Las tareas de limpieza y orden en casa nunca terminan. Siempre encontrarás un trabajo que hacer, algo que mejorar… Sin embargo, es cierto que no todas las labores deben realizarse con la misma frecuencia. Hay cosas que basta con hacerlas una vez a la semana o, incluso, una vez al mes. Pero también hay otras que es esencial hacer a diario. Descubre cuáles son.
La importancia de la organización
¿Cómo lidiar con la larga lista de tareas domésticas que tenemos ante nosotros? ¿Cómo realizarlas todas en el tiempo del que disponemos?
Lo primero que debemos hacer es pensar que no todos los trabajos tienen la misma prioridad. Es importante mantener una buena organización para que podamos establecer cuáles son las tareas que debemos hacer a diario y cuáles pueden esperar. Es la única forma de llegar a todo y mantener cierta eficacia en la limpieza y orden de la casa.
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Abrir las ventanas y ventilar
Es casi lo primero que debes hacer según te levantes por la mañana, o después de salir de la ducha y vestirte. Abre las ventanas de par en par y deja que los espacios de toda la casa se aireen durante al menos 15 minutos. Este sencillo gesto tiene grandes beneficios.
Para empezar el aire se limpia y disminuye la concentración de dióxido y monóxido de carbono, lo que beneficia nuestra salud. Además es una buena manera de mantener los ácaros del polvo a raya, lo que es clave si hay alérgicos en casa o personas con enfermedades respiratorias. Lo ideal es lograr una ventilación cruzada, que es la más eficaz.
Hacer la cama
¿Te imaginas llegar a casa después del trabajo y encontrarte todas las camas deshechas? No se me ocurre una sensación menos acogedora, ya que el espacio transmitirá únicamente desorden y falta de limpieza.
Hacer la cama es una de esas tareas que debes hacer todos los días antes de salir por la puerta de casa. No te llevará más de cinco minutos y cambiará por completo la sensación que transmite el dormitorio. Ponte manos a la obra mientras el cuarto se ventila y enseña a los más pequeños a hacerse su cama. Cuando hayas incorporado este trabajo a tu rutina matinal no te costará ningún esfuerzo.
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Recoger la encimera de la cocina
Cocinar es una labor más dura de lo que pueda parecer porque, además de estar delante de los fogones, hay que limpiar y colocar todo lo que se ensucia y dejar la cocina perfecta al final.
Recoger la encimera después del desayuno es, por ejemplo, otra tarea que debes hacer cada día. Y no solamente una vez, sino también después de la comida y la cena. Utiliza un limpiador multiusos o, mejor todavía, el jabón lavavajillas y una bayeta de microfibra.
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Fregar los platos
Visualiza la imagen del fregadero de la cocina lleno hasta los topes de platos, vasos y cacharros sucios. ¿Es esa la visión que quieres tener de tu cocina cuando te levantes cada mañana? Seguro que no… Por eso es importante fregar los platos después de la cena (por supuesto, tenemos claro que también hay que hacerlo después de la comida…).
Por la noche, después de cenar, nos asalta el sueño y la pereza y no encontramos el momento de recoger y fregar los platos, o de llenar y poner el lavavajillas. Sin embargo, es una tarea esencial que nos regalará mucha paz por la mañana y esos minutos que tanto necesitamos para arrancar el día con buen pie. ¡No te lo pienses más!
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Limpiar el fregadero
A la hora de recoger la cocina, el fregadero merece una atención especial. Los restos de líquidos, salsas y comida pueden ensuciarlo y provocar malos olores, por lo que resulta imprescindible fregarlo cada día con un estropajo y jabón, aclarando a fondo después.
Cada cierto tiempo (esto ya no es una tarea diaria sino mensual) conviene verter por el desagüe media taza de bicarbonato y después un vaso de vinagre de limpieza. Deja actuar unos 30 minutos y después abre el grifo dejando correr el agua medio minuto.
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Barrer y fregar el suelo del office
Esta tarea es diaria, especialmente si tu cocina cuenta con un rincón de office y coméis allí. Resulta imprescindible barrer las migas y los restos de alimentos y sustancias varias, y después fregar con agua y un limpiasuelos adecuado.
La cuestión es eliminar la suciedad que se produce al comer y al cocinar. Si tienes un aspirador de escoba úsalo: resulta práctico y cómodo de usar. Para fregar el suelo no necesitas un limpiador comercial. Puedes hacerte con el mejor producto mezclando agua y amoniaco y añadiendo un chorrito de jabón lavavajillas.
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Repasar el lavabo
Cuando, una mañana cualquiera, toda la familia sale con prisas por la puerta de casa, suele dejar atrás un panorama desolador, especialmente en el cuarto de baño. Seguramente allí reine el caos y el lavabo esté impregnado de pasta de dientes, crema, salpicaduras de agua, etc.
En cuanto tengas ocasión repasa esta zona con una bayeta, evitando los estropajos abrasivos, para eliminar todos los restos. Limpia las salpicaduras del espejo y los grifos. Coloca la toalla en su sitio y cámbiala si es necesario. Así tu cuarto de baño volverá a estar listo y en orden.
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Sacar la basura
Acostumbrarte a sacar la basura y tirarla en el contenedor adecuado es una importante tarea. Una costumbre que no te costará asumir si la ves como un imprescindible para evitar que se acumulen los restos y se produzcan malos olores. Recicla cada cosa en su contenedor. Puede que el vidrio y el papel no tengas que sacarlos a diario, pero sí la basura orgánica y los envases.
Mantener el orden
Aunque no se trate de una tarea doméstica como tal, mantener el orden en toda la casa es algo importante que debes hacer en la medida de lo posible. Si cada cosa que utilices vuelve a su sitio después los espacios estarán siempre más despejados y tu casa más cómoda y acogedora.
Lo complicado de llevar a cabo este propósito o tarea es que no solamente debes hacerlo tú, sino también aquellos que viven contigo. Es importante, aunque no siempre resulta fácil, inculcar a los niños (y a algunos mayores) la necesidad de mantener el orden en casa. Conseguirlo te dará la llave para disfrutar de espacios agradables y bien organizados.
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