A medio camino entre un piso de estudiantes, un hotel y un coworking, el coliving es un tipo de alojamiento (más o menos temporal) que parece haber llegado para quedarse, sobre todo en las grandes ciudades. Las razones son muchas y variadas e incluyen desde los crecientes problemas de acceso a la vivienda en los centros urbanos (tanto por escasez de inmuebles como por los crecientes precios de estos) hasta una forma de vivir más flexible y un punto nómada de una parte de la población (mayoritariamente, jóvenes profesionales), sin olvidar un creciente deseo por recuperar el concepto de comunidad (ese en el que los vecinos eran algo más que personas con las que nos cruzamos en el ascensor).
Te explicamos todo lo que debes saber sobre la tendencia del momento y las características que debe cumplir la casa ideal para practicarla.
Esta zona de día pertenece a un inmueble de DoveVivo, una empresa italiana de coliving fundada en 2007 que llegó a España en 2020.
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¿Qué es (y qué no) un ‘coliving’?
Para comenzar aclaremos conceptos, porque hay mucha confusión al respecto. Nacido a principios de la década 2000 en los Estados Unidos de la mano de la expansión digital, el coliving es una nueva forma de hábitat que integra lugar de trabajo y de vivienda, en un entorno muy marcado por la movilidad.
Muy orientados a solteros (aunque existe la opción para parejas), a menudo extranjeros, que buscan entornos profesionales y de vida colaborativos, los coliving (abundantes en países anglosajones), han empezado a proliferar también en nuestro país, especialmente en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Málaga o Valencia (aunque cada vez se suman más), con características propias.
El espacio de la fotografía pertenece a un inmueble de la firma Enso Coliving en Barcelona.
A diferencia del piso compartido de toda la vida, los espacios de coliving ofrecen servicios propios de un hotel, como puedan ser limpieza semanal o espacios comunes dedicados a coworking, gimnasio, sala de juegos o grandes terrazas (según el tipo de inmueble), además de servicios adicionales como puedan ser mudanzas ‘plug and play’ (en las que no hay que preocuparse de nada, al estilo de las soluciones ‘enchufar y listo’), servicio de tintorería u organización de eventos destinados a crear comunidad.
En la fotografía, una zona común de una de las viviendas de coliving de Sun and Co., en Alicante.
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Una opción atractiva para propietarios de inmuebles
Del mismo modo, a diferencia de lo que es alquilar un piso que no usemos por habitaciones, con lo que esto conlleva en términos de gestión y mantenimiento (por no hablar de quebraderos de cabeza), las empresas de coliving ofrecen a los propietarios contratos de larga duración y, en muchos casos, se encargan de realizar las reformas para su posterior alquiler a los distintos inquilinos que, por su parte, no tienen obligación de permanencia.
Los coliving suelen ser propiedades renovadas o reformadas, de ahí la variedad de opciones existente en cuanto a tipología de alojamientos y ubicaciones (mayoritariamente céntricas, claro). Por ejemplo, este de Aticco Living del que vemos la cocina, el comedor y un balcón, ocupa un espectacular inmueble del Eixample barcelonés.
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Equilibrio entre lo público y lo privado
Si te planteas beneficiarte de las ventajas que ofrece esta nueva forma de vivir, sin ataduras ni hipotecas y con un coste sensiblemente menor que el de un piso de uso unipersonal (generalmente en formato de todo incluido, por lo que no hay sorpresas con el recibo de la luz o el gas), debes tener en cuenta una serie de puntos clave que adaptan una casa a este concepto, que combina espacios compartidos amplios y confortables con otros que nos permitan una total intimidad.
El propietario analizará los ambientes para dotarlos de una mayor flexibilidad, aprovechando hasta el último rincón. Para ello, el primer paso que hará consistirá en establecer una división clara entre las zonas de día (de uso compartido) y los dormitorios (cuya privacidad es aquí más importante, si cabe, que en una vivienda convencional).
Si bien la planta del inmueble tiene mucho que decir en este sentido, siempre que sea posible conviene establecer un límite claro (por ejemplo, con una separación en forma de distribuidor o espacio de paso, como este que integra una de las viviendas de Barcelona de la empresa Colmpact Coliving).
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La funcionalidad, cuestión clave
Aunque la decoración es importante para crear atmósfera hogareñas, en una vivienda destinada a coliving debe primar la funcionalidad (básica para evitar ‘roces’ que no son de los que hacen el cariño).
Una idea inteligente es aprovechar el recibidor (o cualquier distribuidor) para crear una zona de almacenaje comunitaria, en el que cada uno de los ocupantes del piso tenga un espacio para dejar abrigos, mochilas, paraguas o incluso patinetes o bicicletas. El mobiliario empotrado de la imagen, que integra bancos para descalzarse cómodamente, es una propuesta de la firma Mobalpa.
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Zonas de día versátiles
Las zonas de uso común son el auténtico quid de una vivienda de coliving exitosa. Estas deben ser lo suficientemente amplias como para dar cabida a todos los inquilinos, pero, además, tienen que permitir diferentes usos de forma simultánea.
Para lograrlo, el secreto es elegir un equipamiento versátil y disponerlo creando rincones de uso diferentes (zona de tertulia, de lectura, de televisión, etc.).
Las estanterías a media altura son buenos recursos para crear separaciones estructurales sin comprometer la amplitud de los espacios, aunque también resultan útiles las mamparas de vidrio o complementos como alfombras y plantas, que ayuden a ‘zonificar’ el ambiente amplio y abierto.
La propuesta de la fotografía pertenece a uno de los inmuebles en Madrid de la empresa francesa Urban Campus, e incluye áreas de salón, rincones de lectura, comedor, cocina, despachos…
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En ocasiones, son los propios inmuebles los que ayudan a distribuir los espacios de día. Es el caso, por ejemplo, de las viviendas con balcones o galerías que pueden integrarse como parte de los interiores para crear ambientes diferenciados y con un plus de luz natural, como esta de una de las viviendas compartidas de Aticco Living en Barcelona, que se convierte en un pequeño jardín interior gracias a una acertada disposición de plantas naturales.
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La cocina, un ‘punto caliente’
Cualquiera que haya compartido piso alguna vez sabe que la cocina es uno de los lugares en los que más tensiones se suelen acumular. Sabedores de ello, las viviendas de coliving de mayor capacidad apuestan por espacios no solo amplios, sino equipados con todo lo necesario para un uso compartido de forma simultánea por parte de los diferentes inquilinos. Es el caso, por ejemplo, de esta gran cocina abierta de uno de los inmuebles de la empresa alicantina Sun and Co., cuya isla central cuenta con dos fregaderos independientes y cuatro placas de cocción distintas, junto con varios hornos.
Contar con una zona de almacenaje diferenciada para cada uno (como los armarios bajos numerados de esta propuesta de CoTown, en Valencia), establecer turnos de uso y apostar por soluciones que fomenten la convivencia, como puedan ser tablones de anuncios en los que dejar mensajes o avisos (siempre desde el cariño), son recursos igualmente útiles en viviendas más pequeñas.
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Nuestra hermosa lavandería
¿Habíamos dicho que un coliving ofrece más comodidades que un piso compartido convencional? Pues estas deberían incluir una zona de lavadero que permita realizar la colada de forma cómoda, organizada y, sobre todo, diferenciada de otras áreas como la cocina. Lo ideal es destinar a ello un espacio propio, aunque, si no es posible, hay soluciones compactas, que apenas ocupan el espacio de un armario empotrado, y pueden colocarse en una zona de paso o una galería. Además de lavadoras, estos espacios se suelen equipar con secadoras y tendederos.
La de la imagen es una propuesta de Pia Capdevila para una vivienda particular recientemente reformada en la que todo el mobiliario se ha diseñado a medida y se tiñe de verde para coordinarlo con el papel pintado con motivos de hojas.
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Los dormitorios, fundamentales
Aunque vivir en comunidad es uno de los alicientes de cualquier vivienda de coliving, los espacios para la intimidad deben estar a la altura de las zonas comunes. Al fin y al cabo, son nuestro refugio personal por lo que deben resultar amplios, luminosos, con capacidad de almacenaje y posibilidad de personalización de forma simple.
Es por ello por lo que la mayoría de los pisos de coliving apuestan por el estilo depurado y funcional, como el que propone la marca afincada en Málaga Nordic Coliving (en la imagen).
Si no sobran los metros, siempre se pueden poner en práctica soluciones ingeniosas como las camas elevadas o en altillo, o los muebles plegables y de doble uso, como la cama modelo Cloud Bed, de Ori, que permiten disfrutar de una zona de despacho o de estar durante el día donde por la noche se ubica la cama, de forma cómoda, con solo pulsar un botón. Sobre todo, la polivalencia debe poderse hacer de forma cómoda, ya que se va a recurrir al cambio de uso a diario.
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Zonas comunitarias
Más allá del interior de la vivienda en sí, uno de los hechos que más diferencian los proyectos de coliving más atractivos en la actualidad son los espacios comunitarios que puedan integrar. Así, no faltan edificios destinados a este uso que integran amplias zonas de coworking, estancias equipadas como gimnasio o amplias azoteas en las que los contactos afterwork cobran una nueva dimensión.
La distendida azotea verde con comedor y estar al aire libre de la propuesta pertenece a uno de los edificios de la empresa Cotown, en Barcelona.
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Ventajas y desventajas de un ‘coliving’
Todas las inmobiliarias que comercializan este tipo de pisos de alquiler con el concepto de coliving prometen que te sentirás ‘como en casa’, pero no es así, joven estudiante o profesional nómada que puedes teletrabajar a tiempo completo; por aspectos negativos, como que aquí no tendrás preparados los guisados de tus padres; pero también por puntos tan positivos como la amplia oferta servicios: mantenimiento, wifi y, en ocasiones, hasta la limpieza o vigilancia. Y todo a precios competitivos, especialmente si la renta mensual incluye los consumos de agua y gas.
Este edificio de Suiters en Alicante (con una fachada rebosante de plantas naturales que ayudan al medio ambiente porque reducen el consumo en climatización y absorben CO2), propone 49 alojamientos coliving y además de despachos para teletrabajar, cuenta con gimnasio y hasta bar. Falta por ver si esta forma de habitar convence aquí a la Generación Z y los millennials.
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No nos olvidemos de las personas sénior
Aunque el coliving solo lleva unas décadas de vida, en realidad no debe estar pensado solo para las generaciones jóvenes, es más, resulta muy adecuado para las personas mayores que en muchas ocasiones sienten soledad, pues en este tipo de alojamientos se facilita construir relaciones personales con propuestas como actividades.
¿Cómo se plantea estas comunidades para séniors? Eliminando los espacios de coworking pero creando, igualmente, viviendas con muchos servicios comunes y en las que como rasgo distintivo pueda haber atención médica o servicio de catering, por ejemplo, para aquellos mayores que pueda ser un riesgo que cocinen o no les apetezca meterse entre fogones. También resulta de vital importancia pensar en adaptar los espacios para evitar accidentes, por ejemplo, apostando por duchas a ras de suelo y las agarraderas para lograr cuartos de baño cómodos y accesibles para todos.