Aunque le dediques todas las semanas cierto tiempo a la limpieza de tu casa, lo más seguro es que haya ciertas zonas que o bien no te acuerdas de limpiar o pasan desapercibidas y, por tanto, no limpias nunca o casi nunca. Para saber cuáles son, te recomendamos que mires hacia arriba y, después, hacia abajo, te plantees que muebles de tu casa nunca mueves y qué zonas se libran del trapo en cada ocasión. Para darte alguna pista, hemos recopilado nueve cosas de tu casa que, seguramente, merecen un repasito. ¡Manos a la obra!
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1. Los marcos de puertas y ventanas
Es posible que limpies los cristales (por dentro y por fuera) con ahínco, así como que pases la superficie de la puerta hasta que queda brillante, ¿pero qué pasa con los marcos? Al igual que otros elementos de tu casa, tanto los marcos de las puertas como los de las ventanas tienden a acumular mucho polvo. Y más si se trata de los de la cocina donde, además, la suciedad se quedará más incrustada debido a la grasa que se genera en esta estancia.
Para limpiarlos, te recomendamos que utilices un paño humedecido con un poco de vinagre de limpieza, muy adecuado sea cual sea el material con el que estén fabricados tus puertas y ventanas (madera, MDF, lacadas, aluminio…). Después, puedes pasar un paño seco.
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2. Los picaportes
Es otro de los elementos que nos olvidamos de limpiar con frecuencia. Y, si limpias los de toda la casa, seguro que el de la puerta de entrada se te olvida. Piensa en cuántas veces tocamos las manijas y picaportes de las puertas al día. Muchas veces con las manos sucias. Seguro que teniendo esto en cuenta, cuando limpies la cocina, el baño o cualquier otra estancia de tu casa, lo incorporarás a tu rutina.
Límpialos con una solución de jabón y agua para quitar la suciedad más incrustada, insistiendo en la parte interior, la que no ves y donde más suciedad se acumula. Después, con otro paño, un poco húmedo y mojado con algo de vinagre, vuelve a pasarlos para devolverles su brillo.
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3. La parte de arriba de armarios y estanterías
Seguro que limpiar el polvo no está entre tus tareas de limpieza favoritas y, cuando se va con prisa es normal hacerlo por encima. Más aún si hay que subirse a una escalera para limpiar las zonas altas, algo que pocas veces hacemos. Así que la próxima limpieza general que hagas, coge la escalera, retira todos los objetos que tengas encima de los muebles y limpia bien el polvo de la superficie con un trapo de microfibra, que atrapará todas las partículas del polvo. Después, dependiendo del material del mueble, es recomendable aplicar un producto que repela el polvo. Aplícalo sobre un paño y, después, pasa este sobre el mueble.
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4. Las lámparas
Son otra de esas zonas de casa que no limpiamos cuando hacemos una limpieza general. Y la mayoría de veces es porque se nos olvida. Además, las lámparas suelen atrapar mucho polvo, haciendo que la luz que emiten sea inferior y afeando su aspecto. Para limpiar las lámparas, tanto las de techo, como de pie o sobremesa, dependerá del material. Pero, puesto que el polvo es su mayor enemigo, lo ideal es pasar un plumero o un paño de microfibra. Limpia también los cables y las bombillas, que pueden perder hasta un 50% de luminosidad cuando están sucias.
Si la lámpara está muy sucia y puede mojarse, apaga la luz (corta la corriente eléctrica para evitar disgustos) y pasa un paño con una solución jabonosa. Después retira los restos con otra bayeta húmeda y seca la superficie.
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5. Interruptores, paredes y techos
Otros de los grandes olvidados. Y, aunque las paredes y techos no hay que limpiarlas semanalmente, sí que conviene darles un repaso de vez en cuando para quitar el polvo que suele acumularse. Para hacerlo, coge la escoba y envuelve el cepillo con un paño limpio y seco. Pásalo por toda la superficie, sacudiendo de vez en cuando el paño para quitar el polvo que vayas eliminando.
Y lo mismo con las paredes. Si tienen alguna mancha, ten en cuenta el material de la superficie. Si está pintada con pintura plástica, limpia la pared con una esponja mojada en agua jabonosa sin presionar demasiado. Aclara con otro paño y seca con un trapo que no suelte pelusas. Si la pintura es lavable, será más sencillo eliminar las manchas sin miedo a que se vaya la pintura.
Para limpiar una pared con papel pintado, dependerá del tipo de papel. Si es vinílico, puedes hacerlo con un paño húmedo. Para el de normal o TNT, inténtalo primero con una goma de borrar y, si la mancha no se va, prueba con un paño mojado con agua con gas y bien escurrido.
Para los interruptores y las zonas de alrededor, que suelen mancharse con más facilidad, te recomendamos que hagas una pasta con agua y bicarbonato y la apliques con un paño. Después quita los restos y seca.
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6. Debajo de la mayoría de muebles
Y por detrás. Son zonas de tu casa que no sueles limpiar con la frecuencia que deberías y donde se acumula mucho polvo que, después, se expande por toda la casa. Aunque no sea algo que hagas todas las semanas, sí que te recomendamos que des un repaso una vez al mes. Para que no se haga pesado, puedes mover un mueble cada semana, así no tendrás que darte la paliza de una sola vez. Y, si pesa mucho, hacedlo entre dos personas: no te hagas daño en la espalda al empujar.
Un consejo: para que el suelo no se estropee, pon unos trapos limpios y secos en las patas. Te facilitará el trabajo y protegerás el suelo.
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7. Aparatos electrónicos como el teclado o el mando de la tele
Tus manos están en constante contacto con aparatos electrónicos. Si no es el teléfono móvil, es el portátil y, si no, el mando de la tele. Pero, ¿los limpias tanto como debes? Seguro que es uno de esos sitios que se te olvida cuando limpias el salón o tu zona de trabajo en casa.
Para limpiar el mando de la televisión, puedes utilizar una toallita húmeda o un paño mojado, pero bien escurrido, que no deje agua. Después, sécalo con otro paño.
Por su parte, para quitar la suciedad del teclado, apaga el ordenador. Da la vuelta al teclado y sacúdelo para que salga todo el polvo que pueda haber entre las teclas. A continuación, puedes pasar una aspiradora de mano o limpiarlo con aire comprimido. Después usa un paño de microfibra o hisopos de algodón con un poco de alcohol isopropílico (lo encontrarás en supermercados o grandes superficies).
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8. El cubo de la ropa sucia
Es el recipiente donde depositamos las sábanas, toallas, trapos de cocina y todo tipo de prendas que van a ir a la lavadora. Y, vale que su labor es contener cosas sucias, pero eso no significa que no debas limpiarlo.
Ahora, el método dependerá de su materia:
- Si tu cubo de la ropa tiene una tela, lávala cuando hagas la colada semanal. Así evitarás que acumule malos olores.
- Si es de plástico, pasa un paño húmedo con un poco de vinagre: es desodorizante y te ayudará a eliminar la suciedad.
- Si es de mimbre puedes pasar primero el aspirador para eliminar el polvo y después pasa un paño húmedo. Para las manchas, aplica un poco de jabón neutro y frota con un trapo húmedo. Con otro, elimina los restos y deja que se seque al aire libre.
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9. El felpudo
Lo más seguro es que restriegues los pies cada vez que llegas a casa si ha llovido o has pisado algo de barro, manchándote el calzado. Y todo para mantener el suelo de tu casa algo más limpio y evitar que se estropee, especialmente su es de parqué. Pero, después, ¿cuántas veces limpias el felpudo? Si es posible, lo primero que debes hacer es sacudirlo contra una pared para sacar toda la suciedad y polvo que sea posible y, después, pasar el aspirador (paso al que tendrás que ir directamente si vives en un piso y no tienes una pared en la que sacudir el felpudo). Si, además, está muy sucio, cepíllalo o pasa un trapo con un detergente suave o un limpiador de alfombras. Ten en cuenta que algunos felpudos pueden lavar a máquina, en cuyo caso, mételo en la lavadora.