Aunque quedan días de frío, el refranero nos recuerda que "hasta el 40 de mayo no te quites el sayo", hemos apagado la calefacción y se nos plantea el dilema de quitar o no quitar nórdico, lo cierto es que el momento perfecto para preparar la casa para el buen tiempo y empezar a contagiarnos de sus buenas energías. Quizás te parezca que es demasiado pronto para ponernos en 'modo verano', pero no es así, porque el calor llega casi sin darte cuenta y tú y tu hogar debéis estar listos. Estas ideas de decoración son la mejor manera de invitar a entrar al buen tiempo a tus estancias.
Guarda todo lo que te recuerda al frío invierno
Durante el invierno, las bajas temperaturas nos obligaron a abrigarnos bien y apostar por el estilo ‘cocooning’, por lo que acumulamos accesorios que en esta época del año pueden causar sarpullido, visual y físico. Hablamos del clásico 'plaid' con el que nos acurrucamos en el sofá y de la mantita de pelo colocada sobre nuestro sillón favorito. Tampoco te puedes olvidar de las velas, muchas de ellas recuerdos navideños, y de la leña sobrante de la chimenea. Accesorios y objetos imprescindibles durante el invierno que no tienen cabida ni a 40ºC, ni a 20ºC.
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Ordena y limpia
En plan mantra. En invierno, los espacios se confinan en busca de calidez y una atmósfera acogedora, mientras que ahora necesitas frescura, luminosidad y ligereza. Es un buen momento tanto para la limpieza de primavera como para poner orden y hacer recuento de lo que debes adquirir, incluidos los muebles de jardín que se suelen agotar pronto y luego has de sufrir largas colas de espera. Así, limpia, clasifica y organiza todas las estancias de la casa. Aprovecha para deshacerte de todo aquello que no usas o no necesitas e incluso para dar una mano de pintura a tus paredes o para customizar alguno de tus muebles.
Reorganiza los espacios
De vez en cuando todos, la casa también, necesitamos un cambio de ‘look’. Para ello, nada mejor que reorganizar el mobiliario para que los sofás y sillones aprovechen al máximo los rayos del sol (y de paso nosotros también). Por no hablar de que mover muebles siempre tiene un efecto beneficioso en nuestra mente, ya que siempre nos sentimos mejor y más ligeros tras una buena sesión de cambio y movimiento. Haz que tus espacios miren hacia las ventanas, orienta los asientos (sofá, sillones, sillas…) hacia las aberturas para aprovecharlas al máximo y coloca uno o más espejos que reflejen la luz y den sensación de amplitud visual. Una vez que el sol tiene la entrada permitida es el momento de poner cortinas nuevas más ligeras y tener cuidado de que los piezas no sean un estorbo.
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Da paso a la luz natural
Durante el invierno, vestimos nuestras ventanas y nuestro hogar, en general, con tejidos gruesos que no solo nos aislan del frío, sino que también aportan un plus de confort. Sin embargo, ahora que los días son cada vez más largos y las temperaturas van subiendo a pasos agigantados, es hora de pasar página y traer un poco de ligereza a nuestras estancias. Empieza por reemplazar las cortinas por diseños más, los visillos son una buena opción, que aporten ligereza y luminosidad. Sustituye los tejidos más ‘pesados’, como el terciopelo, por otros más livianos y veraniegos, como el lino. Esto no significa que tengas que retapizar el sofá, sino que le pongas una funda o incorpores cojines que le permitan lucir una imagen más fresca y apetecible.
Renueva la ropa de cama
El dormitorio es una de las estancias que más fácilmente puedes cambiar según la época en la que te encuentres. Así, si durante los meses más fríos los tejidos acogedores y envolventes han sido tus mejores aliados, ahora es momento de materiales ligeros y fluidos. Di adiós a las mantas gruesas y los cojines amorosos y hola a las telas delicadas y finas. Reemplaza las cortinas opacas con visillos para dejar que los rayos del sol entren en su interior, cambia los cojines de pelo por modelos de algodón, las alfombras de lana o pelo por otras de fibras vegetales como las de yute y adapta la ropa de cama al buen tiempo, con sábanas y fundas de lino o algodón,tejidos termorreguladores que ayudan a mantener el calor en las noches frescas y en el frescor en las más cálidas. Presta atención también a los colores y no tengas miedo a los tonos más vitaminados y llamativos y elige motivos, flores u otros estampados vegetales, que te trasladen al campo.
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Cambia de color
Una mano de pintura en un color brillante y soleado puede ser suficiente para transformar la atmósfera de una habitación sin cambiar toda su decoración. Aunque si no quieres meterte en esta pequeña reforma, puedes usar el color en complementos y accesorios, como la ropa de cama, los muebles auxiliares, los jarrones y otros objetos decorativos. Lo que está claro es que las tonalidades oscuras no son la mejor opción. El verde sigue siendo uno de los tonos clave de la temporada. Junto a él, los tierra como el amarillo, el azafrán o el ocre o las tonalidades más vivas y llamativas como el azul eléctrico que tiene la ventaja de dar carácter a los interiores a la vez que les aporta un toque de elegancia o el azul cielo, que triunfó en invierno y ahora nos vincula con la decoración mediterránea al instante.
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Multiplica las plantas y flores de temporada
Es el momento ideal para invitar a la naturaleza a entrar en casa, multiplicando las plantas verdes, prestando atención a las aromáticas y llenando tus rincones de flores que traerán agradables fragancias y darán un toque poético a tu decoración. Tulipanes, narcisos, prímulas, violeta y peonías son algunas de las opciones junto a hortensias, lilas o ficus. Aprovecha el Día de la Madre para regalar o que te regalen un ramo que puedas disfrutar durante unos días. Las secas son una opción a tener en cuenta.
Añade una pincelada vacacional
Aunque no estamos en verano, nuestro chip mental empieza a pensar y a planificar las vacaciones estivales. Por eso, es un buen momento para contar con detalles típicos de esta época del año, en pleno mes de abril. Incorpora alguna pieza de fibras naturales, las lámparas y las alfombras son todo un ‘must’, pon una vela aromática que huela a sol y playa, luce tus fotos de vacaciones, aunque sean las de Semana Santa, coloca adornos (conchas y caracolas también valen) que te hagan pensar en playa y mar o que luzcan alegres colores.
Haz alguna (pequeña) reforma
El buen tiempo es el momento propicio para meterte en aquellas reformas que, por la lluvia, los días cortos y el trabajo has ido aparcando. Aprovecha para pintar y empapelar, ya que por fin puedes dejar las ventanas abiertas sin riesgo de coger un resfriado para deshacerte de los olores de pintura y pegamento. Además, disfrutarás mejor y más tiempo de tu nuevo color en el salón o el dormitorio, ya que los días son más largos y nos permite renacer fácilmente, decorativamente hablando. También puedes llevar a cabo obras que tienes pendiente y que siempre vienen bien y revalorizan tu casa como mejorar el aislamiento con nuevas ventanas o cambiar las puertas de paso.