Cuando decimos parisina chic , decimos Claudia Ravnbo: alta, delgada, rubia, siempre sonriente, abierta y cosmopolita y también inteligente, refinada, alegre, generosa. Siempre dispuesta a abordar nuevos proyectos, obviamente en varios frentes. Lista en un instante para salir a divertirse, nunca cansada. Claudia sube y baja de un avión como la gente toma un taxi. Ella es quien creó la nueva imagen de la icónica maison Ladurée, de la que es directora creativa e interiorista en todo el mundo. Las maletas son las verdaderas protagonistas de su casa, en todas partes y siempre hechas, listas para viajar ese mismo día. La casa tiene todo el encanto francés, la maravillosa vista sobre las avenidas arboladas del Trocadero, a pocos pasos de la Torre Eiffel.
Grandes ventanales, llenos de luz, iluminan el mobiliario con colores claros —rosa empolvado, marfil, azul, verde—, definidos por muebles y cerámicas negras, de las que Claudia es una apasionada coleccionista. Es una casa con mucho gusto y muy acogedora. Claudia, originaria de Noruega, tiene dos hijos de su primer matrimonio, y otros dos del matrimonio con el famoso tenista francés Cédric Pioline. Mila se dedica a la moda, la Maison Ravn, y actúa como DJ en París, Londres o Barcelona; Anders trabaja como bróker en el sector de la criptomoneda, y Joia y Liam estudian en la escuela de arte y se irán a Nueva York para ampliar su formación.
Nacida en Noruega, es una de las interioristas más reconocidas del mundo y también diseña su propia línea de bolsos
—¡Qué casa tan exquisita!
—Cuando me mudé de Ginebra a París, decidí que quería un apartamento parisino, muy francés, con estucos, colores franceses y también una casa que me mantuviera en contacto con la naturaleza, al poder contemplar la vegetación y los árboles. Inicialmente, la casa no era tan hermosa, pero inmediatamente vi su potencial. Tan espaciosa, llena de luz y ventanas, con hermosos suelos que se habían mantenido originales. Era una casa tradicional que yo quería hacer muy ecléctica, con todos mis objetos, pinturas y muebles de todo el mundo que había ido coleccionando, que había diseñado yo misma o encontrado aquí y allá, un carnet de viaje de mi vida en los últimos veinticinco años.
Una mesa de metal sólido para bailar sobre ella
—¿Dónde encontraste todos estos objetos bonitos?
—Cuando llegué fui al mercadillo de St. Ouen, donde de inmediato encontré el par de lámparas mid-modern de los años sesenta/setenta. Las llamo mis lámparas cósmicas. Junto a la puerta de espejo que divide el comedor del salón, fue espectacular darle una dimensión diferente a los espacios a través de las dos lámparas. Compré a Hervoet, que es dueño de una galería en Saint Germain, los espejos, incluso los que tienen forma de estrella; recuerdan al universo cósmico, en un estado anímico de “sueño”. Los candelabros sobre la chimenea son escandinavos, de los años setenta; las lámparas, de los cincuenta… Me encantan las cerámicas de los años cincuenta y los sesenta, los jarrones de Olivier Gagnere. Todo es una especie de confusión armónica, donde todo parece haber sido colocado allí por casualidad, pero los objetos hablan entre sí. Los mezclé con muebles cómodos, como los sofás diseñados por mí, tan cómodos que incluso puedes dormir en ellos. Cambio las telas a menudo para que siempre parezcan sofás diferentes. Me encanta cambiar las telas, me encanta el chaise longue largo, mi última compra. Me gusta la tela bouclé. Hice la mesa yo misma en un moderno metálico sólido para que mis amigas y yo pudiésemos bailar sobre ella también. Me encanta mi escultura azul de Joana Vasconcelos y el cuadro de Joël Andrianomearisoa, comprado en la Bienal de Venecia.
—Y el gran comedor, tan acogedor. ¡Menudas cenas darás aquí!
—Me encanta cenar con amigos en mi gran comedor. Me gusta que sea espectacular, con manteles preciosos hechos en Marruecos y diseñados por mí; copas de Christian Dior y de Nason Moretti, y cubertería francesa de los años setenta. Y tengo una colección de platos preciosa. Me encantó la foto de Thomas Ruff, fuerte y llena de energía, y al otro lado de la sala hay un grafiti que encontré durante un viaje a Los Ángeles. También está la foto de Gilles Bensimon de Christy Turlington, que representa la belleza perfecta de la mujer. Las sillas son de Kelly Wearstler y el aparador, de los años cuarenta. También tengo muchos libros, porque encuentro inspiración en ellos.
Claudia es la directora creativa y responsable de la nueva imagen de Ladurée, la repostería más célebre de París, famosa por sus “macarons”
“Mi coffee shop”
—¿Cómo es ese saloncito privado que tienes también?
—En el hall de la entrada está lo que yo llamo mi coffee shop, debido a mi labor en Ladurée; es un espacio de trabajo junto a mi atelier, en la sala al lado. Aquí hay un cuadro grande de un pintor chino que compré en Hong Kong y otro que compré en una subasta de Nueva York de Uwe y Tobias. También hay cerámicas negras de los años setenta.
—¿Cómo será tu dormitorio, que estás renovando?
—Mi dormitorio cambia mucho de look, no siempre me gusta la misma tela. Me encanta el azul claro para el cuarto y la cocina, los hace más frescos, incluso en el cuarto tengo un cuadro verde, que relaja antes de dormir.
—¿Puedo acomodarme en la cocina?
—En la cocina tengo platos de una galería de Vallauris, con la misma técnica que Picasso empleaba para la cerámica, y que ahora diseña para chefs de tres estrellas.
—Tu profesión te lleva por todo el mundo.
—Sí, trabajo mucho y por todo el mundo. Cuando viajo, lo primero que hago es ir al mercado local. Me encanta buscar platos, telas y vasos, y luego busco un transportista local para que me los envíe. Me inspiro mucho, sobre todo, para las alfombras o las cortinas que diseño.
“Quería una casa muy francesa y ecléctica, con los objetos que he coleccionado, diseñado yo misma o encontrado en mis múltiples viajes de trabajo en todo el mundo. Un carnet de viaje de mi vida en los últimos veinticinco años”
—¿Cómo es tu trabajo en Ladurée?
—Soy la directora creativa y de diseño de interiores, por lo que cada tienda sale de mi mente. En los últimos años, la maison ha tenido un gran éxito, especialmente después de la COVID, y se está expandiendo mucho. Terminé mi tercera tienda en China, abrí mi primera tienda en India, estoy trabajando en un proyecto en Omán, en una segunda tienda en Egipto, tengo dos nuevos proyectos en Dubái y Ciudad de México está en la meta. Y luego Berlín, Munich, en las terminales de Heathrow… También realicé el diseño de la que está en la Gare de Lyon. Diseño toda la tienda; el verdadero desafío es pensar en ella y adaptarla al país, ya que las culturas son muy diferentes y, cuando la gente va a Ladurée, quiere sentirse en un lugar de lujo francés, pero, si son demasiado diferentes de su entorno, no vuelven a menudo. Por ejemplo, en Dubái necesitan sillas más grandes y cómodas porque pasan más tiempo allí. Personalmente, me encargo de supervisar las obras, pero, ahora, con la covid, dejamos muy claro el paquete de diseño y se lo encomendamos al equipo y a los arquitectos locales.
—¿Cuál es tu macaron favorito?
—Me encanta el de vainilla, soy una “chica clásica”. Me gustan mucho los colores de los demás “macarons” y también me encanta el de chocolate. Diseñé las cajas de la nueva línea de chocolates con un empaquetado divertido de México.
‘Claudia in Paris’
—¿Cómo es ‘Claudia in Paris’?
—Claudia en París está muy ocupada y trabaja todo el día, pero a las siete y media de la tarde quiere salir a tomar algo al bar del Ritz o a La Palette, en Saint Germain. Para cenar, su restaurante favorito en el mundo es el Caviar Kaspia, con gente tan ecléctica y especial. Le encanta caminar por el cuarto distrito o ir a los mercados los fines de semana.
“Cuando me mudé de Ginebra a París, fui al mercadillo de St. Ouen, donde encontré el par de lámparas “mid-modern” de los años sesenta/setenta. Las llamo mis lámparas cósmicas”
—¿Por qué las francesas son más chic que otras mujeres?
—Porque no nos esforzamos y usamos mucho negro. Nunca vamos ni muy arregladas ni poco, una hermosa chaqueta de Celine o de Chanel con unos jeans siempre es un look perfecto. Creo que lo chic es que no nos pasamos al vestirnos. Puedes ir a un cóctel en una galería o a una gala con el mismo vestido. A mí eso me funciona.
—¿Cómo vives cada nuevo proyecto?
—Cada nuevo proyecto me interesa, nunca me canso de nuevos proyectos. Ahora estoy construyendo más viviendas residenciales, me gusta la relación más íntima que se crea con el cliente.