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Plantas de exterior

Qué cuidados necesitan tus rosales en verano para tenerlos esplendorosos

Y prolongar su floración


Actualizado 8 de agosto de 2022 - 13:06 CEST
© Ivabalk / Pixabay

Si tienes rosales en el jardín, son seguramente tus flores preferidas. Su colorido, agradable aroma e innegable belleza la han convertido en una de las especies más preciadas por los aficionados a la jardinería. Y, aunque son plantas bastante resistentes, en verano necesitan unos cuidados especiales para estar bellas y esplendorosas. Ten en cuenta que, dependiendo de la especie de rosal que cultives en tu jardín su floración puede darse entre primavera y otoño, de manera que es ahora cuando más atenciones necesitan. Repasamos qué cuidados debes darle a tus rosales durante los meses de más calor. 

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Abona a principios del verano

Para poder disfrutar de una floración espectacular de tus rosales, es importante darles ciertos cuidados antes de que lleguen las temperaturas más altas. Es aconsejable abonar los rosales antes de que el calor se instale, evitando así quemar la planta. Puedes aplicar dos tipos de abono: un abono nutritivo con una buena dosis de materiales orgánicos y un abono de floración específico para rosales, que ayudará a la planta a ofrecer más y más bellas flores. 

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La importancia del riego

Está claro que, con las altas temperaturas, las necesidades de riego de tus plantas aumentan. También las de los rosales, ya que destina gran parte de sus reservas hídricas a ofrecernos sus hermosas flores. De esta manera, lo más recomendable es realizar riegos en profundidad, sin mojar sus hojas, que pueden pudrirse, ni sus flores, que pueden oxidarse. Asimismo es recomendable hacerlo o a primera hora de la mañana o última de la tarde, cuando el sol haya bajado. En cualquier caso, evita siempre las horas centrales, ya que la evaporación del agua podría dañar a la planta.  

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Elimina los chupones

Los chupones son las ramas que nacen en la base de las plantas y que, en el caso de los rosales, no darán flor. Además, no benefician en nada a la planta, ya que les roban la energía. Para hacerlo emplea unas tijeras de podar limpias y desinfectadas (evitarás la posibilidad de propagar enfermedades y plagas de unos ejemplares a otros). Con ellas, poda los chupones sin dañar el tronco principal del arbusto. Así conseguirás que el rosal destine toda su energía a llenar de flores tu jardín. 

También puedes recortar los brotes excesivamente largos, así como los marchitos. Así aportarás más fuerza a los nuevos brotes y la planta concentrará su energía en la floración de nuevas flores.  

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Sol sí, pero sin quemar la planta

En general, los rosales necesitan estar en una ubicación en la que reciban, al menos, cuatro horas de sol directo (aunque algunas especies como las gallicas, damascenas y albas pueden estar en semisombra). Por eso es importante que, cuando decidas añadir esta planta a tu jardín, selecciones un lugar en el que este requisito pueda verse satisfecho. Ahora, ten en cuenta que la exposición al sol durante las horas centrales del día puede hacer que la planta se marchite, así que planifica bien su ubicación o cúbrelos para evitar los rayos de sol más intensos en los días de más calor.

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Retira las flores marchitas

Para que tu rosal florezca con fuerza, es recomendable ir retirando las flores según se vayan marchitando. Así conseguirás que el resto de rosas crezcan bien y dejarás espacio para nuevas flores. Puedes hacerlo con la mano, no es necesario podar la planta.

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Presta atención a las plagas

En verano, las plagas y enfermedades en el rosal son más frecuentes que durante el resto del año. Una de las enfermedades más habituales son los hongos, por lo que hay que tener especial cuidado al regar el rosal y no mojar sus hojas. Uno de los hongos más frecuentes en los rosales es el oídio, que apreciarás si ves un polvo blanquecino en las hojas de la planta. Otro es el marsonina, que hará que aparezcan unas manchas negras con borde amarillo en las hojas. En cuanto a las enfermedades, la más habitual del rosal es el pulgón. En cualquier caso, tendrás que aplicar un fungicida o insecticida específico para poder disfrutar de la bella floración de tus rosales. 

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Cuidado con el punto negro

Tanto si tu rosal es pequeño como adulto, es recomendable es limpiar las hojas de la planta una a una, con la mano. Así evitarás la aparición del hongo conocido como punto negro (Diplocarpon rosae). Este hongo suele aparecer en primavera, cuando las condiciones de temperatura y humedad son las adecuadas y que ayudan a que el hongo se multiplique. Las primeras afectadas son hojas inferiores y va extendiéndose por el resto de hojas del rosal. Para solucionar este problema, comienza retirando las hojas afectadas (pero elimínalas del jardín, ya que las esporas de este hongo podrían viajar a otras plantas). Aplica un fungicida sistémico a primera hora de la mañana, en un día sin aire ni lluvia, según las indicaciones del fabricante.

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Protege las raíces

Un truco para mantener las raíces de la planta protegidas y evitar el crecimiento de malas hierbas es colocar trozos de madera alrededor de la planta, a modo de mantillo o mulching. Esta técnica ayudará a mantener la humedad en las raíces y evitará que la tierra se caliente demasiado, manteniéndola templada y húmeda. También puedes colocar hojas de pino, cortezas de árbol, paja o recortes secos de césped. 

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Atenciones especiales a los rosales trepadores

El verano es la época del año en la que las plantas están en su mayor esplendor y más crecen. También los rosales. En el caso de las especies trepadoras o con grandes tallos, es aconsejable sujetarlos o guiarlos mediante algún tutor acorde con el tamaño de la planta, evitando así que se parta o se tuerza. 

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