"Todos lo sabemos ahora, que la pandemia ha sido el acelerador de muchas cuestiones, entre ellas, la del gran tesoro que supone disponer de un jardín o una espaciosa terraza", indica Eva Sánchez, fundadora y directora creativa del estudio El ático de Daniela. Y de un tesoro trata este artículo, que muestra el trabajo antes y después de este estudio, llevado a cabo en una terraza de azotea o ático, ubicado en el barrio de Poblenou, en Barcelona; y que la transforma por completo.
Antes de la terraza
Este proyecto llevaba tiempo rondando la cabeza de la propietaria y, precisamente con la pandemia, su decisión se aceleró. "Casi 100 metros cuadrados de tesoro oculto en una azotea entre moho, cables al descubierto, óxido y escombros", explican así desde el estudio de interiorismo y decoración El Ático de Daniela (Elaticodedaniela.com) el estado en el que se encontraba el espacio.
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La inspiración para el proyecto
"Imaginamos una combinación de chiringuito de playa ibicenco o menorquín con amplia zona de chill out. Un espacio en el que pasas el día con amigos hasta la caída del sol, tomando unas cervezas en la barra del bar o disfrutando de una cena con cálidas luces", detalla Eva Sánchez, la directora creativa del estudio. Mucho blanco, algunos textiles con aire entre étnico y boho, líneas sencillas y desenfadadas… esa es la esencia de este proyecto que, aunque no lo parezca, parte de una terraza de azotea totalmente abandonada.
Dosis extra de color blanco
El blanco es el protagonista, capaz de obrar el milagro de sentir el espacio como si en una isla se encontrara. La luz del mediterráneo se refleja mejor en él, aunque la terraza se encuentra en una zona urbana. Así, tanto el suelo, como las paredes y los muebles de obras diseñados específicamente para este proyecto están encalados en color blanco. Sobre esa base, se añaden tonos naturales en arena suave en las colchonetas del gran banco en L que se adosa a las paredes y que crea una agradable zona de estar para ser compartida con mucha gente.
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Muchos metros que había que distribuir con lógica
En el proceso de reforma fue necesario aclarar todo el conjunto, pero también aprovechar el espacio, muy generoso en dimensiones. Para sacar partido a los metros se idearon diferentes ambientes. Por un lado, una gran zona de estar con banco a medida de obra adosado a las paredes. Una cocina en forma de L que se convierte en barra. Esta se ubica entre el salón y el comedor.
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El nuevo comedor
También en este espacio se han instalado velas textiles para dar sombra a los ambientes, como en el caso del salón exterior. El cañizo concede privacidad a la nueva terraza. Y las plantas son las encargadas de poner una agradable nota de exotismo y reforzar el límite de cada uno de los rincones creados.
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Una base neutra con detalles concretos diferenciadores
En el proyecto se han añadido también puntos de luz en las paredes para que la iluminación por la noche sea suficiente y agradable. Porque no solo hay que pensar en el diseño de un espacio exterior para ser usado durante el día, ya que las noches de verano son perfectas para disfrutarlas fuera. La mesa de comedor es de teca maciza, de PLMDesign. Los texties de Gancedo más neutros, las alfombras de KP y las sillas de cuerda de Vackart conviven con los maceteros artesanos de barro -realizados por un artesano ceramista de la zona del Ampurdá- y algunas notas de color como las que aportan las sillas y la cerámica del sobre de la mesa en el comedor o los tonos más rojizos de algunos textiles de inspiración étnica o boho, empleados en la zona del salón.
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¿Cómo sacar partido a los elementos más difíciles?
Eva Sánchez optó en este proyecto por integrar las chimeneas que tanto marcaban el espacio en la terraza en el nuevo diseño. Elementos insustituibles, había que hacer algo con ellos. Además de pintarlos en color blanco, se convierten en una pieza de organización al crear ambientes.
Una cocina de obra que integra las chimeneas
La cocina es un diseño de obra encalado en color blanco con puertas rústicas de madera, que se adapta en forma a una L, aprovechando los recovecos que creaban las chimeneas de la azotea. Se trata de una cocina exterior con espacio para guardar, fregadero, encimera de trabajo y zona de cocción.
Con barra alta y taburetes
Esta imagen muestra el detalle de una barra creada en el lado contrario de la cocina. Un rincón informal para tomar una copa o un aperitivo como si en un bar se encontraran sus usuarios. El frente está revestido con azulejos cuadrados en diferentes tonalidades de blanco, de esta manera la zona queda protegida de las manchas que pudieran producirse en contacto con los pies al sentarse en los taburetes.
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Un rincón con ducha exterior
Ideal para refrescarse en los días calurosos del verano. Este proyecto contempla la creación de un rincón muy refrescante con ducha exterior con base y mástil de madera y grifería en acero inoxidable. La decoradora de El Ático de Daniela ha ubicado alrededor unas plantas de gran tamaño y una silla en la que dejar la toalla.