Miami es una ciudad vibrante, con gente que viene de todo el mundo y aporta su propio estilo e influencia. Danielle Berland es francesa y su marido, Lorin Berland, estadounidense. Ella es farmacéutica y exdirectora de marketing de la firma de cosméticos La Prairie; él, un odontólogo cosmético de renombre mundial y fundador y director ejecutivo de Dr. B Dental Solutions. Danielle, reservada y extravertida a la vez, es muy sociable. Le encanta estar con amigos, adora a su familia y su prioridad es el bienestar y la felicidad de sus hijos.
Ahora, en Fisher Island, el paraíso que han elegido para vivir gran parte del año, un mundo de lujo relajado que se encuentra a tan solo siete minutos de South Beach y al que solo se accede en ferri, yate privado o helicóptero. La casa de Danielle es un inmaculado lugar de elegantes y grandes espacios, con vistas al campo de golf, a un palmeral, al mar y a los incomparables atardeceres entre los rascacielos de Miami. Es una casa que rezuma arte por todas sus paredes, con obras de Sophia Vari, Soraya Abu Naba’a, Oswaldo Vigas y Claudio Tozzi. Todo es armonía. Los colores son pálidos y el aguamarina, el azul y el amarillo, un homenaje a las aguas y al sol de esta exclusiva isla de encantadora belleza.
—Cuéntame todo sobre ti: tus orígenes, tu familia, tu negocio.
—Nací y crecí en París. Mis padres eran viajeros del mundo y siempre me expusieron a diferentes países y culturas. Mi madre era una mujer muy hermosa, inteligente y elegante. Ella me enseñó, entre otras cosas, a trabajar duro y a apreciar y sentir amor por las cosas buenas de la vida. Mi padre es ingeniero de formación, un hombre muy inteligente y muy serio siempre. Y yo soy farmacéutica. Tengo un máster en Farmacología y Biología en la Universidad René Descartes, de París, y me especialicé en la parte comercial de la industria farmacéutica. Me mudé de París a Nueva York para trabajar como directora de marketing de la empresa de cosméticos La Prairie y ahora hago todavía consultorías para varias compañías del sector.
Situada frente a Miami Beach, está considerada una de las zonas más lujosas y caras de Estados Unidos y solo se accede a ella en helicóptero, barco privado o ferri
—Vives en diferentes países, háblanos de todas tus casas.
—Cada hogar tiene una historia. Mi marido y yo dividimos nuestro tiempo entre Dallas, Nueva York, Miami, París y Saint-Tropez, aunque desde la pandemia pasamos más tiempo en Fisher Island. Yo crecí en el distrito dieciséis de París, donde mi familia aún vive y donde tenemos un apartamento cerca del río Sena y del Bois de Boulogne. Siempre me gusta volver y ver a mis amigos y familiares. Por otra parte, siempre amé Nueva York, donde viví por motivos de trabajo y comencé a salir con mi esposo. Cuando nos casamos, nos mudamos a Dallas, donde diseñamos la casa de mis sueños, porque la construimos desde cero. Y en verano nada se puede comparar con la Riviera francesa. Siempre quise que mis hijos, que nacieron en Texas, fueran biculturales y hablaran francés, así que todos los veranos los pasamos en París y Saint-Tropez. A mí me encanta vivir en dos continentes. Siento que mi vida se ha expandido y me ha enseñado a apreciar lo mejor de ambos mundos.
—¿Cómo es este paraíso caribeño?
—Descubrimos Fisher Island cuando mi hijo mayor, Jean-Paul, buscaba universidades. Queríamos que estudiara en un entorno bonito y ganó una beca Merit para la Universidad de Miami, donde se graduó en Negocios y Finanzas. Ahora es nuestro hijo menor, Alex, el que está en la misma universidad, especializándose en Historia del Arte y Marketing.
—¿Qué historia tiene esta isla?
—La tierra donde ahora se asienta Fisher Island era originalmente parte de Miami Beach. En mil novecientos cinco, se creó un corte para brindar acceso directo desde el océano Atlántico al puerto de Miami, creando así lo que se convertiría en Fisher Island, terreno que Carl Fisher compró a Dana Dorsey, una de las primeras millonarias afroamericanas.
“Queríamos que nuestra casa tuviera una sensación de playa y que, al mismo tiempo, fuera sofisticada. Remodelamos completamente todo para tener un concepto abierto”
—Háblanos un poco de ti, ¿cómo es tu personalidad?
—Mi personalidad se refleja en el arte de neón que creé en el vestíbulo: Love Life. Tomarse tiempo para disfrutar de la vida es importante. Y nunca rendirte también. Me encantan los retos. Siempre trato de ver el lado positivo, incluso en las malas situaciones, y me gusta inculcar la alegría de vivir a mis casas.
—¿Cuáles son tus pasiones?
—Me encanta reconfigurar y rediseñar hogares, por eso tenemos tantos. También soy una apasionada del bienestar y me encantan la vida libre y los deportes. Recientemente, me he apasionado por el tenis. Me gusta la competencia y la estrategia.
Sensación de playa
—También te apasiona el arte.
—Esa pasión viene de crecer en París, donde estás rodeada de arte. Me influyeron mucho los increíbles museos de la ciudad: el Hotel de la Marine, la Bourse du Commerce, el Petit Palais o la Fundación Louis Vuitton, así como el Musée Jacquemard André. Además, siempre he arrastrado a mis hijos a los museos, incluso cuando eran pequeños. Yo, como ahora paso más tiempo en Miami, estoy cada vez más influenciada por el arte contemporáneo.
“Mi pasión por el arte viene de crecer en París. Me influyeron mucho los increíbles museos de la ciudad. Como ahora paso más tiempo en Miami, estoy cada vez más influenciada por el arte contemporáneo”
—¿Qué nos puedes contar de la decoración de la casa?
—Queríamos que nuestra casa tuviera una sensación de playa y que, al mismo tiempo, fuera sofisticada. Que tuviera glamour contemporáneo. Y destripamos y remodelamos completamente todo para tener un concepto abierto. La cocina está abierta, pero solo por un lado, por lo que no interfiere con las áreas de estar. Mi baño es mi habitación favorita. Es muy grande y da a una gran terraza. Me encanta tomar una ducha o un baño mientras contemplo las vistas del centro, los cruceros que pasan y las increíbles puestas de sol. También me gustan las habitaciones grandes, los pasillos largos y los espacios abiertos. El espacio da elegancia, glamour y grandeza. Disponemos de terrazas y vistas en todas las habitaciones, desde las que apreciamos las imágenes envolventes del mar, el campo de golf y de los árboles, así como las panorámicas de South Pointe y el centro. El sol sale sobre el mar en nuestro salón y se pone al fondo de nuestra terraza. Los amaneceres y atardeceres son extremadamente coloridos y dramáticos. Y mi cuadro favorito es el retrato de Elvis Costello pintado por mi hijo Alex.
“Estudié en la Universidad René Descartes, de París, y me especialicé en la parte comercial de la industria farmacéutica. Me mudé a Nueva York como directora de “marketing” de una conocida empresa de cosméticos”
—¿Cómo es un día en Fisher Island?
—Mis días comienzan temprano, disfrutando del desayuno y los hermosos amaneceres. A las ocho de la mañana ya estoy en Bootcamp y luego en el tenis, con el grupo de mujeres más amable y divertido. Me encanta la camaradería. Algunos días voy también a pilates, yoga o golf. También es agradable andar en bicicleta o caminar por la isla. Y la tarde se dedica al trabajo. Los fines de semana, mi esposo y yo vamos muchas veces en bicicleta a Bal Harbour y regresamos con una parada para almorzar por medio, que suele ser en el club de playa, el mercado o el club de golf. Al final del día me relajo en el spa, en la sala de vapor de eucalipto, en la sauna, en la piscina de inmersión o en el baño romano. Hace una pausa y añade:—El estilo de vida aquí es muy saludable, basado en el deporte. También tenemos un mercado de productos frescos, una oficina de correos, tintorería, un banco, incluso médicos. Todo está aquí. La escuela diurna de Fisher Island, altamente cualificada, tiene una multitud de actividades académicas y deportivas. Además, la mayoría de la gente camina o usa sus bicicletas o carritos de golf para moverse. Los coches se utilizan, sobre todo, fuera de la isla. Básicamente, toda mi vida social la hago aquí, con un gran grupo de mujeres que vienen de todas partes del mundo. Hay siete excelentes restaurantes en la isla, Trattoria, Porto Cervo, Garwood Steak House, City View, Beach Club, Golf Club y Market, y la isla es tan segura que nadie cierra sus puertas. Puedes caminar a las dos de la mañana sin ningún miedo.
—¿Cómo es un día en Fisher Island?
—Mis días comienzan temprano, disfrutando del desayuno y los hermosos amaneceres. A las ocho de la mañana ya estoy en Bootcamp y luego en el tenis, con el grupo de mujeres más amable y divertido. Me encanta la camaradería. Algunos días voy también a pilates, yoga o golf. También es agradable andar en bicicleta o caminar por la isla. Y la tarde se dedica al trabajo. Los fines de semana, mi esposo y yo vamos muchas veces en bicicleta a Bal Harbour y regresamos con una parada para almorzar por medio, que suele ser en el club de playa, el mercado o el club de golf. Al final del día me relajo en el spa, en la sala de vapor de eucalipto, en la sauna, en la piscina de inmersión o en el baño romano. Hace una pausa y añade:—El estilo de vida aquí es muy saludable, basado en el deporte. También tenemos un mercado de productos frescos, una oficina de correos, tintorería, un banco, incluso médicos. Todo está aquí. La escuela diurna de Fisher Island, altamente cualificada, tiene una multitud de actividades académicas y deportivas. Además, la mayoría de la gente camina o usa sus bicicletas o carritos de golf para moverse. Los coches se utilizan, sobre todo, fuera de la isla. Básicamente, toda mi vida social la hago aquí, con un gran grupo de mujeres que vienen de todas partes del mundo. Hay siete excelentes restaurantes en la isla, Trattoria, Porto Cervo, Garwood Steak House, City View, Beach Club, Golf Club y Market, y la isla es tan segura que nadie cierra sus puertas. Puedes caminar a las dos de la mañana sin ningún miedo.
“Tenemos terrazas en todas las habitaciones, desde las que apreciamos las vistas envolventes del mar, del campo de golf y de los árboles, así como las panorámicas de South Pointe y el centro”
—Las cenas en la playa deben de ser espectaculares.
—En Fisher, las cenas en la playa, descalzos sobre la arena y con vistas al mar, son mágicas. A mi madre le encantaba entretener. Ella me enseñó a decorar mesas y hacerlas festivas. Le plaisir des yeux es muy importante y la forma en que se decora la mesa es la mitad de importante que la comida que se sirve. Establece el tono de la fiesta y la convierte en un evento glamuroso. Si a ello le unes el telón de fondo del mar, lo hace todo aún más mágico. Fisher Island tiene un beach club con servicio de toallas y comida, y también una playa desierta de arena blanca. Parece que tienes tu propia playa privada. Cuando es la temporada de anidación, las tortugas gigantes llegan a la orilla para enterrar sus huevos y puedes ver los senderos de las tortugas bebés cuando nacen y regresan al mar. Y también se pueden ver delfines, manatíes y todo tipo de vida marina.
—¿Y cómo es la comunidad que vive aquí ?
—Hay un fuerte sentido de comunidad construido alrededor de los eventos sociales, la escuela y los deportes.
“La tierra donde ahora se asienta Fisher Island era originalmente parte de Miami Beach. En 1905, se creó un corte para brindar acceso directo desde el océano Atlántico al puerto de Miami”
—¿Cómo son tus hijos?
—Nuestros hijos son franceses y americanos. Han sido criados en ambas culturas. Hablan con fluidez los dos idiomas y se sienten a gusto en ambos países. Ambos viven en Miami y estamos muy orgullosos de ellos. ¡Tienen tan buenos corazones! Jean-Paul tiene experiencia en finanzas y ahora es el presidente de Dr. B Dental Solutions. Lo ha convertido en el éxito que es hoy. Alexandre, por su parte, está terminando su educación y tiene una carrera en ciernes como diseñador de moda. Su ropa de calle ya ha aparecido en muchos vídeos musicales y también hay celebridades que la usan en el escenario durante sus actuaciones.
“Cuando es la temporada de anidación, las tortugas gigantes llegan a la orilla para enterrar sus huevos y puedes ver los senderos de las tortugas bebés cuando nacen y regresan al mar. Y también se pueden ver delfines, manatíes y todo tipo de vida marina”
—¿Cuál es tu implicación con las organizaciones benéficas?
—Estamos contribuyendo a muchas organizaciones increíbles, porque me encanta la forma estadounidense de retribuir. Las organizaciones benéficas cercanas a nuestros corazones están relacionadas con el cáncer de colon, el melanoma, el linfoma, los niños, los animales, el arte y la educación. Como pasamos más tiempo en Miami, estamos descubriendo muchas organizaciones locales maravillosas, como Vizcaya Hat, donde recaudamos fondos para el museo y los jardines de Vizcaya; The Little Lighthouse Foundation, teniendo un impacto en las vidas de los más pequeños y las familias desatendidas, y Mujeres del Mañana, a las que se beneficia con programas de mentores y becas.