diseñado en mi cabeza para el primer año que salió fluidamente; después, la experiencia, el conocimiento y los encuentros con los artesanos fueron creando las bases para el futuro que tenemos hoy”. Pierre no tiene diseñadores. Él lo hace todo. Le resulta curioso cuando algún creativo dice cosas como “tuve que ir a Zanzíbar para inspirarme en mi colección africana”. En su caso, simplemente viaja hacia dentro de sí mismo, a los recuerdos de su infancia . “Son ideas asociadas a mi pasado. A las casas de la niñez, de la familia, de los amigos. A todo ello lo que hago es aportarle ‘confort’. Quiero decir que, para mí, un objeto, cualquier objeto, sea mío o no, digamos un sofá, ha de ser confortable y, además, “confortable a la vista”. Quizá por eso no estoy demasiado interesado en el diseño como concepto artístico extremo, que puede ser algo muy creativo, pero, siguiendo el ejemplo del sofá, no te puedes sentar en él”.
Pierre fue antes un reconocido relaciones públicas que trabajó para Dior, el diseñador Jean-Charles de Castelbajac y llegó a tener su propia empresa, especializándose en marcas de lujo
Pierre idea y luego hace fabricar objetos para arts de la table , que es como llaman los franceses a todo lo que tiene que ver con “poner la mesa”, pero también alfombras, objetos decorativos, velas, jabones… “Prácticamente, todo está hecho a mano por artesanos en distintas partes del mundo. Por ejemplo, nuestras alfombras las realizamos en un pequeño taller en Granada. Y no solo las vendemos en nuestras tiendas y online, sino que, además, aceptamos encargos de decoradores y clientes para realizarlas a medida para un proyecto en concreto. Es muy interesante la influencia de una alfombra en la decoración. Puede cambiar totalmente la habitación con su presencia y llenarlo todo”.
“Me gustaba mucho mi antigua profesión porque era fantástica, pero empezó a no apetecerme ir a los lugares de moda, a salir casi todas las noches por obligación”
El dueño de Casa Lopez cree que todo el mundo ha de ganarse la vida de forma justa, por supuesto, pero no le gusta encarecer excesivamente el producto final. No cree en el “usar y tirar”. Piensa que, si te has cansado de algo, puedes cambiarlo de habitación o llevarlo a esa casita que tienes en el campo, o incluso regalarlo. “Es lo que yo hago constantemente. Y por supuesto experimento cada diseño, viviéndolo. Utilizo todos los prototipos y, si no me siento cómodo con ellos o algo no me gusta, no se producen”.
El señor Sauvage, pese a su aspecto tranquilo y sonriente, o precisamente gracias a ello, está pendiente de cada detalle. Conversa con su oficina, contesta a mensajes y observa que todo está funcionando fluidamente, añadiendo de vez en cuando alguna sugerencia con mucha amabilidad. “Como aún somos una empresa pequeña, aunque hemos crecido y duplicado la cifra de negocios en el último año, me gusta ocuparme de todo lo que puedo. Estoy continuamente en contacto con mis clientes. Les contesto casi a cualquier hora, incluso entrada la noche, ya que los americanos, por la diferencia horaria, se conectan más tarde. Si me escriben que están felices porque les ha gustado esto o aquello, me regocijo y me siento halagado. Si tienen una duda, un problema o algo no les gusta, intento arreglárselo”. Es una forma muy inteligente de dirigir la empresa. Por un lado, está su lado creativo, manejado por la parte derecha de su cerebro, y por otro, el del hombre de negocios, utilizando la parte izquierda del mismo. Ambos trabajando alternativamente. Es bastante inusual en una misma persona. “Sí, ja, ja. Y la parte más agradable de mi trabajo es que puedo decidir y hacer lo que quiero. Fabricar objetos que deseo poseer. Me gustan mucho las casas, no como decorador, sino para vivir en ellas, disfrutarlas”.
Ciertamente, ya que posiblemente haya perdido la cuenta de las veces que ha hecho una mudanza. Cada vez que compra una casa, se dice a sí mismo: “Esta es la definitiva”, hasta que un tiempo después —corto— descubre una nueva. Sin ir más lejos, en la que vive ahora, que compró hace ocho años, estaba a dos portales de la anterior. “Sí, era un apartamento del siglo XIX y me gustaba mucho, hasta que pensé que era demasiado formal y quería algo más ligero. La idea era cambiar de barrio, pero apareció este edificio tan extraordinario del que, curiosamente, desde sus ventanas, se observa mi antigua casa, lo que me parecía divertido y no me pude resistir”. Pierre Sauvage vive ahora en lo que los franceses llaman un hôtel particulier, es decir, un palacete. Es un edificio histórico del siglo XVIII protegido que apenas se puede cambiar y del que, por supuesto, está prohibido tirar ningún tabique.
“La parte más agradable de mi trabajo es que puedo decidir y hacer lo que quiero. Fabricar objetos que deseo poseer”, dice el empresario, que diseña todas las piezas de Casa Lopez, cuyas alfombras de confeccionan en un pequeño taller de Granada
“Jamás tuve la intención de hacerlo, entre otras cosas, porque creo que las casas antiguas demasiado reformadas pierden su esencia. Aun así, fueron nueve meses de trabajos, recuperando la estructura clásica de la época. Quizá, lo más espectacular sea el salón, con su boiserie (los clásicos paneles de madera tan populares en el siglo en que se construyó), que hicimos restaurar a manos expertas y que enceramos cada año para que se conserve y no se agriete. Gracias a ello, esta habitación tiene un sonido muy especial y una sensación de paz que te envuelve”. Que se transmite a toda la casa y se siente nada más entrar. Afuera queda el bullicio de la ciudad, pero, dentro de este edificio centenario, reina la calma. Es el perfecto lugar para que Pierre Sauvage imagine nuevos objetos para Casa Lopez, quizá, sin saberlo, influido por la memoria de aquellos que durante generaciones vivieron entre estos muros.
Junto a él, posan en este reportaje Mathilde Favier y Carolina Irving. “Estoy aquí hoy porque creo apasionadamente en la amistad y quiero a Pierre profundamente. Soy amante del estilo de vida a la francesa y admiro a Pierre por su sensibilidad para los detalles, por su refinamiento y su concepto de vida confortable. Y, finalmente, estoy aquí porque adoro ¡HOLA! y adoro España”, dice la directora de relaciones públicas VIP de Dior. “Pierre y yo tenemos un gusto muy parecido y compartimos las mismas ideas a la hora de “recibir en casa”. También nos une un sentido muy parecido de la amistad y la vida en general. Por ello, hemos hecho juntos una colección cápsula de tejidos, “Carolina Irving para Casa Lopez”. Es un privilegio para mí trabajar con él, además ser su amiga”, asegura Carolina.
“Admiro a Pierre por su sensibilidad para los detalles, por su refinamiento y su concepto de vida confortable. Adoro ¡HOLA! y adoro España”, dice su amiga Mathilde Favier, directora de relaciones públicas VIP de Dior