casa ok bola os hola 4054© Álvaro Medina

Luis, Rocío y Julia Bolaños Cruzado, nueva generación del imperio español de las naranjas sostenibles, nos reciben en su finca ‘El Cerro’, un paraíso natural en Carmona

Esta histórica hacienda sevillana, ubicada en la vega del río Guadalquivir, data del siglo XVII y está construida sobre 400 hectáreas de bosques de cítricos


8 de abril de 2022 - 9:02 CEST

Los ejércitos de Alejandro Magno las saboreaban hace más de dos mil años mientras conquistaban el mundo; Bartolomeo Scappi, el cocinero del Papa Pío V, las incorporó a las cocinas pontificias y las elevó a manjar “divino”; Botti­celli las convirtió en obras de arte en La primavera, y los bodegones de Zurbarán serían más oscuros sin ellas. Sí, hablamos de las naranjas, las otras protagonistas de la historia universal. Ahora, tres jóvenes sevillanos se han propuesto reivindicar esta nutritiva fruta tan cotidiana como legendaria. Se trata de Luis, Rocío y Julia Bolaños Cruzado, hijos del empresario Luis Bolaños, propietario de Iberhanse-NaturGreen, la mayor exportadora de cítricos sostenibles de Andalucía y una de las principales de España.

Para ti que te gusta

Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte

Navega de forma ilimitada con nuestra oferta

1 año por 49€ 9,80€

Este contenido es solo para suscriptores.

Celebramoscon un 80% de descuento.

Suscríbete 1 año por 49€ 9,80€

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

© Hola

También comprometidos con la ecología , los herederos de este imperio “verde” nos reciben en El Cerro, la finca familiar . Ubicada en Carmo­na (Sevilla), es un paraíso natural que se extiende a lo largo de 400 hectáreas en el que sobresale una  majestuosa hacienda histórica, restaurada recientemente, que data del siglo XVII. Allí, en el umbral de una laguna convertida en hábitat para nutrias y diferentes aves, los hermanos Bolaños nos hablan de su último proyecto. Naranja Salvaje es una tienda   online  en la que venden naranjas que se producen en este vergel, donde, además, nos invitan a celebrar, al fin, la llegada de la primavera.

© Álvaro Medina

© ÁLVARO MEDINA

Arriba, los hermanos Luis, Rocío y Julia, ante el humedal de la finca, hábitat para aves y nutrias. Sobre estas líneas, imagen de la hacienda de la familia Bolaños en Carmona, Sevilla. El edificio ha sido rehabilitado durante los últimos tres años tras una ardua labor de documentación sobre su disposición original. A la derecha, el jardín.

—¿Cuál es el origen de este lugar?

Luis.—Es una hacienda que data aproximadamente de mil seiscientos veinte. La finalidad originaria del caserío era la explotación ganadera, lo que explicaría el gran patio de labor donde habitaba el ganado y donde todavía podemos apreciar los empedrados, la viguería de madera y los palos originales. Con el paso del tiempo se fue ampliando el trazado y su uso y adquirió una gran importancia en la actividad agrícola de la zona. Sin embargo, lo más asombroso es su finca de naranjos, donde, desde hace más de diez años, se ha implantado un sistema de agricultura inclusivo con la biodiversidad, que hace compatible la actividad económica agrícola con la protección y recuperación de la fauna y flora autóctona. Hemos convertido la huerta de naranjos y olivos en bosques inundados de vida.

© ÁLVARO MEDINA

© ÁLVARO MEDINA

La casa está decorada con motivos naturales. En los diferentes salones hay pinturas y grabados de aves, bodegones y jarrones de flores, así como escenas pastoriles de la vida en el campo. “Son obras antiguas que provienen de la familia”, nos cuentan los hermanos.

—¿Cómo es vivir en esta casa histórica?

Rocío.—Supone un recorrido por la agricultura española y, en concreto, de esta zona de Andalucía. Apenas está alterada. La única restauración desde su origen se llevó a cabo a principios del siglo XX y se realizó con materiales de la época. No se tocó la techumbre, lo que motivó que se originasen problemas en la estructura, que estaba en una situación de colapso. Así que o interveníamos o… la hacienda corría un grave riesgo de derrumbarse.

“Ha sido nuestra madre, una gran lectora interesada en la historia de España y Andalucía, la que con su criterio conservador y buen gusto, ha ido trazando la reforma y la decoración de este caserío”, cuenta Rocío
© Álvaro Medina

En la imagen, las hermanas Rocío y Julia Bolaños.

—¿Ha sido complicado el proceso de restauración?

Julia.—Está siendo un proyecto lento y progresivo. Ya hemos recuperado un setenta y cinco por ciento de la hacienda original. Ha sido durante cinco años, ya que hemos investigado y rehabilitado cada una de las estancias conforme a su uso de entonces. Hemos contado con artesanos de toda Andalucía y oficios prácticamente perdidos hoy día. La parte más laboriosa fue recuperar todo el empedrado de los patios y, especialmente, el de los jardines, en la que se tardó más de un año, reconstruyendo las partes perdidas con los diferentes colores y formas originales.

© Álvaro Medina

© ÁLVARO MEDINA

Rocío Bolaños, con dos de sus mascotas. “Se llaman ‘Clemen’ y ‘Tina’, como la variedad de mandarina. Siempre hemos tenido bodegueros y siempre los hemos llamado con nombres de variedades de cítricos, como otros dos que tenemos, llamados ‘Tango’ y ‘Orri’. Decidimos partir el nombre por la mitad y funciona bastante bien, a todo el mundo le hace mucha gracia”, nos cuenta.

—¿Quién se ha encargado de la decoración?

R.—¡Nuestra madre! Es una gran lectora, interesada en la historia y arquitectura de España y de Andalucía. Ha sido quien, con su criterio conservador y buen gusto, ha ido trazando las pautas de la reforma y la decoración. No es sencillo cuando este proceso se ha querido llevar a cabo con materiales locales y sostenibles. Las paredes, tanto del interior como del exterior, están tintadas con jabelga natural (revestimiento compuesto por cal, arena y pigmentos), utilizada en el Real Alcázar de Sevilla.

“Durante la reforma, bajo las distintas capas del suelo, fueron apareciendo los restos de un impresionante molino de aceite antiguo. ¡Tinajas y depósitos de hasta cinco metros de profundidad!”
© ÁLVARO MEDINA

© ÁLVARO MEDINA

Diferentes estancias de la finca El Cerro, donde Luis Bolaños, padre de Luis, Rocío y Julia, ha llevado a cabo una “revolució” agrícola con la recuperación de la flora y fauna autóctona. “La nutria es un indicativo de la salud de las aguas. Solo viven en lugares totalmente limpios. ¡No hay mejor demostración de que nuestras aguas están libres de químicos! Se sienten super a gusto en nuestra finca”, confiesan los hermanos Bolaños.

—Durante la reforma, ¿hubo algún hallazgo?

L.—Bajo las distintas capas del suelo fueron apareciendo los restos de un impresionante molino de aceite antiguo. ¡Tinajas y depósitos de hasta cinco metros de profundidad! Y, así, otras estancias subterráneas que han sido reconvertidas en bodega.

Su padre, Luis Bolaños, es el protagonista de la revolución bioinclusiva, que consiste en la reintroducción de la flora y la fauna en el cultivo. “Hemos convertido la huerta de naranjos y olivos en bosques inundados de vida”
© ÁLVARO MEDINA

© ÁLVARO MEDINA

“Hemos contado con artesanos de toda Andalucía y oficios prácticamente perdidos hoy día. La parte más laboriosa fue recuperar todo el empedrado de los patios y, especialmente, el de los jardines, en la que se tardó más de un año”, nos cuentan sobre la restauración de El Cerro, la fabulosa finca familiar en Sevilla.

—¿Cuál es vuestro lugar favorito de la finca? 

J.—Para mí es el chozo que tenemos en la laguna. Ir dando un paseo entre los naranjos al atardecer y descubrir desde ahí la cantidad de patos y otras especies que hemos recuperado ¡es impresionante! ¡Mágico!

L.—Es una finca donde se respira paz. Ocupa una posición muy destacada, siendo el punto más alto de la comarca, de ahí el nombre de El Cerro, por lo que tiene un clima suave, especialmente duran­te el verano.

© Álvaro Medina

—¿Qué momentos importantes ha acogido la capilla?

R.—Está consagrada, al igual que la finca, a la Inmaculada Concepción, y era un lugar de culto importante en la zona. En la cabecera se conserva el documento por el que el cardenal Enrique Almaraz, arzobispo de Sevilla, concedió doscientos días de indulgencia a los que rezaran a las imágenes.

—¿Qué planes hacéis aquí?

L.—Me gusta leer poesía y ensayo. Mi padre, en cambio, suele poner a Elton John.

J.—Pasamos aquí gran parte de los fines de semana y nuestras vacaciones. Nos encanta invitar a amigos y organizar excursiones.

© ÁLVARO MEDINA

© ÁLVARO MEDINA

Arriba, parte del ‘office’. Sobre estas líneas, dos de las estancias de la finca El Cerro, decoradas por la madre de Luis, Rocío y Julia Bolaños, los hermanos que han sacado adelante Naranja Salvaje, una tienda ‘online’ de cítricos sostenibles que pretende emular el éxito de la empresa paterna, una de las mayores exporta­doras de España. “Una vez, en Londres, entré en un supermercado para comprar el desayuno del día siguiente y vi nuestras naranjas. Me hizo mucha gracia y empecé a hacerme selfies”, dice Julia.

—Como sevillanos, ¿vais a celebrar la Feria de Abril, tras dos años de parón por la pandemia? 

J.—¡Tenemos muchas ganas! En casa, nuestra madre siempre nos ha inculcado el amor por nuestras tradiciones. Disfrutamos diseñando nuestros trajes de flamenca junto a ella y cuando saca su colección de mantones y peinas antiguas.

© ÁLVARO MEDINA

© ÁLVARO MEDINA

Sobre estas líneas la capilla. “Está consagrada, al igual que la finca, a la Inmaculada Concepción, y era un lugar de culto importante en la zona. En la cabecera de la capilla se conserva el documento por el que el cardenal Enrique Almaraz, arzobispo de Sevilla, concedió doscientos días de indulgencia a los que rezaran a las imágenes”, nos desvela Rocío Bolaños.

—Acabáis de lanzar vuestro proyecto Naranja Salvaje, pero también estáis en la empresa de vuestro padre. ¿Cómo es trabajar en familia?

J.— Yo fui la primera en llegar, por casualidad. Acababa de volver a España después de vivir en Londres y mi padre me propuso incor­porarme al área de comunicación y «marketing», donde se estaban llevando a cabo nuevos proyectos. De pensar que sería algo puntual a liderar hoy el área. Luis se incor­poró hace poco como director de sostenibilidad, tras años trabajando en consultoría financiera. Rocío, aunque no trabaja aquí, siempre ha estado involucrada en el día a día, sobre todo, en los temas de biodiversidad.

“Dar un paseo entre los naranjos al atardecer y descubrir en la laguna la cantidad de patos y otras especies que hemos recuperado es realmente impresionante”

—¿A quién os gustaría invitar a esta finca para que conociera vuestro proyecto?

J.—Un gran referente para nosotros es el científico británico Sir David Attenborough. Desde pequeños hemos visto sus documentales. Que nos visitara y aprender de él sería todo un privilegio.

© ÁLVARO MEDINA

© Álvaro Medina

“De mi padre destacaría su creatividad y audacia. Aunque ello implique también una parte de hiperactividad que todos sufrimos”, dice, entre risas, Luis Bolaños, quien prosigue: “A pesar de lo estricto y exigente que ha sido con respecto a nuestra educación y formación, siempre nos ha motivado para tener una actitud de libertad para vivir y para crear, para ver las cosas desde distintos puntos de vista, para salir­nos de lo común”.

PRODUCCIÓNINÉS DOMECQ
MAQUILLAJEVANESA MARTÍN-BARBADILLO
PELUQUERÍACHEMA DEL REAL BY NAK HAIR
AYUDANTES DE PRODUCCIÓNCLAUDIA PINTADO E ICÍAR MURRIETA
LOOK 1ROCÍO: FALDA: MAJE/CAMISA: MUS & BOMBON/LUIS: ‘TOTAL LOOK’: SCALPERS/JULIA: VESTIDO: ZARA
LOOK 2ROCÍO Y JULIA: ‘LOOKS EMPORIO ARMANI/SANDALIAS: JIMENAS
LOOK 3ROCÍO: VESTIDO: JOHANNA ORTIZ PARA MYTHERESA
LOOK 4JULIA: VESTIDO: ZARA/SANDALIAS: JIMENAS/ROCÍO: ‘LOOK’: FENDI
LOOK 5ROCÍO: CAMISA: MUS&BOMBON/’JEANS’: ISABEL MARANT PARA MYTHERESA/LUIS: ‘LOOK’: SCALPERS/JULIA: CAMISA Y CHAQUETA: AMBOS DE ALBERTA FERRETTI/PANTALONES: MVP