El kalanchoe es una de las plantas más populares por su resistencia, espectacular floración y su bajo mantenimiento, lo que la convierten en una de las suculentas más populares. De hecho, su versatilidad permite que pueda cultivarse tanto en interior como en exterior, y su bajo mantenimiento la convierte en una aliada perfecta para principiantes en el cuidado de plantas. Pero su encanto no termina ahí.
Y es que, además de aportar color y frescura a cualquier rincón, algunas variedades son muy valoradas por sus propiedades. Descubre cuáles son las características del kalanchoe, las variedades más populares, así como los cuidados que necesita para prosperar.

Origen y características del kalanchoe
El kalanchoe es una planta crasa, originaria de regiones tropicales de África y Madagascar. En su hábitat natural, crece en terrenos áridos, por lo que ha desarrollado una excelente capacidad para retener agua, lo que la hace ideal para quienes buscan una planta decorativa que necesita pocos cuidados.
El kalanchoe es una planta perenne, suculenta, de crecimiento medio y caracterizada por sus hojas carnosas, verdes o jaspeadas, que almacenan agua. La mayoría de variedades florecen en invierno o a principios de primavera, con pequeñas flores de colores intensos como rojo, naranja, rosa, amarillo o blanco. Sus hojas suelen tener bordes dentados y una textura brillante que le da un aspecto siempre saludable. Su tamaño no supera los 40 o 50 cm, lo que la convierte en una planta ideal para decorar estanterías, mesas o el alféizar de la ventana.

Beneficios y propiedades del kalanchoe
Cultivar un kalanchoe es una opción muy decorativa, pero también es conocida por purificar el aire. Pero El Kalanchoe no solo destaca por su belleza, también ha sido objeto de interés por sus posibles propiedades medicinales. Algunas variedades, como Kalanchoe pinnata o Kalanchoe daigremontiana, se han utilizado en la medicina tradicional para tratar inflamaciones, quemaduras, heridas leves o infecciones cutáneas. Esto se debe a la presencia de compuestos como los flavonoides y los bufadienólidos, conocidos por su acción antiinflamatoria y antimicrobiana.
No obstante, su uso debe limitarse al ámbito ornamental si no contamos con asesoramiento profesional, ya que su consumo puede resultar tóxico.

Variedades más populares
Hay más de 170 especies de kalanchoe. Todas ellas comparten la capacidad de adaptarse bien al cultivo en maceta. Tendrás que elegir una u otra variedad dependiendo de si buscas floración o un follaje decorativo. Estas son las más conocidas:
- Kalanchoe blossfeldiana es una de las más populares y conocida por sus flores densas y brillantes, ideal como planta de interior.
- Kalanchoe luciae, se la conoce también como 'planta paleta'. Es una planta que destaca por su valor ornamental: presenta hojas carnosas dispuestas en rosetas, que destacan por ser planas y redondeadas, y porque sus bordes están coloreados
- Kalanchoe daigremontiana, también conocido como "madre de miles", destaca por sus hojas dentadas que generan nuevos hijuelos en sus bordes.
- Kalanchoe tomentosa, es otra variedad atractiva de hojas plateadas y textura aterciopelada, muy decorativa en macetas de barro o cerámica.
- Kalanchoe fedtschenkoi: se adapta bien al exterior y presenta tonos azulados y rojizos en las hojas.

Dónde colocar el kalanchoe
Lo más adecuado es ubicar el Kalanchoe en un lugar muy luminoso, donde reciba varias horas de luz solar directa, especialmente en invierno. En el interior, pon la maceta cerca de una ventana orientada al sur o al oeste. En zonas de climas templados, también se puede situar en un área exterior protegida, siempre que no reciba sol abrasador en verano. Si notamos que las hojas pierden color o se alargan en exceso, probablemente le falta luz. Por el contrario, si se quema o amarillea, conviene desplazarlo a un sitio con luz tamizada. Una buena ubicación es clave para mantener su forma compacta y favorecer la floración.

Temperatura adecuada
El kalanchoe prefiere temperaturas suaves, entre 15 °C y 25 °C, aunque puede resistir picos superiores en verano. Lo que no tolera bien son las heladas ni los ambientes por debajo de los 5 °C. En invierno, debemos protegerlo de corrientes frías y evitar situarlo cerca de ventanas mal aisladas. Si se cultiva en exterior, es aconsejable llevar la maceta al interior durante los meses más fríos. Una temperatura constante y moderada estimula la floración y evita el estrés. También es importante evitar cambios bruscos, que pueden afectar tanto al desarrollo como a la producción de flores.

Riego del Kalanchoe
Como buena suculenta, el Kalanchoe necesita riegos moderados. Hay que regar a la planta solo cuando el sustrato esté completamente seco, unas dos veces al mes en invierno y una vez por semana en verano. Hay que tener especial cuidado de no encharcar ni dejar agua en el plato, ya que el exceso de humedad pudre las raíces. Las hojas blandas o translúcidas suelen ser un signo claro de riego excesivo. Si la cultivas en maceta, debe tener buen drenaje para evitar acumulaciones innecesarias. Con una suculenta como esta es mejor quedarse cortos que pasarse, ya que la planta tiene reservas suficientes para sobrevivir a una sequía moderada.

Sustrato y abono recomendado
Un sustrato bien aireado, con buen drenaje, es esencial para que el kalanchoe prospere. Puedes usar un sustrato para suculentas o mezclar tierra universal con perlita y arena gruesa en proporciones iguales, lo que evitará que se compacte y facilitará la evacuación del agua sobrante. También es aconsejable añadir una capa de gravilla o arcilla expandida en el fondo de la maceta.
Durante la etapa de crecimiento y floración, conviene abonar el Kalanchoe una vez al mes con un fertilizante específico para plantas suculentas. En invierno, suspende el abonado para respetar su periodo de reposo, ya que un exceso de nutrientes puede provocar hojas muy grandes pero poca floración, o incluso deformaciones.

Poda y mantenimiento
La poda no es imprescindible, pero sí recomendable para mantener un porte ordenado y estimular nuevas ramificaciones. Tras la floración, corta los tallos marchitos desde la base para favorecer nuevos brotes. También puedes eliminar hojas secas o dañadas para evitar que se acumulen hongos. En algunas variedades, como el Kalanchoe daigremontiana, conviene controlar su propagación eliminando las plántulas o hijuelos que aparecen en los bordes de las hojas.

Reproducción del Kalanchoe
Reproducir el Kalanchoe es muy sencillo. Puedes hacerlo mediante esquejes de tallo, hojas o incluso mediante plántulas que nacen en los bordes en algunas especies. Para hacerlo, corta un fragmento sano y déjalo secar durante 24-48 horas antes de colocarlo sobre sustrato seco. Al cabo de una o dos semanas, comenzará a emitir raíces si la temperatura y la luz son adecuadas. El proceso es tan sencillo que hasta los principiantes obtienen buenos resultados desde el primer intento.

Plagas y enfermedades
Aunque el Kalanchoe es una planta resistente, puede verse afectado por algunas plagas, como la cochinilla, el pulgón o la araña roja, sobre todo si el ambiente es muy seco. También son frecuentes los hongos por exceso de riego o someter a la planta a una mala ventilación. Las hojas con manchas marrones, bordes negros o mal olor suelen ser señal de alerta. Revisa la planta regularmente y actúa en cuanto aparezcan los primeros síntomas. Puedes aplicar jabón potásico o aceite de neem, remedios que suelen ser suficientes en fases iniciales.