9. Apuesta por el 'todo al blanco'
Decorar partiendo de una base blanca con mobiliario, paredes y techo de este color resulta más sencillo a la hora de integrar un cuadro abstracto, como este de Lorna Smith, sobre todo si el blanco también forma parte de la obra. Lo ideal en este universo ‘white’ es intentar mantener la gama cromática de la pieza en niveles bajos (evita las estridencias) o neutros, de manera que no destaque demasiado, aunque tenga un lugar preferente en la decoración de interiores.
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12. Busca aliados
La forma de lograr que un cuadro abstracto no ‘cante’ en una estancia de estilo clásico pasa también por buscar aliados dentro de la propia decoración que lo arropen y lo hagan sentir como en casa. Estos ‘acompañantes’ pueden ser un accesorio decorativo moderno, como una lámpara o un jarrón, que maticen el ambiente ecléctico y relajen el contraste de los polos opuestos.
11. Juega con los marcos
Una de las maneras más sencillas de integrar una obra de arte moderna en una decoración clásica es enmarcándola a juego con el resto del mobiliario. De manera que, aunque no coincidan en estilo, lo hagan en materiales y colores. En esta propuesta de AM.PM en La Redoute Interieurs, los marcos de las diferentes láminas se vinculan con la madera y la estructura negra de la estantería baja, logrando crear un conjunto lleno de armonía.
10. Di sí a la regla del 80/20
Si el cuadro que vas a integrar, destaca tanto por su valor artístico como por su colorido, debes tener cuidado y buscar el equilibrio. Para ello, establece la famosa regla de decoración del 80/20, donde el 80% de la decoración es tu caja clásica y el 20% restante es el arte y las piezas moderna. En esta propuesta de HAY, los elementos principales siguen su propio ritmo y estilo, mientras que la llamativa obra y otros accesorios secundarios, como el taburete rojo, siguen otra distinta.
Si la decoración de interiores de tu casa es clásica, hay elementos como molduras o una preciosa chimenea, pero tus gustos en arte son más modernos y te encantan las obras abstractas, el color o los pósteres, es importante que sepas jugar con estos dos elementos que, a priori, pueden parecer contrarios, pero que pueden funcionar bien y aportar un plus de estilo a tus estancias. Estas 12 ideas de decoración te dan algunas pistas, úsalas a tu manera y adáptalas a tus condiciones.
1. Da pinceladas de color
Si tus obras de arte están algo subidas de tono, nada mejor que intentar incorporar alguna pincelada de color en la misma tonalidad o en otra igual de atrevida en elementos secundarios o accesorios, como cojines, textiles y adornos, y mantener cierta neutralidad en el resto, como ocurre en este salón. Recuerda que las plantas también son parte del ambiente.
8. Dale entidad propia
Para ello tiene que ser una obra muy especial y que contraste lo suficiente con el resto de la decoración, como ocurre con este cuadro de la exposición ‘Entre Colores’ de Fhe Gallery en el estudio Dukes House. Lo ideal en estos casos, es que no lleven marco o sea tan discreto que apenas notes su presencia. De esta manera, toda la atención se dirigirá al cuadro y no se dispersará en el ambiente.
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7. Establece un vínculo
Para lograr que una obra moderna se integre en un ambiente clásico, debe haber sintonía entre ellas, aunque no tengan nada que ver. En este ambiente, obra de Tinda’s Project, el cuadro se funde con la pared, a pesar de que no comparten ni color, gracias a la calma y la sensación de paz que proporciona, algo muy conveniente en la decoración del dormitorio. El resultado es el esperado y la armonía es perfecta.
6. Pon un marco antiguo
La elección del marco idóneo es fundamental, ya que con ellos puedes dar protagonismo a la obra o hacer que se integre al 100% en el espacio. En este ambiente, la artista Itziar Guzmán va mucho más allá, ya que lo convierte en parte de la composición usando un modelo recargado en dorado. “Me gusta mezclar una obra en un soporte más moderno con una moldura antigua, enmarcándola o simplemente colgándola alrededor”, apunta. El resultado no deja indiferente a nadie.
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5. Crea contrastes visuales
Aunque la manera más sencilla de hacer que la mezcla y la decoración ecléctica funcione es a través de la armonía, a veces, el contraste puede ser una opción y dar mucho juego ‘deco’. Para ello, debes ser lo suficientemente atrevida, sin caer en lo ‘kitsch’ y contar con metros cuadrados de sobra. No es lo mismo un pequeño salón donde todo debe estar medido y ajustado al espacio que uno amplio, donde el enfrentamiento visual se integre y pase más desapercibido. En esta propuesta de Horm, los cuadros están repartidos por paredes y suelo, sin perder en ningún momento la sensación de conjunto.
4. Coloca dos cuadros simétricos
La simetría es una de las claves que debes tener en cuenta al colgar cuadros sin temor a equivocarte y, en este salón obra de Sandon donde las obras modernas se integran en una estancia clásica, es imprescindible para mantener la coherencia visual y estética. Para reforzar el efecto, se han situado centradas en la pared del sofá y se han usado las molduras como marco, reforzando la conexión con el ambiente. Además, el fondo blanco de las obras se funde con la caja ‘white’ del espacio donde paredes, muebles y textiles son de este color.
3. Ten un nexo de unión
No se trata de que todo vaya perfectamente conjuntado, la decoración de interiores necesita libertad y personalidad para brillar con luz propia, pero sí es necesario que exista coherencia entre los cuadros y los elementos decorativos que los rodean. En esta propuesta, el papel pintado de Borästapeter juega con las formas y los colores (morados, verdes y amarillos) de la lámina estableciendo una conexión entre ellos que favorece la armonía y el entendimiento, incluso cuando no comparten estilo decorativo.
2. Agrupa y vencerás
Si quieres que tengan el protagonismo absoluto del espacio, no andas escasa de metros cuadrados y luz natural y dispones de una gran pared para que luzcan como merecen, usa todos estos elementos a tu favor y exhíbelos como si se tratara de una galería de arte, como en esta propuesta de Kave Home. La clave para que no parezca fría y evitar el ‘efecto museo’ es jugar con la mezcla de colores y motivos y reforzar la calidez del ambiente con textiles amorosos, un suelo de madera… Recuerda que si pertenecen a la misma serie, deben estar juntos, pero no revueltos.