Las mamparas de baño transparentes y con una perfilería mínima no solo son tendencia, sino que dan lugar a espacios diáfanos y con mayor sensación de amplitud, incluso cuando no sobran los metros. Prácticamente invisibles cuando están perfectamente limpias y secas, también son las que más delatan la presencia de los (temibles) restos de cal del agua. De ahí la importancia de elegir un modelo con un buen tratamiento antical y realizar un sencillo mantenimiento diario.
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Vital, un (buen) tratamiento antical
Si estás pensando en instalar una mampara en tu ducha (o en renovar la existente), no lo dudes: elige un modelo que incorpore un tratamiento antical de calidad, siendo ‘de calidad’ el punto más importante. Y es que, si bien hoy día la mayoría de las firmas de mamparas ofrecen este tipo de tratamientos superficiales destinados a evitar las incrustaciones de cal (funcionan aumentando la tensión superficial del vidrio para que el agua resbale con mayor facilidad, de modo que solo quedan las más pequeñas, que no caen por gravedad), no todos son iguales ni tienen la misma duración.
La de la imagen es el modelo Select+, de Hüppe, un diseño minimalista de fácil limpieza que puede equiparse con el acabado superficial Hüppe Anti-Plaque.
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¿Pistas para acertar? Huye de los tratamientos antical muy baratos (o de ‘regalo’), ya que los de buena calidad suelen incrementar el precio de la mampara entre un 10 y un 15%, y elige marcas que presenten garantía también para estas soluciones, como Duscholux, que ofrece 10 años contra la corrosión del vidrio y de 5 años de efecto ‘limpieza fácil’ para las mamparas con su tratamiento CareTec Pro. Este es el modelo D4 Pure20 que, además, cuenta con piezas de los pomos y bisagras enrasadas en el avellanado interior del vidrio, para facilitar al máximo dicha limpieza.
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Un simple gesto diario y la mantendrás siempre impecable
Si la ducha es diaria, lo lógico es que el cuidado de la mampara también lo sea. Pero que no cunda el pánico: ¡no se trata de tener que limpiarla cada día!, tan solo bastará con acostumbrarse a incorporar en nuestra rutina de higiene personal el gesto de pasar tras cada ducha una escobilla de goma por toda la mampara, para eliminar las gotas (pocas, si tiene sistema repelente de agua) que puedan quedar y, con ello, reducir los depósitos de cal y residuo sólido sobre la mampara. De esta forma, con un simple gesto que nos lleva menos de un minuto, retrasamos el inicio de formación de la capa blanquecina de cal responsable de restarle transparencia al vidrio.
La de la fotografía es una mampara fija de la serie Nordic, de Profiltek, aquí en acabado blanco mate, perfecto para disimular cualquier posible resto de cal en la perfilería.
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Realiza una limpieza a fondo cada 15 días
Los expertos aconsejan llevar a cabo una limpieza de la mampara al menos cada 15 días y, sobre todo, tener en cuenta una serie de recomendaciones para no dañarla ni comprometer el tratamiento superficial. Puedes ayudarte o no de un robot limpiacristales, pero más importante es asegurarse de emplear productos limpiadores con PH neutro, ya que hay algunos que se denominan ‘antical’ cuya composición ácida puede deteriorar tanto el tratamiento hidrorrepelente como los lacados, el aluminio y los plásticos de la mampara. Ten en cuenta que utilizar productos más agresivos, con un elevado porcentaje de tensioactivos, puede parecer que da buenos resultados en el momento de uso, pero acortan la vida útil de la mampara, ya que hacen que envejezca antes y peor.
Este es el modelo Kuadra, de Novellini, disponible en cinco acabados: blanco mate, negro mate, silver, cromo PVD e Inox. Un diseño moderno para un ambiente muy actual en el que destacan también el mueble bajolavabo volado y el espejo con iluminación incorporada.
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A fondo, no quiere decir agresiva…
Del mismo modo, que no usamos un estropajo de aluminio para ducharnos, también hay que evitar los estropajos abrasivos sobre el vidrio o los perfiles de la mampara, ya que pueden rayarla (sobre todo los cromados brillantes o el acero inoxidable, como el de la mampara Slim de Kassandra, en la propuesta). En las secciones de limpieza de los supermercados hay una amplia selección de estropajos suaves, específicamente diseñados para baños, que no dejan marcas, así como bayetas y paños de microfibra para secar.
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No te olvides de los perfiles ni de las las juntas
Otro de los problemas que se suelen plantear en las mamparas son las manchas negras debidas a la formación de moho, sobre todo en las juntas y perfiles. Acostumbrarse a ventilar bien el baño tras cada ducha y secar bien estos elementos es la mejor manera de evitarlas. Si ya han hecho acto de presencia, se pueden limpiar usando lejía aplicada con un cepillo de dientes que ya no usemos, teniendo la precaución de aclarar bien y secar a continuación, para evitar el deterioro de los materiales en los que están hechas las gomas de estanqueidad (generalmente PVC, que tiene tendencia a amarillear).
Si bien los paneles fijos son los que menos exigencias plantean en este sentido, cada vez son más las mamparas que incorporan sistemas de liberación de hojas, que facilitan la limpieza de zonas como las guías de las mamparas correderas no plegables. Un buen ejemplo de ello es la serie Aerea, de Roca (en las dos imágenes superiores) con sistema de liberación de puertas incorporado, para facilitar su limpieza, y rodamientos ocultos integrados en los perfiles superiores, para que no entren en contacto con el agua.
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Limpieza de emergencia
Aunque con un mantenimiento adecuado y frecuente de la mampara no es necesario ninguna solución ‘milagrosa’ para disfrutar de una mampara en perfectas condiciones, en el caso de que ya se haya acumulado la cal sobre ella, lo mejor es limpiar con vinagre caliente aplicado con un estropajo suave, gracias a su elevado poder desincrustante sin resultar abrasivo (como pueda suceder con algunos productos antical comerciales muy potentes o incluso la lejía, que pueden dañar y restar brillo al vidrio).
La mampara de este baño es Manhattan, de Becrisa, y presenta ahora con un acabado lacado en negro, siguiendo las últimas tendencias, y sin perfilería superior, para un aire más minimalista y depurado.
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‘No es más limpio quien más limpia…’
Seguro que has escuchado la famosa frase, y es que resulta más recomendable optar, por ejemplo, por una mampara con un acabado matizado. Sí, hemos cambiado un poco el viejo refrán, pero con buenas intenciones: hacer innecesario incluso el gesto de retirar las gotas de agua de su superficie tras la ducha. Y es que, aunque no lo parezca, hay vida más allá de las mamparas completamente transparentes: vidrios con texturas como los acanalados (de aire retro en combinación con perfilerías negras o doradas), con superficies al ácido (en franjas, formando suaves ‘neblinas’ o incluso creando dibujos), cuarterones (mejor en el interior del cristal, para evitar acumulaciones de cal)…
Hay muchas opciones entre las que elegir que pueden resultar tanto o más decorativas que las transparentes (baste como ejemplo el modelo Mirai de Cosmic, en la imagen con un decorado de aire zen) y, sobre todo, mucho más prácticas.
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Una nueva vida para tu mampara
¿Tu mampara no pasa por su mejor momento en la actualidad? Si la estructura se encuentra en buen estado, hay gestos sencillos que pueden darle un nuevo esplendor con una mínima inversión. Renovar las gomas y juntas de estanqueidad. La diferencia entre una mampara con estas ennegrecidas o amarillentas, frente otra con las gomas impecables supone un cambio visual importante, que transforma por completo el aspecto general de la pieza. Ten en cuenta que prácticamente todos los fabricantes proporcionan estas piezas de recambio e incluso los hay que proponen kits para renovar el tratamiento antical de los vidrios, de manera que alargue su vida útil en perfectas condiciones.
Con perfilería en aluminio cepillado y cristal transparente, esta mampara es el modelo Style, de Sanycces, cuyo diseño oculta los mecanismos a la vista del usuario facilitando así también su limpieza, a lo que también contribuye el tratamiento Sanyclean de serie.
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