Exótica, alegre, con flores de espectacular belleza y colores intensos… Así es la fucsia, una belleza de verano que se convertirá en la flor protagonista de tu jardín. Como, además, es fuerte y resistente te pedirá muy pocas atenciones. Toma nota y disfruta de su belleza.
Una joya exótica
La fucsia (Fuchsia spp.) es una planta originaria de las tierras remotas de América del Sur, donde nace de forma espontánea. En el siglo XVII llegó a Europa donde causó sensación gracias a la belleza de sus hojas ovaladas y al intenso colorido de sus flores.
Hoy es una planta de tipo arbustivo, de rápido crecimiento, que no te dará problemas. Con los consejos que vamos a dar a continuación cultivar la fucsia será una tarea sencilla.
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De interior y exterior
Aunque en las latitudes de las que es originaria la fucsia es una especie de exterior, aquí en Europa puede cultivarse en el jardín o como planta de interior. Todo depende del clima de la zona.
La fucsia soporta bien las altas temperaturas, siempre que no esté en un lugar con mucho sol directo. Sin embargo, en invierno las heladas pueden perjudicarle mucho, por lo que necesitará protección.
Si la cultivas en el jardín, en sombra o semisombra, crecerá más, llegando a alcanzar el metro de altura. En interior, aunque se desarrolla menos, vivirá bien siempre que la coloques en un lugar muy luminoso aunque sin sol directo.
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Floración espectacular
La fucsia es una planta de un gran valor ornamental. Recibe el nombre de pendientes de la reina debido a la forma de sus flores colgantes, auténticas joyas de una belleza peculiar.
Su floración, muy abundante, también es larga: surge a principios de la primavera y dura hasta finales del otoño. Además del color fucsia que le da nombre a la planta, las flores pueden ser también blancas, rojas, anaranjadas, moradas, etc.
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Diversas variedades para elegir
Aunque la fucsia más común es la Fuchsia magellanica, un arbusto de hoja caduca con flores azuladas, rojas o moradas, también hay otras variedades de pendientes de la reina que puedes cultivar en el jardín o dentro de casa.
Algunas de ellas son: Fuchsia coccinea, bastante resistente; Fuchsia alba; Fuchsia versicolor; Fuchsia hybrida, que se cultiva como planta de temporada en primavera y verano, tanto para el jardín como para el interior.
Cuidado con el frío del invierno
En verano las temperaturas no son un problema para la fucsia. Si la cultivas en el jardín, tienes que buscarle un emplazamiento a la sombra, ya que no aguanta el sol directo. Esto le ayudará a llevar mejor el calor intenso del verano.
Cuando llegue el invierno debes tener cuidado con el frío extremo, ya que puede perjudicar mucho a tu fucsia. Si la cultivas en contenedor puedes trasladarla a un lugar más resguardado de las corrientes de aire y las bajas temperaturas. Si está plantada directamente en el suelo, protege sus raíces con un acolchado.
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No te excedas con el riego
Como ocurre con muchas plantas, el riego es el capítulo más escabroso del cuidado de la fucsia, ya que es algo exigente y necesita unas pautas hídricas bastante ajustadas. Para empezar, has de regarla de forma regular y continuada. No debes olvidarte durante días y después ponerle mucho agua, ya que la sufrirá bastante.
En verano la fucsia requiere un sustrato siempre húmedo, pero sin excesos. Si no aguanta la sequía prolongada, tampoco tolera los encharcamientos, por lo que tendrás que estar vigilante para que no se produzcan.
Un consejo: puedes mejorar el drenaje del sustrato con perlita.
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Un aporte de nutrientes
Aunque no se trata de un cuidado esencial, fertilizar la fucsia de vez en cuando le vendrá muy bien para afrontar su larga y abundante floración, ya que consume bastante energía en ella. Para devolverle al suelo los nutrientes que va agotando la planta, utiliza un fertilizante líquido una vez al mes durante la primavera y el verano.
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Si la cultivas en maceta
En el caso de que vayas a cultivar la fucsia en contenedor, lo mejor es que utilices uno de gran tamaño para evitar tener que trasplantarla con el tiempo.
Lo más importante es que tenga el drenaje adecuado, ya que no soporta los encharcamientos. Proporciónale un sustrato ligeramente ácido (con un pH inferior a 6) y mézclalo con perlita para mejorar su capacidad de absorber el agua.
Aunque plantar la fucsia en maceta tiene sus ventajas e inconvenientes, lo bueno es que podrás trasladarla a otra ubicación cuando lleguen los fríos invernales, o para protegerla del calor en verano.
Las plagas que la acechan
Las hojas y las flores de la fucsia son un verdadero manjar para algunos insectos como el pulgón, la mosca blanca o la cochinilla. Por eso debes vigilar de cerca la planta para detectar cuanto antes la presencia de estos insectos dañinos y combatirlos con un insecticida específico.
Si prefieres utilizar una sustancia menos tóxica, el jabón potásico puede ser una buena alternativa: combate de manera eficaz este tipo de plagas y no tiene ninguna toxicidad para las plantas y otros seres vivos. De hecho, es una sustancia aceptada en agricultura ecológica.
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Cómo multiplicar la fucsia
¿Tienes una fucsia y te gustaría multiplicarla? Hazlo mediante esquejes de forma sencilla. La mejor época es la primavera, antes de que haga mucho calor.
- Corta un esqueje de tu planta de un tamaño de unos 20 cm utilizando unas tijeras de jardinería o un cuchillo previamente desinfectado.
- Humedece ligeramente la base y úntalo en hormonas de enraizamiento.
- Haz un agujero en el sustrato de la maceta, coloca el esqueje y rellena. Riega abundantemente pero sin encharcar.
- Para evitar los hongos, espolvorea sulfato de cobre o azufre, o utiliza un fungicida de modo preventivo.
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