Ahora que parece que ya comienzan a bajar las temperaturas, pero no hace excesivo frío, es momento de cambiar la ropa de cama por otra más cálida, perfecta para entretiempo. Colchas, boutís, colores neutros y ocres, estampados llamativos y texturas en relieve protagonizan la decoración del dormitorio en otoño. Y todo en pro de la calidez y de conseguir un espacio más acogedor, en el que disfrutar bien abrigados bajo el calor de las mantas. Todo esto es lo que necesita tu dormitorio.
Ya no sobra una colchita a los pies
Los boutís, unas colchas entre un edredón fino y de verano, hacen ya su aparición, sustituyendo a los delgados cubrecamas con los que vestimos nuestras camas cuando hace calor (aunque se queden al pie). Y, cuando haga frío y saques el nórdico, pueden actuar como complemento de piezas más gruesas. Son perfectas para echárselas por encima de madrugada, cuando las temperaturas son algo más bajas.
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Y hasta puedes sacar el edredón o el nórdico
Puede que en tu zona el frío ya se haya instalado y que necesites algo más que un fino boutí o una colcha para pasar las noches cómodamente. Si es así, ha llegado el momento de sacar el nórdico. Una perfecta opción para contar con un cómodo edredón durante todo el año son los nórdicos cuatro estaciones. Se componen de dos partes: una más fina, perfecta para verano, y otra templada, ideal para este tiempo de entretiempo. Después, en invierno, puedes combinar ambos para conseguir contar con la calidez necesaria que necesita tu cama.
Se llevan las texturas
Porque aportan dinamismo a la decoración, además de mucha calidez. Lo más adecuado es llevarlo al dormitorio mediante los cojines o plaids con los que decores la cama. Bien bordados o relieves, los cojines llenarán de movimiento tu cama de una forma sutil y delicada, sin sobrecargar la decoración. Para combinarlos con la ropa de cama, elige bien tonos neutros o bien estampados que cuenten con los colores principales de la ropa de cama. ¡No fallarás!
Esta temporada mandan los neutros
Porque después de la explosión de color del verano, los tonos que protagonizan la decoración textil de otoño en el dormitorio se suavizan, buscan la calma y la tranquilidad. Por eso mandan los tonos neutros, desde los blancos y beiges a tonos tierra y grises de distintas intensidades. Ahora que ya se han acabado las vacaciones vuelve la sobriedad, la serenidad y el sosiego. Y estos tonos son sinónimo de eso.
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Colores que representan esta época del año
Los ocres también mandan en otoño. Esos colores que representan mejor que otros la llegada del otoño: amarillos oscuros, marrones, tostados… son los protagonistas de los textiles del dormitorio ahora que empieza el frío. Y su calidez contribuye también a subir la temperatura visual en el dormitorio.
Combínalos con los tonos neutros que también protagonizan la decoración. Ya sea en pequeñas pinceladas o en grandes dosis, los ocres mandan este año.
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Estampados llenos de carácter
Las pequeñas florecillas que caracterizan la ropa de cama de verano aumentan su tamaño e intensifican sus colores para dar como resultado camas vibrantes y llenas de vitalidad. Además de color en los estampados, protagonizados de nuevo por colores cálidos como anaranjados y ocres, también los tonos intensos llegan a las bases de estos estampados, aunque con tonalidades frías en azul o verde oscuro. Estos tonos dotarán al dormitorio de un aire sofisticado y elegante, al tiempo que lo llenarán de color.
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¿Buscas más luz? Apuesta por el blanco
Ahora que las horas de día van disminuyendo, puede que tu dormitorio no te parezca tan luminoso ahora como en verano. Por eso, nada como el color blanco para llevar de nuevo la luz a tu cuarto. Claro que puedes pintar las paredes, pero resulta mucho más sencillo vestir la cama con una funda de edredón de un color blanco. Ahora, si tu dormitorio recibe luz del norte, mejor decántate por un blanco roto o un beige, que aporte, además, algo de calidez.
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Los suelos piden calidez
Si en verano triunfan las alfombras de fibras naturales, ahora que las temperaturas comienzan a bajar, es mejor apostar por modelos de algodón o lana. Ofrecerán una pisada cómoda y cálida, muy agradable para andar descalzos. Puedes colocarlas a ambos lados de la cama o, si te decantas por una alfombra grande, en la parte inferior de la cama, saliendo por laterales y la parte de abajo de la cama.
En cuanto a los colores, es mejor optar por tonalidades neutras, que no compitan con el resto de colores de la decoración.
Además, ten en cuenta, que una alfombra en el dormitorio te ayudará también a mejorar el aislamiento acústico y térmico de tu habitación. ¡No renuncies a ellas!
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Un cabecero más gustoso
Tanto si tienes un cabecero desenfundable, como si es de madera, comprueba sus medidas. Hay muchas tiendas de decoración que ofrecen fundas de cabecero, perfectas para sumar calidez en tu dormitorio. Las de lino son las más cálidas y decorativas. Ahora, si no encuentras una funda de cabecero que se adapte al tamaño de tu cabecero y tienes cierta mañana con la aguja y el hilo, haz tú misma una funda. Hazte con un tejido resistente que soporte bien el roce de la almohada del día a día, coge el metro ¡y manos a la obra!
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Más calor en el dormitorio con cortinas
Aunque los días ya empiezan a ser más cortos y no son tan necesarias unas cortinas opacas que impidan el paso de la luz. Pero sí que conviene comenzar a aislar del frío el interior de la estancia. Hay modelos de cortinas que cuentan con una especie de forro que impiden que se escape del calor de la habitación y que actúan como aislante frente al frío que entra por las ventanas.
Para conseguir un toque más decorativo y contar con intimidad sin prescindir de la luz tamizada, combina estas cortinas opacas con unos visillos blancos. De día podrás tener los visillos, dejando pasar la luminosidad, mientras que por la noche cierra las opacas para mantener el calor de la estancia.
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