Estamos en el corazón de Manhattan, donde vive la sociedad neoyorquina más importante. Las damas más chic tienen aquí sus espectaculares apartamentos, a pocos pasos de las boutiques de las marcas más relevantes del mundo. Tiffany Dubin es una de ellas, hiperrefinada, culta, de gran clase. La moda siempre ha sido parte de su vida. Su padre fue un productor de moda clásica; su madre, un icono en el mundo de la alta costura, y su padrastro, Alfred Taubman, un hombre de gran poder que, en 1983, compró la famosa casa de subastas Sotheby’s y la devolvió a los laureles del pasado, hasta 2005, cuando su familia cedió el control.
Exmujer del conocido promotor inmobiliario y financiero Louis Dubin, de quien tuvo una hija, Tatiana, Tiffany Dubin es ejecutivo sénior de Desarrollo de Negocios en Sotheby’s. Su agudo sentido estético para el arte, las joyas y la moda vintage la llevan a viajar por todo el mundo en busca de tesoros. “Estoy constantemente educando el ojo para que, cuando voy de ‘cacería’, mi visión esté afinada para reconocer lo soberbio frente a lo banal”, nos dice.
Actualmente, está organizando una subasta de piezas cuidadosamente seleccionadas de joyería de artista. Será la primera subasta en Sotheby’s centrada únicamente en esta categoría de arte.Su casa es un reflejo del recorrido de su vida, una mezcla ecléctica de clásicos del diseño de los siglos XX y XXI y obras de arte muy importantes. Tiffany adora Nueva York. El Met y Central Park son lo que ella llama su hogar, nunca se cansa de recorrer sus galerías, siempre aprendiendo cosas nuevas.
“Me encanta estar en casa y recibir amigos. Mi apartamento es un “mix” de clásicos del diseño de los siglos XX y XXI, hallazgos en mercadillos y subastas no convencionales”
—¿Se puede decir que la combinación de arte, moda y negocios fue la que moldeó tu carácter?
—Aprendí de mis padres y de mi padrastro cómo asumir riesgos, confiar en mi instinto y mirar más allá de lo convencional. Al final, mi exposición a la moda y el estilo no significó nada en absoluto hasta que llegué a mi propia definición personal de lo que significa vestirse con estilo. Personalizo objetos y los coloco en un contexto diferente para que se vuelvan extraordinarios. Coescribí un libro con un historiador cultural y periodista, titulado Vintage Style, Buying and Wearing Classic, Vintage Clothes. El objetivo era que fuera un manual indispensable para cualquier mujer que quisiera vestir «vintage» con garbo.
—¿Para ti qué significa ser chic?
—Creo que ser chic es ser creador de tendencias, no seguidor. Alguien que es elegante tiene talento para tomar objetos aparentemente dispares y vincular diferentes estilos y períodos en su estilo personal, en su colección y en su hogar. Creo que ser genuinamente chic tiene ese componente. Las personas a las que admiro son las que siguen su propio camino, nunca la tendencia de la temporada. Se conocen a sí mismos y saben lo que les funciona y tienen el coraje suficiente para forjar un estilo propio.
“Aprendí de mis padres y de mi padrastro cómo asumir riesgos, confiar en mi instinto y mirar más allá de lo convencional”
—¿Con quién te casaste?
—Me casé joven con un hombre maravilloso del que todavía soy muy buena amiga, Louis Dubin, un promotor inmobiliario y financiero de la costa este. Tenemos una hija, Tatiana, que es nuestra mayor alegría. Está completando su máster en Escritura en la Columbia University, después de obtener un título en Lingüística en la Brown University. Está interesada en la publicación de libros y, con veintiséis años, está lanzando su primer proyecto de libro sobre el poeta que glosó a la antigua diosa Ishtar. Mi hija me enseñó que los sumerios fueron los primeros en escribir sobre joyería y me ha compartido fotos increíbles de la joyería de esa época.
—Háblame de Sotheby’s, la gran casa de subastas que marcó tu vida.
—Después de graduarme, en mil novecientos noventa y uno, en la Universidad de Georgetown, empecé a trabajar para el Departamento de Estado como curador asociado en el programa de Arte y Embajadas. Sintiéndome enormemente atraída por las artes, me uní a Sotheby’s. Comencé desde el peldaño más bajo, me abrí camino y me convertí en representante del equipo de servicios al cliente privado y luego di un gran salto para crear el departamento de Moda, en mil novecientos noventa y seis. Durante cinco años, junto a mi equipo, realizamos subastas de moda centradas en la alta costura europea del siglo XX y el prêt-à-porter estadounidense. Dejé Sotheby’s en dos mil uno para crear mi propio negocio y regresé diez años después para trabajar atendiendo a clientes privados y nunca miré hacia atrás.
—¿Cuál es tu puesto actual en Sotheby’s?
—Mi función como senior business development executive en Sotheby’s está totalmente enfocada en el cliente. Mi trabajo consiste en ofrecer servicios personalizados a los clientes vip y a los más exigentes. Trabajo en todas las disciplinas para facilitar las transacciones de venta y, al mismo tiempo, reforzar las relaciones con coleccionistas y compradores. Por lo tanto, trabajo con especialistas en todos los departamentos: bellas artes, posguerra y contemporáneo, impresionista y moderno, antiguos maestros, así como diseño, joyería y relojería, lujo...
—Creo que estás muy entusiasmada con tu nuevo proyecto: Joyería de Artista.
—Estoy organizando una subasta de piezas cuidadosamente seleccionadas de joyería de artista. Será la primera subasta en Sotheby’s centrada únicamente en esta categoría. Veo la joyería de artista como una forma de arte en la encrucijada de la escultura, el diseño y la moda. Mi objetivo es compartir mi pasión por esta joyería con coleccionistas exigentes y despertar el interés de los amantes de todo tipo de arte en esta categoría importante y en desarrollo. La joyería de artista tiende a reflejar el arte de su época. Por lo tanto, la venta se divide en secciones vagamente definidas por los principales movimientos artísticos del siglo XX. Las obras representan momentos históricos de expresión creativa, desde el genio cinético de Calder, en las décadas de 1930 y 1940, hasta la obra visionaria de James de Givenchy en la actualidad, que será un referente para las generaciones futuras. Se hace hincapié en artistas destacados, aunque se incluyen algunos creadores menos conocidos, por la originalidad y artesanía de sus joyas.
“Mi lugar favorito en Nueva York es el Museo Metropolitano. Mi mayor alegría es la investigación histórica, el aprendizaje y el intercambio de conocimientos”
Obras únicas
“Los artistas de cada sección están asociados con medios específicos, pero cada uno se ha aventurado en un nuevo medio, la joyería artística, que implica trabajar en una nueva escala, con nuevos materiales y nuevas técnicas. Por ejemplo, el diseñador Hubert Le Gall, que crea esculturas y muebles fabulosos, me confía su delicado “Pescador de Alaska” junto con el joyero más elegante, con un espejo y una golondrina voladora hecha de obsidiana, su primera joya de arte seria, para incluir en esta venta. Las obras únicas de Luz Camino consisten en ágata en rodajas finas a las que aplica su habilidad en la técnica “plique-à-jour”, del siglo XIV. Tito Pedrino usa piedras de manera audaz y poderosa y, en mi opinión, es similar a un Andrew Grima de hoy. Las interpretaciones innovadoras del mundo circundante se reflejan en obras como la escultura de caja de joyería “Atlas”, hecha a mano por Luna Benai; “Eye Jewelry”, del violinista Yuri Revich, y los anteojos de Hiro Sugimoto, creados en colaboración con Lizworks, de Liz Swig. Es importante para mí resaltar el arte de estas esculturas en miniatura y cómo se relaciona con el cuerpo. El comprador experimentará una relación íntima con la pieza en sí, con el artista que la creó y el movimiento artístico que refleja. Estas piezas no fueron hechas para ser guardadas en un tocador o caja fuerte, están destinadas a ser exhibidas en el cuerpo e interactuar vibrantemente con él”.
“Estoy organizando una subasta de piezas cuidadosamente seleccionadas de joyería de artistas. Será la primera centrada únicamente en esta categoría de arte”
—Tu casa es tu propia galería de arte, con mucha personalidad, gran gusto y eclepticismo.
—Me encanta estar en casa y recibir amigos y familiares. Mi apartamento es un mix de clásicos del diseño de los siglos XX y XXI, hallazgos en mercadillos y compras en subastas no convencionales. El “plato fuerte” son las sillas Louis Durot, en la sala de estar, junto a las mesas Ingrid Donat con lámparas Hervé van der Straeten, junto a las estanterías Billy Baldwin, llenas de cerámica de los años cuarenta, de Sainte-Radegonde. Dos enormes jarrones del platero japonés Hiroshi Suzuki se encuentran encima de las librerías. Fueron un regalo reciente de mi madre. Junto al sofá, anclado por las dos sillas espirales de polietileno y laca del escultor pop francés Louis Durot, está una de mis mesas favoritas de Hubert Le Gall, con dos sillas Mark Bankowsky a cada lado. Esta mezcla de obras en mi sala de estar une diferentes diseños y permite que la habitación sirva para varios propósitos. Es un espacio de vida privado: un salón para recibir invitados en un ambiente íntimo y confortable, una biblioteca donde puedo acurrucarme con un libro en una maravillosa silla de diseño, un comedor para organizar cenas o una sala para mesas redondas de trabajo sobre mi nuevo proyecto. El espacio principal es ecléctico y permite la multitarea. ¡Es como yo! Hay libros por todas partes en mi apartamento. Amo mis libros. Los codifico por colores para poder recordarlos visualmente y encontrar lo que estoy buscando. Tengo tantos y esto los mantiene organizados. Las obras de arte en mi sala de estar incluyen dibujos de Saint-Laurent. Trabajó con Claude Lalanne durante veinte años y muchas de sus piezas de alta costura fueron creadas por ella. También hay una obra de Richard Pousette-Dart, quien fue uno de los primeros artistas en crear joyas en la década de mil novecientos setenta, y una pintura de un artista guatemalteco que adoro, Al Jensen, que fue importante en la década de mil novecientos sesenta y difícil de encontrar. Compré el marco del espejo sobre el sofá en una pequeña casa de subastas. Luego lo convertí en un espejo. Frente al espejo cuelga una acuarela de Emil Nolde y un collage de Balla, que alguna vez perteneció a Martinelli y tiene el manifiesto futurista escrito por él a mano.
“Adoro España. Uno de mis viajes favoritos fue recorrer el Camino de Santiago”
—Tienes arte también la cocina y en tu dormitorio.
—En mi dormitorio, a cada lado de mi cama, hay dibujos de Antonio López que habían pertenecido al difunto fotógrafo Bill Cunningham. Cuando entras en mi habitación, primero ves un candelabro de Hervé van der Straeten, dos armarios laterales de mediados de siglo y una cómoda de David Gill. La cama es un diseño de mamá, inspirada en una artista amiga nuestra, Geraldine Grinda. El banco de la cama es de un artista estadounidense que, lamentablemente, acaba de fallecer, Garry Knox Bennett. Fue un icono en el campo de la carpintería. Sus obras residen en el Victoria & Albert, en Londres, y en muchos otros museos de América. Fue otro hallazgo de una pequeña casa de subastas donde tuve suerte. Por lo general, encuentro cosas que amo y luego investigo. El espejo es de la década de mil novecientos setenta, con mi joyero favorito de Hubert Le Gall hecho de nogal y obsidiana frente a él.
“Explorar la ‘Rive Gauche”
—¿Cuál es tu lugar favorito de Manhattan?
—Mi lugar favorito en Nueva York es el Museo Metropolitano. Mi mayor alegría es la investigación histórica, el aprendizaje y el intercambio de conocimientos con los demás. La precisión, el honor de los valores fundamentales de la erudición y las obras por las que se conoce al museo me dejan asombrada.
—Viajar y disfrutar. ¿Cuáles son tus metas?
—Me encanta descubrir nuevos lugares, conocer gente, contemplar obras de arte y estar físicamente activa. Siempre estoy dispuesta a explorar la rive gauche de París. Puedo dar vueltas y visitar todas las pequeñas tiendas y galerías. Aun así, mi actividad favorita es pasar un día en el famoso mercado de pulgas, Les Puces de Saint-Ouen, en la Porte de Clignancourt, o curiosear en las tiendas de bric-à-brac. Disfruto el tiempo que paso en Gstaad en Navidad y en febrero, ya que tengo muchos amigos españoles y griegos a los que adoro. Uno de mis viajes favoritos fue recorrer el Camino de Santiago en España y, cuando estuve en Santiago, encontré joyas que se remontaban a los días en los que musulmanes, judíos y cristianos convivían en paz. Adoro España y me queda una enorme lista de lugares para visitar.