Ahora que suben las temperaturas y la primavera es una realidad, el jardín se llena de insectos que revolotean entre las flores. Y, aunque hemos de estar vigilantes para detectar la aparición de cualquier plaga, es importante saber que no todos los insectos son dañinos. Algunos, por el contrario, son muy beneficiosos. Es el caso, por ejemplo, de los polinizadores, un auténtico privilegio para tu jardín.
¿Por qué es buena idea tener insectos polinizadores en el jardín?
Abejas, abejorros, mariposas, mariquitas, escarabajos, etc. Hay muchos tipos de insectos polinizadores, aunque son las abejas las encargadas más conocidas de cumplir esta función en la naturaleza. Las plantas se multiplican gracias a la acción de estos pequeños seres, y aunque no nos guste tenerlas en las zonas de estar de nuestro jardín, lo cierto es que las plantas se benefician (y mucho) de ellas.
Los polinizadores se posan de flor en flor transportando el polen de unas a otras y favoreciendo así la reproducción de las plantas. Esto tiene una importancia clave para la conservación del medio ambiente.
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Los polinizadores, ¿quiénes son?
Aunque abejas y abejorros son los más conocidos, no son los únicos. Los polinizadores son, en general, aquellos insectos que poseen patas peludas en las que se queda adherido el polen de las flores.
Ellos se posan en las flores para alimentarse de su néctar y se llevan consigo el polen en las patas. Al llegar a otra flor lo depositan en ella y así se posibilita la fecundación y reproducción de las plantas.
Esta acción es tan beneficiosa, que debemos protegerla y favorecerla, por mucho que nos inquieten las abejas en el jardín. Trata de evitar molestarlas y déjalas que trabajen con tranquilidad. No solo lo agradecerán tus plantas, sino la propia naturaleza.
Un consejo: es muy importante plantar en el jardín especies que sean bee-friendly, es decir, amistosas con los polinizadores. Plantas como algunas aromáticas o los árboles frutales atraen a estas insectos por su perfume.
Además, conviene evitar en lo posible el uso de productos químicos, eligiendo insecticidas y fertilizantes de tipo ecológico.
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Otros insectos que son bienvenidos
Además de las abejas, las reinas de la polinización, existen otros insectos que también ejercen esta función. Como las mariposas, por ejemplo, que vuelan libres por el jardín al llegar la primavera. Estas pequeñas criaturas se sienten atraídas por el perfume de las flores, por lo que incluir ciertas especies en tu jardín será un buen reclamo. Rosas, lavanda, caléndula y otras especies fragantes de flor es justo lo que necesitas.
Otro insecto polinizador es la mariquita. Si la ves por tu jardín, trátala bien para que decida quedarse porque, además de polinizar, cumple otra función genial: la de controlar de forma natural las plagas del huerto y del jardín. La mariquita es un depredador natural de pulgones, ácaros y larvas de otros insectos capaces de perjudicar bastante tus cultivos. Para atraer a las mariquitas puedes sembrar geranios, margaritas, perejil o caléndulas: les encantan estas plantas.
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Un jardín de flores
Al margen de si a los polinizadores les atraen más unas especies u otras, lo mejor que podemos hacer para intentar que se sientan a gusto es contar con flores variadas en lo que al color y al aroma se refiere. Y no solo en primavera y verano, sino durante todo el año.
¿Cómo conseguirlo? Para empezar, infórmate de qué especies son las que podrían repeler a los polinizadores, para evitarlas en el jardín. También es importante organizar los cultivos para contar con flores durante todos los meses del año (o casi todos). Ten en cuenta que en invierno también existen los insectos polinizadores, aunque sean menos y no advirtamos su presencia.
Un consejo: descubre cuáles son las plantas que más les gustan a estos insectos y plántalas ya en tu jardín. Hay muchas para elegir.
Lila común (Syringa vulgaris)
Esta planta arbustiva es capaz de llenar el jardín de belleza, color y un rico aroma que atraerá a los polinizadores. Sus hojas tienen forma de corazón y sus flores son grandes y crecen en racimos de color morado, lila, rosa o blanco. Destilan un delicado aroma que supone una llamada en toda regla para los insectos polinizadores.
La lila necesita un suelo bien drenado para crecer sana y feliz, además de unas cuantas horas de sol directo al día. A la hora de regarla, ten en cuenta que no necesita mucho agua, ya que es capaz de tolerar cierto nivel de sequía. Peor le sienta el exceso de agua. Riégala unas dos o tres veces a la semana en la época de más calor y una sola vez el resto del año, controlando que no se seque el sustrato.
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Zinnia (Zinnia elegans)
Las bellísimas flores de la zinnia actúan como un poderoso imán para los insectos polinizadores, en especial para las abejas. Al llegar la primavera comienza la floración que dura hasta bien entrado el otoño.
Rojo, amarillo, fucsia, naranja, rosa, blanco… Los colores de las flores de la zinnia son realmente bellos y llamativos. Para conseguir que crezca esplendorosa búscale a esta planta alegre y bella un emplazamiento al sol, en un terreno con buen drenaje y ligeramente húmedo. No la riegues en exceso, porque tolera mal los encharcamientos.
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Lavanda (Lavandula officinalis)
Es una de las estrellas de los jardines en verano. Una planta que aman abejas y abejorros y que cumple de maravilla esta función de atraer a los polinizadores. El rico aroma que destilan sus flores moradas es la clave. Aparecen en primavera y en verano están en todo su esplendor.
Una ventaja de la lavanda es que no tendrás que hacer casi nada para conseguir que crezca frondosa y bella. Se trata de una planta muy resistente que apenas requiere atenciones, más allá de regarla muy ligeramente, ya que no le gusta el exceso de agua.
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Azafrán (Crocus sativus)
Esta flor bulbosa de flores moradas y amarillas es bella y especial, y resulta muy atractiva para los polinizadores. Crece bien en suelos calizos, aunque puede hacerlo en cualquier tipo de terreno, siempre que tenga un buen drenaje y contenga la suficiente cantidad de materia orgánica como para que la planta pueda nutrirse adecuadamente. Le gusta estar a pleno sol y no necesita un riego muy frecuente. Este debe ser moderado.
Las flores de esta planta, conocidas como "rosas del azafrán", aparecen a principios del otoño y destilan un aroma persistente. Los estigmas secos de esta flor se convierten en un condimento muy apreciado en muchas recetas.
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Abelia (Abelia grandiflora)
Es una de las favoritas de las abejas, debido al rico perfume que destilan sus flores tubulares de color blanco y rosado. La abelia es una planta fácil de cultivar, resistente y con pocas exigencias. Bastará con que te asegures de que está en un emplazamiento al sol, ya que de lo contrario florecerá peor.
En cuanto al riego, sí necesita que este sea abundante en verano, sobre todo cuando el calor sea muy intenso. El resto del año basta con que la riegues de forma moderada. Un consejo: para mantener la abelia en plena forma, pódala a comienzos de la primavera y también después de la floración.
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