La planificación es esencial en muchos aspectos de la vida y también lo es en las tareas de limpieza y orden doméstico. Organizarlas con antelación y con la periodicidad que necesita cada una es el secreto para realizarlas con acierto.
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Conocer a fondo las tareas domésticas
Es importantísimo saber qué tareas hemos de llevar a cabo en casa para lograr que nuestros espacios estén limpios y ordenados, y sean cálidos y acogedores.
Algunos trabajos han de hacerse cada día, mientras que otros son semanales o, incluso, anuales. Para no dejarnos nada en el tintero, lo mejor es realizar una planificación por escrito. Lleva una agenda de las tareas domésticas, haz listas de trabajos por hacer (que sean realistas) y asigna tiempos a estos trabajos. Todo esto te permitirá focalizarte en lo que importa.
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Rutinas diarias que llevar a cabo
La mayoría de estas tareas diarias son elementales y, una vez las hayas interiorizado como un hábito, no supondrán ningún problema en tu organización de cada día.
Una de ellas es hacer la cama, pero no es la única. También es necesario mantener el orden en cada espacio, sobre todo en el salón, o limpiar las zonas de alta intensidad, las que más se ensucian.
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Cada día, en la cocina y el baño
Estas dos estancias de la casa son espacios de mucho uso. Lo que antes hemos llamado zonas de alta intensidad. Dado que se usan tanto, también sufren las consecuencias, por lo que es necesario limpiarlas a diario y mantenerlas en orden.
En la cocina es fundamental limpiar a diario la placa de cocción, el fregadero, la encimera, etc. La clave está en tener la cocina despejada.
En el baño, es importante mantener el orden, repasar el lavabo y la ducha o la bañera.
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Tareas para cada semana
Las rutinas semanales en la cocina se basan en la organización del menú familiar. Una vez a la semana tendrás que hacer la planificación de las comidas y cenas. Haz la lista de la compra y cocina con antelación algunas recetas, lo que te ayudará a aprovechar mejor el tiempo.
¿Eres muy previsora y te gusta comer bien? Practica el batch cooking, es decir, planifica y cocina en un día la comida de toda la semana.
Además, una vez a la semana has de limpiar el exterior de los muebles y los electrodomésticos. En el baño, elimina los restos de cal de forma semanal para evitar que se acumulen demasiado.
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Practica el desapego de las cosas materiales
Todo lo que no usas, lo que está roto o lo que ya no te sirve ha de salir de tu casa. Y en este saco metemos cualquier tipo de objeto (o casi cualquier tipo), desde las prendas de ropa o los complementos, hasta los utensilios de cocina. Dar salida a las cosas del pasado que no pintan nada en nuestra vida ni en nuestra casa es fundamental para poder mantener el orden. No acumules.
El polvo, el gran enemigo del salón
Del salón y de toda la casa, en realidad. El polvo se acumula de una forma escandalosa y no solo en el salón, sino también en otros espacios, como los dormitorios o el estudio. Además, siempre vuelve a aparecer. Para tratar de librarte de él, elimínalo dos veces a la semana.
Comienza por abrir las ventanas para ventilar. Una vez las hayas cerrado y se haya vuelto a asentar el polvo, límpialo de arriba hacia abajo, aspirando después el suelo, las alfombras y los sofás.
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El dormitorio, siempre a punto
Aunque recoger la ropa y hacer la cama son, como bien sabes, tareas diarias que no puedes dejar de hacer, el dormitorio tiene rutinas que hay que realizar dos o tres veces a la semana, como limpiar el polvo. Y también hay trabajos semanales, como cambiar la ropa de cama. La limpieza de los armarios se realiza de forma semestral, aprovechando el cambio de ropa de temporada.
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¿Cuándo hay que hacer una limpieza general?
Estas rutinas de limpieza profunda, lo que llamamos limpieza general, se realizan dos veces al año. La clave está en centrarnos especialmente en lo que no solemos limpiar a menudo. Son, sobre todo, las zonas menos accesibles de cada habitación.
Cuando tengas que hacer una limpieza a fondo de un espacio, programa un día en tu agenda y un horario. De esta manera te resultará más difícil rendirte antes de empezar y lograrás completar la rutina.
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Una lavadora al día
Si sois muchos en casa y, además, tienes niños pequeños poner una lavadora al día no es ninguna exageración. Plantéate esta tarea como una rutina cotidiana y elige la franja horaria que mejor tarifa te ofrezca (para que no se dispare la factura de la luz) y que se adecúe al resto de tus trabajos. Una lavadora al día evita que la ropa sucia se acumule, con la tranquilidad que ello supone para ti.
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