Entramos en la casa de una de las ladies marbellís, Irache Villada Mikkelsen. Es una villa espectacular, en primera línea de golf y con unas impresionantes vistas en el corazón del Marbella Golf & Country Club. Gracias a la tranquilidad y la privacidad que ofrece el lujoso resort del afamado hotel Marbella Club, la alta sociedad se recluye en sus maravillosas villas, donde organizan almuerzos, cenas y fiestas privadas.
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Marbella continúa siendo el lugar de lujo y esplendor que la hizo merecedora, hace ya más de cuarenta años, del título de destino turístico más glamuroso, albergando a grandes personalidades y fortunas internacionales.
Nuestra anfitriona está casada en segundas nupcias con el financiero internacional de origen danés Kim H. Mikkelsen; tienen dos hijos habidos en anteriores matrimonios, Elena y William, y han logrado formar una familia muy unida y feliz.
La casa, diseñada por el arquitecto internacionalmente aclamado Villarroel, es estilo ‘Los Ángeles’, rodeada de altas palmeras y jardines subtropicales balineses y japoneses, con un punto muy chic, también, de estilo nórdico, que le da elegancia y frescura.
El diseño de la casa pertenece a la denominada ‘arquitectura del vacío’, que integra los exteriores, como el campo de golf y los jardines, dentro del espacio, permitiendo disfrutar del templado clima de la zona todo el año
La propiedad, sobre una parcela de casi cinco mil metros cuadrados y con más de mil doscientos metros cuadrados construidos, se distribuye en dos niveles más un nivel inferior reservado a zona de entretenimiento, con un spa y piscina cubierta, bodega de última generación, sala de cine y gimnasio con sala de relax. Dispone de ocho dormitorios en suite, once cuartos de baño, un glamuroso y escénico salón, biblioteca, comedor… Un infinito lujo de exquisito gusto, donde el alma social de su dueña invita a disfrutar aún más de la belleza del lugar, con sus deliciosas comidas, siempre con un formidable mise en place.
Dinámica, aguda, ejecutiva y alegre es nuestra anfitriona. Su vida es muy intensa y sus relaciones, exitosas.
—Irache, quiero conocer toda tu historia.
—Nací en Bilbao, mi padre se dedicaba al urbanismo y a la arquitectura, mientras que mi madre era el alma de la casa. Estudié Derecho en San Sebastián y continué mis estudios para ser juez, pero enseguida me di cuenta de que lo que me gustaba era el trato directo con las personas, con el cliente. Por ello, tras una breve práctica en un despacho de abogados, con apenas veinticuatro años, me lancé a abrir mi propio despacho, en el que estuve trabajando dos años, especializándome en derecho civil y en asesoría de sociedades limitadas españolas, constructoras y promotoras principalmente. Fue en Madrid, mientras me examinaba de un posgrado, cuando un amigo de la carrera me presentó al que sería mi marido, un joven de una conocida familia de San Sebastián que vivían entre Madrid y Marbella. Tras un corto noviazgo a distancia, decidimos casarnos y fue entonces cuando me mudé a Marbella, vendiendo la cartera de clientes del despacho de Bilbao.
Irache está casada con Kim H. Mikkelsen, financiero internacional y copropietario de un equipo de fútbol y otro de balonmano en Dinamarca
‘Encontré de nuevo el amor’
—Y se abrió otro capítulo en tu vida.
—Sí, un nuevo mundo para mí, porque la de Bilbao era una sociedad mucho más tradicional y familiar, pero también más ejecutiva, y yo tenía claro que deseaba continuar desarrollando mi carrera más orientada hacia el mundo inmobiliario. Por eso, en mil novecientos noventa y nueve, abrí aquí mi nuevo despacho de real estate management, centrándome en la gestión de urbanizaciones de lujo. En diez años, logré abrir tres oficinas al público en la Costa del Sol, desde Sotogrande a Mijas Costa, con un gran equipo gestionando más de cinco mil propiedades en urbanizaciones muy conocidas de la zona, como Puente Romano, Flamingos Villapadierna, Guadalmina Baja, Madronal, Monte Mayor, El Rosario…
—Tuviste una hija, pero, finalmente, te divorciaste.
—Nos divorciamos, sí, pero tuve la oportunidad de encontrar de nuevo el amor con uno de mis clientes, de origen danés, al que le encantaba Marbella y ya había invertido en propiedades en la zona. Lo conocí siendo su abogada administradora en España, comencé a frecuentarlo y decidimos, después de un largo noviazgo a distancia, pues él vivía entre Londres y Copenhague, casarnos. También decidimos establecer nuestro hogar con los niños en Suiza, dotada de gran seguridad y fabulosos colegios para ellos, concretamente, en el cantón italiano, con un clima más templado y una lengua y características más cercanas a mi cultura. En un principio, solo mi hija, Elena, vivía con nosotros, pero, un año después, William, el hijo de mi marido, se mudó también y así conseguimos conformar una familia multicultural de la que estamos muy orgullosos y por la que estamos muy agradecidos a la vida. Llevamos casados cinco años, pero casi once juntos, por lo que los niños, ahora adolescentes, se conocen desde muy pequeñitos y se adoran. William acaba de cumplir quince años y Elena tiene ya dieciséis.
La propiedad, sobre una parcela de 5.000 metros cuadrados y con más de 1.200 metros cuadrados construidos, dispone de ocho dormitorios en ‘suite’ y once baños
—¿Cómo fue el flechazo que se produjo entre tu marido, Kim, y tú?
—Estábamos en una reunión de trabajo de una urbanización muy conocida que mi empresa gestionaba y donde Kim tenía propiedades. Yo dirigía la reunión y recuerdo que había un cliente americano que estaba dirigiéndose a mí de un modo un tanto rudo, por lo que Kim, en mitad de la reunión, se levantó como un caballero y trató de ponerlo en su sitio y explicarle la situación de tú a tú, tras lo que todos le aplaudieron. Él directamente se dirigió a la mesa presidencial y delante de todos me dijo: “Quiero hablar contigo”. Tras nuestra primera reunión en mis oficinas, me contó después que él ya había decidido que iba a casarse conmigo…
—¿A qué se dedica?
—Kim es asesor financiero internacional, especializado en los mercados nórdicos. Es el mayor accionista de varias empresas que cotizan en el mercado de valores danés. Su principal empresa es una sociedad de inversión financiera en capitales, stocks, start ups, poseedora de activos inmobiliarios, bancos…, y es el mayor accionista de una de las mayores empresas de energía solar de Dinamarca, en actual proceso de expansión internacional. Y luego están, como digo yo, sus juguetes, sus hobbies… Como gran aficionado a los deportes y jugador profesional que fue en su juventud, es copropietario del club de fútbol de la ciudad en la que nació, Fredericia, en el norte de Dinamarca, y posee y financia el Club de Balonmano de Copenhague —deporte al nivel del fútbol en los países nórdicos—. También es un gran coleccionista de vinos y champanes franceses.
La mansión cuenta con un nivel inferior reservado a zona de entretenimiento, con ‘spa’ y piscina cubierta, bodega de última generación, sala de cine y gimnasio con sala de relax
—Háblanos de Marbella, ¿qué significa para ti?
—Antes de trasladarme a Suiza, donde residimos permanentemente, viví en Marbella durante casi veinte años, por lo que me siento muy ligada a esta ciudad. Por esta razón, mi marido decidió, hace unos años, comenzar una nueva aventura con una empresa de promoción e inversión inmobiliaria en esta zona. Promovemos villas de lujo y yo me ocupo del project management y de todo el diseño de interiores. Me apasiona hacerlo.
“Nací en Bilbao, estudié Derecho en San Sebastián y continué estudiando para juez, pero enseguida me di cuenta de que lo que me gustaba era el trato directo con las personas, con el cliente”
—¿Es lo que hiciste con esta casa?
—Me divierte muchísimo, es algo que me mantiene activa, que me permite viajar y, sobre todo, seguir conectada a Marbella. Conozco el mercado, conozco a los profesionales, a los proveedores, tengo mi propio gusto muy formado ya y conozco también la idiosincrasia de la zona, no exenta de dificultades en este área, créeme.
‘Yo tenía aquí mis caballos’
—¿Por qué escogisteis que vuestra casa estuviera en la urbanización Marbella Golf & Country club?
—Tanto mi marido como yo hemos estado ligados desde hace mucho años, aunque de forma independiente, a esta zona. Yo tenía mis caballos en este club hípico, por lo que cada día venía a montar. Mi marido, a su vez, decidió, hace muchos años, invertir en esta zona.
—¿Cómo describes el estilo de la casa?
—Creo que tiene un estilo contemporáneo, un poco californiano, con generosos, luminosos y cómodos espacios abiertos a exteriores y cuidados jardines, y todo ello circundado por palmeras washingtonias, por ello se llama ‘Casa de las palmeras’. Además, sobre todo, la casa tiene un gran equilibrio en colores y materiales que te da una serenidad y una paz increíbles y te permite satisfacer todas tus necesidades y disfrutar de momentos relajados. Y, sobre todo, muy buen ambiente, como señalan quienes nos visitan.
“Antes de trasladarme a Suiza, donde residimos permanentemente, viví en Marbella durante casi veinte años, por lo que me siento muy ligada a esta ciudad”
—¿Es sofisticada?
—Yo soy una persona bastante casual, dentro de que me gusta lo elegante, pero siempre que sea chic, y he tratado de mantener esa frescura en la casa. Parte del mobiliario lo he diseñado yo misma, me gusta mucho utilizar proveedores locales, artesanos en madera, hierro, tapiceros que hacen todo a mano, teniendo como base mobiliario de firma, en este caso, gran parte es de la empresa de origen holandés Eicholtz, con la que he colaborado para este proyecto.
—Háblame de las obras de arte.
—En la entrada, las terrazas y varias zonas de la casa hay obras del conocido escultor español Felipao, cuyos perros pop y meninas colecciona, por ejemplo, Su Majestad la Reina doña Sofía. ¡Adoro el pop art! Hay varios cuadros de esta corriente en la casa, tributos a artistas como Damien Hirst, Jonas Loose o Frank Moth.
“Parte del mobiliario lo he diseñado yo misma, me gusta mucho utilizar proveedores locales, artesanos en madera, hierro, tapiceros que hacen todo a mano”
—La bodega es espectacular.
—La bodega la diseñó mi marido. Su iluminación, materiales, fondos y el concepto que ha creado para distribuir los vinos me encanta. Solo necesitó ayuda para plasmarla en un plano y mi asesoramiento en cuanto a materiales, colores y decoración.