Además del riego, la luz es uno de los factores que determinan la salud de nuestras plantas. Y es que, igual que no pueden sobrevivir sin uno, tampoco lo pueden hacer sin la otra. Por eso, no solo es importante la frecuencia con la que riegas tus plantas, sino también su ubicación en su casa y si en ella reciben suficiente luz. Repasamos cuáles son los síntomas que te indicarán que tus plantas tienen poca luz.
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Mi planta no crece más
Y tampoco da flores. Esto puede pasar tanto en plantas de interior como de exterior. Si ves que no solo tu planta no crece, sino que además no desarrolla su floración, es que tiene una carencia de luz. De esta manera, es posible que la planta cree los capullos, pero estos se marchiten antes de abrirse. Ahora, antes de nada, asegúrate de que tu planta no tiene demasiada agua, ya que la falta de crecimiento puede ser síntoma también de exceso de riego.
Si la conclusión es que tiene escasez de luz, busca a tu planta un lugar en el que pueda recibir más luz. Si está plantada en el jardín, hazlo con mucho cuidado de no dañar el cepellón.
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Mis plantas se inclinan hacia un lado
Es uno de los síntomas más claros de que a tu planta le falta luz y se identifica de una manera sencilla. Si este es el caso, verás cómo el crecimiento de la planta va hacia un lado, por el que más luz recibe, ya que así trata de obtener toda la luz que necesita.
Cómo solucionarlo: si lo tienes cerca de la ventana, comprueba cuánta luz entra. Si está ubicada al este o al norte, la cantidad de luz será menor que si está al sur o al oeste. Si es posible, cámbiala también de ubicación.
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Los tallos de mi planta crecen sin fuerza
Si ves que los tallos de tu planta están débiles, demasiado delgados o con mal aspecto, es un síntoma claro de falta de luz y de que la planta necesita una nueva ubicación. Pero debes tener cuidado de no confundirlo con un exceso de agua o un mal drenaje de la planta, ya que unos tallos quebradizos también pueden ser un síntoma de estos dos problemas. Después de asegurar que la planta no tiene demasiada agua, cámbiala de lugar a donde pueda recibir mayor cantidad de luz.
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Nuevas hojas de menor tamaño
Otro síntoma que puede darte pistas de que tu planta necesita más luz es que, aunque crecen nuevas hojas, estas son más pequeñas que las que nacen habitualmente. Así que, como las veces anteriores, busca una nueva ubicación para tu planta.
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Mi planta está espigada
Eso significa que la planta sus tallos (varios o todos) se estiran más de lo que deberían. Este fenómeno se conoce como etiolación y es popular en plantas crasas y suculentas. La planta, ante la falta de luz, alarga sus tallos en busca de la luz. Y no hay que despreciar la importancia de este síntoma, ya que lo más probable es que terminen muriendo. Así que, cámbiala de ubicación cuanto antes a un lugar en el que pueda recibir más sol.
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Las hojas están amarillas y los tallos débiles
Es uno de los síntomas más claros de que tu planta tiene una carencia de luz natural: hojas amarillas y tallos débiles. Aunque debes tener en cuenta que, ante un problema de falta de luz, las que se ponen amarillas no son las hojas inferiores de la planta, que pueden hacerlo cuando han llegado al final de su ciclo natural, sino las que están en los tallos más superiores. Además, se desprenderán de la planta.
Las hojas han perdido su color y dibujo
Es otro de los síntomas claros de que tu planta tiene falta de luz. Verás cómo las hojas de tu planta cambian su color verde por otros más oscuros o, si tienen otros tonos, estos desaparecen debido a una escasez de luz. Las plantas que tienen tonos diferentes al verde tienen unas necesidades muy específicas de luz, que mantienen gracias a una correcta fotosíntesis. Una falta de luz implica que no podrá generar esos pigmentos.
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Síntomas de un exceso de luz en mis plantas
Si tus plantas reciben demasiada luz, es probable que también te lo comuniquen mediante una serie de síntomas como la aparición de quemaduras, de hojas marchitas y secas, como si se hubieran deshidratado, las hojas adquieren un tono pálido, están alicaídas o se enrollan.
En estos casos, lo mejor será que busques una ubicación en la que reciba una menor cantidad de luz o, al menos, más tamizada. Puedes ponerla tras una cortina o algo más alejada de la ventana.
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