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Plantas de interior

Bromelia, una planta tropical de fácil cultivo

Resistente y agradecida, es perfecta para jardineros principiantes


9 de septiembre de 2022 - 14:50 CEST
© Chesna en Pixabay

Exótica, llamativa y muy bella. Así es la bromelia, una planta tropical que transformará cualquier rincón soso en un espacio más que interesante.

Además de su belleza, la bromelia tiene otras ventajas, como su facilidad de cultivo. Un punto clave que te animará a hacerte con un ejemplar, ya que no te exigirá complicadas atenciones. Solo tendrás que buscarle un buen sitio en casa y darle mimos de vez en cuando.

 

Una planta todoterreno

La bromelia es una planta, o más bien una familia de plantas, que son originarias de las selvas brasileñas y de otros países de América del Sur, aunque también existen bromelias en los Andes.

Son resistentes y capaces de adaptarse a todo tipo de climas, siempre que las temperaturas no sean extremas. Es una planta perfecta para cultivar en interior, incluso si se trata de jardineros sin experiencia, por lo que puedes hacerte con un ejemplar para iniciarte en el mundo apasionante de la jardinería. ¡No te lo pienses! Elige tu bromelia favorita y conviértela en la reina del salón.

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Todo un amplio abanico de variedades

Más que una planta sencilla, la bromelia es toda una familia de plantas que engloba cerca de 3.000 variedades clasificadas en diferentes géneros. Aunque la mayoría comparten los cuidados que necesitan, varían en el tamaño, en la forma de las hojas y en el color. Guzmania, tillandsia, vriesea, aechmea o neoregelia son algunas variedades de bromelias.

La tillandsia, por ejemplo, es una planta epífita que crece sin sustrato en la corteza de los árboles o, incluso, en las rocas. Sus hojas son estrechas y puntiagudas.

La guzmania, otra de las bromelias más comunes, posee colores brillantes en una amplia gama de tonalidades.

Las hojas de la aechmea, o lengua de suegra, tienen unas manchas blancas muy características. Cada variedad posee ciertos rasgos propios que la distinguen del resto.

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Un mundo de color

Las bromelias son plantas de floración espectacular, aunque en realidad no son flores sino brácteas lo que tantas miradas atrae. Se trata de una roseta de hojas de brillantes colores en las que nacen las flores, mucho más pequeñas.

Las bromelias solo producen una flor o roseta en todo su ciclo vital, y suele ser entre abril y junio. Para que llegue ese momento la planta ha de tener un año o dos de vida. La roseta es inicialmente verde y después va tomando un color intenso y brillante, desde el rojo más vivo hasta el violeta, pasando por el rosa, el amarillo o el naranja.

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El entorno, luminoso y cálido

Cuando desees cultivar una bromelia en casa esfuérzate en encontrarle la mejor ubicación y ella te lo agradecerá creciendo sana y preciosa. Le gustan los lugares luminosos pero sin que le lleguen los rayos del sol de forma directa, ya que podrían quemar sus hojas. Si la colocas cerca de una ventana, asegúrate de poner una cortina o un estor.

En cuanto a la temperatura ideal para la bromelia, oscila entre 17 y 26º C, aunque ella prefiere los entornos cálidos en torno a los 24º C. Lo importante es que la protejas de las corrientes de aire de y de las heladas, algo que resulta fácil en el interior de casa.

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¿Cómo se riega una bromelia?

Este puede ser el cuidado más peliagudo de la bromelia, aunque no te planteará dificultad alguna si aprendes a regarla correctamente. Como buena planta tropical, la bromelia necesita una gran humedad ambiental. Para dársela lo mejor es pulverizar sus hojas a diario y colocarla lejos de fuentes de calor en invierno.

Mantén el sustrato húmedo y riégala una vez a la semana evitando los encharcamientos. En verano tendrás que aumentar ligeramente la frecuencia de riego. Cada quince días aproximadamente llena la roseta de agua.

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El sustrato y el abono

A las bromelias les gustan los sustratos de tipo ácido. Tienes varias opciones para proporcionárselo: puedes mezclar arena, turba y tierra a partes iguales, o puedes utilizar un sustrato comercial para orquídeas y añadirle turba. Con cualquiera de estos sustratos crecerán felices y saludables.

En lo que al abono se refiere, las bromelias no necesitan mucha fertilización. Si lo deseas puedes añadir un poco de abono específico en la base de la planta una o dos veces al año, sin pasarte con la cantidad ya que eso haría que los colores de las hojas perdieran intensidad.

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Claves para multiplicarla con éxito

Hay una forma curiosa de multiplicar la bromelia, una planta que normalmente muere un tiempo después de haber terminado su floración. Cuando esta toca a su fin, surgen en la base dos o tres plantas pequeñas que son los hijuelos. Si los separas de la planta madre y los pones en una maceta, conseguirás nuevos ejemplares de bromelia.

Para hacerlo deja que crezcan hasta que sean la mitad de grandes que la planta original, y después arráncalos con algunas raíces. Plántalos en otro tiesto y en un periodo de un año aproximadamente habrán florecido.

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¿Qué le pasa a mi bromelia?

A pesar de ser una planta resistente, la bromelia pude acusar ciertos problemas. Si los conoces y sabes reconocerlos, podrás solucionarlos antes de que la salud de tu planta se vea comprometida. Estos son algunos de los males más habituales:

- Hojas que se secan. Si sucede esto lo más normal es pensar que a tu bromelia le falta agua. En realidad, lo que le ocurre es que la temperatura del entorno es demasiado fría para ella. Cámbiala de lugar a un emplazamiento más cálido y mejorará.

- Manchas marrones en las hojas y brácteas. Esto es un signo de que la estás regando en exceso. Cuando las raíces de la bromelia se encharcan se producen hongos y pudrición y aparecen esas manchas marrones. Vacía la roseta de agua acumulada y deja que el sustrato de la planta se seque por completo.

- Hojas arrugadas. Tu bromelia está sufriendo un exceso de calor y sequedad. Riégala generosamente sumergiendo completamente la maceta en agua (sin mojar las hojas) hasta que ya no salgan burbujas, y después deja que escurra.

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Vigila el ataque del pulgón

No se trata de una planta que sufra demasiado el ataque de los insectos dañinos, aunque sí es propensa a verse afectada por el pulgón. Cuando esto sucede las hojas se deforman y se vuelven pegajosas en algunas zonas.

Para acabar con el problema debes utilizar un insecticida de tipo ecológico como el aceite del árbol Neem, fácil de encontrar y de aplicar y muy efectivo con las plagas.

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