Muebles y materiales que parecían abocados al pasado y que están sufriendo un auténtico 'revival'

Todo vuelve. ¿Cuántas veces has escuchado esta frase? Y no solo en términos de moda (lo estamos viendo con los pantalones de campana), sino que es un fenómeno también en decoración. Hay muchos muebles que tuvieron gran auge durante décadas y que, en los últimos años, han ido perdiendo importancia en la decoración. Pero, ¿es del todo cierto esta afirmación? Ni sí ni no. Puede que estos muebles, con sus diseños del pasado, en maderas nobles y oscuras y formas abarrocadas, no tengan cabida en tu casa: de líneas más sencillas, más minimal, más modernas. 

Pero ahora muchos han vuelto a llenar las páginas de revistas de decoración y a protagonizar los proyectos de muchos interioristas. Aunque hay un ‘pero’: sus diseños son más depurados, actualizados a una decoración en la que prima la practicidad en detrimento de los artificios. Repasamos algunos de estos muebles que están experimentando un auténtico ‘revival’. 

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Recupera el tocador de tu abuela 

El tocador es uno de esos muebles que reinaba en las habitaciones de nuestras abuelas. Los recordamos con sobre de mármol, madera noble y un gran espejo. Si bien es cierto, que las viviendas de nueva construcción no destacan por sus grandes dimensiones y, ante la necesidad de prescindir de algún mueble, el tocador es, seguramente, el que peor parado sale. 

Pero si tienes un dormitorio medio grande, en el que sobra algún rincón, nada como contar con una zona de tocador. Los nuevos diseños son más estilizados, más ligeros y huyen un poco de esos modelos pesados de mediados de siglo. Así que, con estas máximas, tu zona de tocador no tiene por qué ser demasiado grande: con una mesa cómoda, un taburete y un espejo en el que puedas preparar tu look a diario o seguir tus rituales de belleza será suficiente. 

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El buró, ese mueble que nunca entendiste

Lo veías en casa y pensabas: qué grande, qué incómodo, qué feo. Pero ahora, que te has hecho mayor, has empezado a apreciar la belleza de este mueble que no solo regala un estilo muy particular, sino que esconde un escritorio y ofrece mucho espacio de almacenaje. Eso sin contar con que podrás tener todos tus accesorios de oficina ordenados y ‘escondidos’. 

En este contexto, nada como adaptar una pieza antigua a la decoración de tu casa; pero si se te escapa de presupuesto o no encuentras ninguno que se adapte a tus gustos, has de saber que muchas firmas han creado nuevos diseños: más estilizados, más ligeros y más modernos con las mismas prestaciones y el mismo encanto. ¡Teletrabajar nunca fue tan estiloso!

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Biombos, más que separadores

Otros de esos muebles que parecían caídos en el olvido y que están recuperando su importancia en la decoración son los biombos. Si bien eran fundamentales en una época en la que la recatada sociedad los empleaba para tener mayor intimidad y cambiarse de ropa sin tener encima la mirada de otros, ahora se emplean para separar ambientes o, simplemente, decorar. 

También sus diseños se han adaptado a los nuevos tiempos: forrados con bonitos papeles pintados o murales y de maderas ligeras. Y, aunque no tienen la misma función que en el pasado, si vives en un loft –con el salón, cocina y dormitorio en una sola estancia– puede ser todo un activo de la decoración. 

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Galán de noche, el mueble que ayudaba a tu padre y, ahora, también a ti

Lo veías en el dormitorio de tus padres y te parecía el típico mueble de señor que nunca encajaría con tus gustos. Formados, generalmente, por una estructura en la que colgar los pantalones, una percha para dejar la chaqueta sin miedo a que se arrugara y un pequeño estante en el que poner las llaves, la cartera y las monedas, fueron un básico para hombres que utilizaban traje en su día a día. 

Pero ahora, sus diseños actualizados y ligeros los han convertido en un mueble sin género, con diseños clásicos (esos no se han perdido), pero también modernos y puristas. El galán de noches es, sin duda, el mueble ideal de las personas que adoran el orden. 

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Vitrinas, ¡vuelve a mostrar tu vajilla!

Hace un par de décadas, lo de enseñar la vajilla estaba pasado de moda. Sí, tu abuela tenía una en la casa del pueblo en la que lucía la vajilla o el juego de té chino que le regalaron en el día de su boda. Pero durante años, fueron perdiendo importancia y se convirtieron en muebles demasiado voluminosos como para ocupar un preciado espacio del salón comedor. De hecho, en la mayoría de viviendas se sustituyeron por los famosos aparadores, muebles bajos con la misma función, pero que escondían lo que guardaban en su interior.
Ahora las vitrinas no solo han vuelto a conquistar esta estancia de la casa, sino que también las vemos en cocinas y hasta dormitorios. Y, en ocasiones, con nuevas funciones, bien para guardar libros, la ropa de casa o, por supuesto, lucir esa vajilla artesanal tan bonita que solo sacas en las ocasiones más especiales.     

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Camas con dosel, la esencia de los dormitorios señoriales

Puede que relaciones la imagen de una cama con dosel a esas películas de reyes y reinas, nobles y princesas. Y cierto que lo son. La primera de la que se tiene información data del siglo XV y su origen era austriaco. Sus cortinas no solo aportaban privacidad, sino que también ayudaban a mantener un poco más el calor en la cama. Y, aunque las relacionamos con dormitorios ostentosos y demasiado ornamentados, ahora han vuelto a subir a la palestra gracias a sus diseños que, aunque minimalistas y elegantes, son igual de majestuosos. Eso sí, se trata de una pieza que solo quedará bien en dormitorios grandes (ya que ocupan mucho espacio visual) y, preferiblemente, con techos altos. 

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Butacas (y todo tipo de muebles) de mimbre y fibras

Resulta sorprendente saber que en el Antiguo Egipto ya se creaban muebles con mimbre. Siguieron con la tradición los romanos y su uso se mantuvo durante centurias. De hecho, en el siglo XVII era muy utilizado para la fabricación de cunas y moisés de bebés por su transpirabilidad y comodidad frente a otros materiales como la madera o el metal. 

A principios del XX, los muebles de mimbre y otras fibras naturales vivieron un gran auge que comenzó a decaer en la década de los 30 ante la búsqueda del usuario de muebles más estilizados y menos victorianos. 

Después, en los años 60 y 70, los muebles de mimbre volvieron a resurgir con fuerza, en gran parte gracias a sus llamativos diseños. Pero, como toda moda, cayeron en el olvido hasta hace unos años, que han vuelto a llenar las páginas de revistas de decoración. Y tal vez con formas menos ostentosas, más minimalistas, pero con la misma esencia: la naturalidad que aportan, la comodidad que ofrecen estos materiales para trabajarlos y la cantidad de diseños que ofrece su maleabilidad. 

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El terrazo, ese material frío que vuelve reinventado con colores más vivos

Los suelos de terrazo eran una realidad en los pisos de los años 60 y 70. Se trata de un material compuesto fabricado, tradicionalmente, sobre una base de cemento y pequeños gránulos de mármol. Lo considerábamos frío y, sobre todo, feo, debido a los colores tristones que lucía y que hacían que decorar con estilo fuera toda una odisea. Ahora, el terrazo (cuyo origen se remonta, en realidad, a la Venecia del siglo XV) ha vuelto en pequeñas dosis y abandonando su soporte de origen. Hoy en día lo verás en jarrones, pequeños objetos decorativos y hasta mesas de centro o auxiliares. Eso sí, con colores más claros, más vistosos y más alegres. 

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El papel pintado, quién te ha visto y quién te ve

Este es otro de esos materiales que, al igual que los anteriores, están viviendo un auténtico ‘revival’. Como el Ave Fénix, el papel pintado ha resurgido de sus cenizas después de ser denostado durante décadas por ser un recurso que, en realidad, servía para cubrir las imperfecciones de las paredes. En este contexto se sustituyó por el gotelé, una opción mucho menos decorativa y con la misma función. Con la aparición de nuevos materiales, como las placas de cartón yeso, el gotelé ha ido cayendo en el pasado (quién sabe si dentro de unos años formará parte también de esta lista). Estas nuevas superficies, más planas, son el soporte perfecto para que el papel pintado vuelva a lucirse. Eso sí, abandonando los diseños sesenteros y sustituyéndolos por bonitos motivos selváticos, botánicos y hasta florales. Incluso los geométricos, pero de estilo más sobrio, son tendencia. ¡Si se lo cuentas a tu abuela, no se lo cree! 

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