Ni frío ni calor. Puede que sea una versión muy reduccionista del concepto de confort térmico, pero, sin duda, es el objetivo que hay que tener en mente a la hora de optimizar la temperatura ambiente de nuestro hogar. Aunque podría parecer fácil a priori, queda claro que no lo es tanto si tenemos en cuenta que la nota media que alcanzan las viviendas en confort térmico es un 6,37 rascado, según la última edición del estudio Quiero vivir mejor, elaborado por la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac) en el marco de su iniciativa Cuida tu casa, destinada a mejorar el bienestar dentro de las viviendas.
Es el momento de pensar qué nota le das a la tuya y poner en marcha acciones para subirla, sin olvidar cuestiones como el ahorro de energía o la sostenibilidad ambiental. Exige un excelente confort térmico para garantizar la salud en tu casa.
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Casas poco herméticas
¿Sabías que un 99% de las viviendas de nuestro país sufre pérdidas de calor innecesarias? ¿Y que la mayoría de hogares tienen deficiencias en el aislamiento térmico y acústico? Esto las convierte, según Andimac, en las ‘grandes depredadoras de energía’, causantes de un 40% de las emisiones contaminantes de las grandes ciudades.
Las razones son muchas, pero, sin duda, una de las más importantes es que el 75% del parque inmobiliario actual se construyó antes de que entraran en vigor las primeras directivas sobre eficiencia energética. Es por ello por lo que el primer paso para optimizar el confort térmico en casa (y, de paso, contribuir a la rehabilitación energética clave para dar respuesta a la emergencia climática actual), debe pasar por localizar esas ‘fugas’ (las analizamos a continuación) y ponerles remedio.
Conexión total con el exterior sin comprometer el confort térmico interior: eso es lo que ofrecen las grandes correderas Artline XL, de Technal, en esta vivienda unifamiliar proyectada por By MoRE.
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Cuando el invierno entra por la puerta…
…El calor salta por la ventana. Le hemos retorcido un poco las orejas al dicho popular para dejar bien claro algo que, no por bien sabido, es menos cierto: las ventanas son uno de los puntos más débiles del aislamiento térmico de nuestra casa.
Si quieres saber si debes cambiarlas (aunque, si son muy antiguas o tienen cristal simple, ya te avanzamos que la respuesta es sí), hay algunas comprobaciones básicas que puedes realizar. Las corrientes de aire, las esquinas frías o los cambios bruscos de temperatura según las habitaciones son algunos indicadores claros de que tus ventanas dejan colarse el frío en el otoño-invierno. Ten en cuenta que unas ventanas que ofrezcan un buen aislamiento frente al exterior mantienen el calor incluso horas después de haber apagado la calefacción.
Contar con un buen sellamiento de las juntas de las ventanas y disponer de burletes hasta que sustituyamos los cerramientos por unos optimizados y mejor instalados son algunos recursos rápidos y económicos.
En la imagen, una ventana con marco de madera de roble y aluminio, con vidrio triple bajo emisivo con gas argón en sus cámaras de un proyecto con certificación passivhaus realizado por Arquima.
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Es el momento de invertir confort
Cambiar las ventanas es una obra rápida (que puede estar lista en un par de días), aunque costosa. Además, teniendo en cuenta que esas ventanas deberían acompañarte al menos los próximos veinte años, a la hora de elegirlas, hay que considerar múltiples factores, que van desde el material del perfil hasta el acristalamiento, sin olvidar cuestiones como el tipo de apertura o el acabado estético.
De ahí la importancia de contar con asesoramiento profesional para invertir en la opción más eficiente (aquí es vital no guiarse por el presupuesto ‘más barato’). ¿Nuestro consejo? Enfoca esta reforma como una inversión de futuro (en confort, pero que también afectará a tu bolsillo en años venideros) e infórmate de todas las ayudas disponibles para obras que mejoran la eficiencia energética de los edificios (no solo los famosos fondos europeos Next Generation, sino también la posibilidad de desgravaciones de hasta el 40% del gasto realizado en reformas interiores que consigan una disminución de entre el 7 y el 30% de la demanda de calefacción y refrigeración).
El proyecto de la fotografía se ha equipado con ventanas realizadas con uno de los perfiles más eficientes del mercado, Elegant Infinity ThermoFibra, de Deceuninck, que cuenta con la certificación de passivhaus. Este perfil tiene 6 anillos de estanqueidad e incorpora fibra de vidrio que se coextruye con el revestimiento rígido del PVC, reduciendo su peso en un 30% y mejorando sustancialmente las prestaciones de aislamiento y durabilidad.
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'Abriga' tu casa desde fuera
Teniendo en cuenta que, según los cálculos de los expertos, un 20% de la energía que se escapa de los hogares lo hace a través de los puentes térmicos (pilares, forjados, cajas de persianas, huecos en los muros…), queda clara la importancia de acabar con ellos para garantizar la temperatura interior deseada con el máximo ahorro de energía.
Una de las formas más efectivas de acabar con el denominado efecto de ‘pared fría’ (o tipo sauna, en verano) pasa por ‘abrigar las fachadas’ mediante sistemas de aislamiento térmico exterior. En la actualidad, existen cada vez más soluciones para ello (que incluyen desde diferentes tipos de poliestireno hasta lana de roca o de vidrio) que permiten ahorrar más de un 30% de la energía necesaria en calefacción y aire acondicionado.
Por ejemplo, esta fachada está envuelta por una capa de aislamiento de corcho de unos 10 cm de grosor que, junto a la carpintería de los cristales de madera de castaño del Montseny, garantizan la buena estanqueidad de toda la casa. Se trata de una reforma que firma Jordi Carbó Arquitectura.
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Este tipo de sistemas presenta la ventaja añadida de que no ocupan espacio en el interior de los hogares ni influyen en su estilo (por lo que se puede conservar esa pared de ladrillo vintage que tanto nos gusta, como la de este proyecto de Banak). Como contrapartida, en edificios de varias viviendas, es necesario poner de acuerdo a la comunidad de propietarios para realizar una obra conjunta. Por si sirve de argumento para lograrlo, además de las ayudas que se están ofreciendo en la actualidad para este tipo de intervenciones, en el marco de los Objetivos 2030 de la Unión Europea, este tipo de sistemas no solo mejoran la calidad de vida de los habitantes del inmueble, sino que pueden revalorizarlo en más de un 20%.
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La alternativa: aísla desde el interior
Si vives en un piso y no ves claro lo de ponerte de acuerdo con todos tus vecinos, no te preocupes: también hay opciones para mejorar el aislamiento térmico solo de tu hogar. En este caso, lógicamente, la intervención deberá realizarse en el interior, creando (pequeñas) cámaras de aire en los diferentes paramentos. De nuevo, son muchos los materiales disponibles para ello (corcho, madera, OSB, etc.) aunque uno de los más prácticos y empleados en la actualidad son las placas de yeso laminadas. Empleadas habitualmente para realizar tabiques separadores, lo que muchos no saben es que, usadas correctamente, favorecen el aislamiento térmico en los interiores, ayudando a mantener una temperatura estable. Si a ello le añadimos que son resistentes frente al moho y la humedad, pues protegen de la difusión de vapor de agua, queda claro que pueden ser muy útiles en términos de confort y eficiencia energética.
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Con un extra de decoración
¿Algo aún más decorativo? Apuesta por revestimientos murales decorativos en 3D que, además de ser económicos y fáciles de instalar (incluso por uno mismo) destacan por su capacidad de absorción acústica y aislamiento térmico, que hacen que las habitaciones mantengan una temperatura agradable y regular durante todo el día, al tiempo que siguen una de las principales tendencias de interiorismo actuales.
El proyecto de la imagen incorpora el nuevo panel 3D W116 BAR en formato XL de Orac Decor, que permite realizar todo tipo de combinaciones simplemente realizando variaciones de dirección de los perfiles, para dar lugar a movimientos y contrastes.
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La domótica, la gran aliada del confort térmico
Imagina que las persianas están automatizadas y se abren o se cierran para aprovechar el calor del sol en invierno y proteger los interiores de este en verano; que la calefacción (o la refrigeración, según la estación) se enciende y se apaga, incluso cuando no estás en casa… Estos son solo algunos ejemplos de lo que puede hacer la domótica por nosotros en términos de confort térmico.
Con System 3000, de Gira (en la imagen), es posible regular la calefacción y tener un control de las persianas (entre otras funciones) como si fuese un teléfono inteligente. Esta tecnología domótica, además, incorpora un regulador de temperatura ambiente, que te permitirá mantener tu casa exactamente a los grados deseados de la forma más eficiente y sostenible.
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Climatización (más) eficiente
Renueva tu sistema de calefacción y aire acondicionado invirtiendo en soluciones de elevada eficiencia energética, como puedan ser las calderas de condensación (que pueden ahorrar hasta un 30% en la factura del gas si se comparan con una caldera convencional) o las bombas aerotérmicas.
Mención aparte merecen, en este sentido, los termostatos programables, complementos clave tanto en términos de confort térmico como de ahorro en climatización. Y es que, como explican desde Ariston, “configurar el termostato a unos 15 grados durante al menos 8 horas del día (por la noche o cuando estamos fuera) permite optimizar el funcionamiento de nuestro sistema de calefacción y reducir significativamente los costes. Además, los modelos Wi-Fi de última generación usan internet para determinar la temperatura exterior, de modo que la calefacción doméstica se puede regular de manera más eficiente”. E incluso ya hay tecnología capaz de aprender de los hábitos de sus habitantes con el objetivo de optimizar el confort de forma más eficiente y reducir el consumo de energía, como Ariston Net (en la imagen), que permite controlar la configuración de la caldera y programar con el smartphone las posibles variaciones de temperatura.
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La mejor ventilación mecánica incorpora recuperador de calor
Si algo nos ha enseñado la pandemia de la covid-19 es que la renovación de aire en espacios habitados es indispensable para obtener un ambiente interior saludable. De ahí que los sistemas que expulsan el aire viciado al exterior y lo sustituyen por aire fresco y filtrado sean cada vez más demandados. Si elegimos un sistema con recuperador de calor, la energía que se ha empleado para acondicionar ese aire interior se aprovecha también para templar de forma parcial el aire procedente del exterior, lo que supone una reducción muy importante en el consumo energético destinado a la climatización interior de un espacio (sin comprometer su confort térmico).
Es lo que se ha hecho en este proyecto de vivienda passivhaus de Zorzano Arquitectos, que cuenta con un sistema de ventilación mecánica de doble flujo con recuperador de calor de la firma Zehnder. Este permite, en invierno, atemperar el aire frío fresco del exterior mientras que, en verano, hace posible bajar algunos grados la temperatura del aire caliente que se introduce en la vivienda. De esta manera, la energía que se ha empleado en el interior para obtener una temperatura de confort se aprovecha en torno a un 85%.
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