Las velas aromáticas son uno de los accesorios con más tirón en la casa actual, especialmente las esculturales que se han convertido en tendencia viral. Disponibles en una gran variedad de diseños y precios, estas ideas prácticas harán que duren más tiempo en perfecto estado y difundan su aroma de forma más profunda.
Mantenimiento
Recuerda que las velas grandes deben tener varias mechas, para que quemen uniformemente, que debes colocarlas lejos de una ventana o del aire acondicionado y que un buen mantenimiento también es importante a la hora de alargar su vida útil. Para ello, límpialas con un trapo humedecido en agua bien escurrido y corta la punta de la mecha quemada después de usarla.
Precauciones básicas
Tan importante como un buen uso es la tomar las precauciones necesarias. “Los cereros ponemos mucho empeño en la seguridad de nuestros productos y tomamos medidas para evitar que consumir una vela hasta el final sea un peligro. De todas formas, es conveniente que el usuario tome las precauciones básicas como no dejar una vela encendida desatendida y mantenerla encima de una superficie adecuada que pueda soportar el calor y que sea fácil de limpiar. Ten en cuenta que las velas en recipiente, si se dejan quemar hasta el final, dejarán de dos a cinco milímetros de cera en la base. Esto no es un problema de calidad, es una medida de seguridad para que no haya riesgo de que se rompa el vaso”, indica Antoni Anglès, CEO de Cerabella.
Uso idóneo
Si no quieres desperdiciar tu vela (algunas superan los 200 euros) es conveniente que, a la hora de usarla, sigas ciertos hábitos. Cuando la estrenes, mantenla encendida dos o tres horas, para que no se produzca el llamado ‘efecto túnel’ con el consumo extra que supone, y haga posible que las veces posteriores queme uniformemente. Cada vez que la prendas, procura no apagarla hasta que no se haya derretido la capa superior. En función del tamaño, podríamos hablar de varias horas, así que ten paciencia y enciéndela solo si te puedes permitir ese tiempo.
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Poco a poco
Si quieres que tu vela se consuma poco a poco, para que puedas disfrutar de su aroma durante más tiempo, hay varios trucos que hacen que la cera se derrita más despacio y adquieran más resistencia al calor. Desde dejarlas en remojo un par de horas en agua fría y sal gorda, hasta meterlas en el frigorífico dos horas antes de encenderlas, evitando la humedad, o aplicar esmalte de uñas transparente por su superficie.
El momento de apagarla
Aunque tu primer impulso es soplar, lo cierto es que no se trata de un buen método, ya que puede acabar de un plumazo con su delicioso aroma e inundar la estancia de cierto tufo a humo. Sin olvidar, algunos problemas de seguridad. Lo mejor es tener un apagador de velas, que te hará parecer un profesional y te facilitará la vida, usar la propia tapa del recipiente o recurrir a una cuchara, algo menos 'top', pero igual de práctico.
La mecha
Es otra parte esencial de la durabilidad y el buen estado de tu vela. Es importante que cada vez que la apagues, la centres bien, aprovecha que la cera está líquida para que, cuando la vuelvas a prender, esté justo en el centro y no en uno de los lados. Además, si las has quemado durante mucho tiempo (más de dos horas), lo idóneo es que recortes la mecha (entre tres y seis milímetros) antes de volverla a encender, para evitar que se queme el algodón y salga el característico humo negro.
Arreglar una vela hundida
Suele ser habitual que, al llevar tiempo encendida, notes que la cera del centro se consume, mientras que la de los lados está perfecta. Es lo que se conoce como ‘efecto vela hundida’ y supone un gran desperdicio tanto de tiempo como de fragancia. Además, solucionarlo es muy sencillo, siempre que se trate de un modelo dentro de un recipiente. Para ello, hay que rodearla con papel de aluminio, dejando un círculo alrededor de la mecha, encenderla, mantenerla prendida durante dos horas y ‘voilà’. Lista y perfecta para dar luz a nuestros interiores.
Limpiar el recipiente
Hay varias opciones para dejar el recipiente limpio y listo para otro uso. Así, cuando la vela está casi terminada, métela en el congelador durante toda la noche. De esta manera, al contraerse la cera, se puede despegar con facilidad y te permite estrenar bote. También puedes introducirla unos minutos en el microondas o poner el frasco al baño maría. Ten en cuenta que también puedes aprovechar los restos de cera sobrantes para hacer una nueva vela. Eso sí, deben ser todos del mismo material (cera de abeja, parafina o vegetal).
Una segunda vida
Cuando la vela se termina, además de un grato recuerdo y un bello aroma, su recipiente puede tener una segunda vida. Puedes usarlo para organizar el baño y las brochas de maquillaje, dar un toque ‘chic’ al salón como florero o en la zona de despacho como portalápices. Además, hay marcas como Dyptique que te lo ponen aún más fácil, ya que cuentan con accesorios especialmente diseñados para esta tarea. Así, puedes adquirir un espejo ovalado que colocado sobre el recipiente realza cualquier ramo de flores o El nómada, un alemento dorado que convierte el frasco en una elegante cesta.
Tendencias aromáticas para el verano
Las velas aromáticas son un ‘must’ para la decoración de la casa, ya que no solo impregnan todo de un agradable aroma y disimulan malos olores, incluido el del tabaco, sino que también dicen mucho sobre la personalidad de sus moradores. Si durante el invierno las fragancias son más amaderadas y especiadas, cuando se acerca el verano nos llegan los aceites más frescos de tipo floral. Esta temporada las tendencias de decoración olfativas hablan de “olores cítricos de la mandarina y el limón, así como el hibiscus y el té verde. Otros clásicos que siempre tienen su lugar con la llegada del calor son el sándalo y la salvia”, indican desde Cerabella.
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