Por si no lo sabías, dos terceras partes de todas las actividades que llevas a cabo en la cocina implican el uso del fregadero. Ahora que conoces el dato, y teniendo en cuenta que es una pieza que no cambiarás hasta una nueva reforma, toma nota de todo lo que debes saber para acertar con el tuyo. ¿Qué debes pedirle a este elemento clave? Que resulte cómodo de usar, multifunción, higiénico, fácil de limpiar y, todo, sin olvidar su estética. No, no resulta una demanda imposible pues como podrás comprobar los nuevos fregaderos conjugan todas estas fabulosas características.
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Acero inoxidable, el material estrella
Si bien la proliferación de fregaderos de nuevos materiales ha ampliado enormemente la oferta en cuanto a diseños, colores y acabados, los de acero inoxidable siguen siendo los más populares con diferencia. Razones no les faltan: son resistentes y duraderos, presentan unas excelentes propiedades higiénicas y son fáciles de limpiar.
Desde el punto de vista estético, son perfectos para ambientes actuales y con un punto minimalista, sobre todo los diseños de ángulos marcados como el de la fotografía, de la serie Claron de SteelArt, de Blanco, cuya elegante superficie matizada es especialmente resistente a arañazos y huellas.
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La versatilidad de los fregaderos sintéticos
El abanico de posibilidades que se abre a los nuevos fregaderos sintéticos es prácticamente inacabable en términos decorativos. Más higiénicos y resistentes que sus predecesores acrílicos (gracias a la incorporación de cargas minerales en su composición que les aportan dureza y resistencia), permiten personalizar cualquier proyecto por su variedad, al tiempo que dan respuesta a las exigencias decorativas que plantean las cocinas abiertas, una de las tendencias más en boga. De este modo, por su composición, permiten una mayor diversidad de diseños que los modelos de acero inoxidable y, además, están disponibles en una amplia gama de colores.
Por ejemplo, el fregadero Fresno, de Franke (en la fotografía, en negro mate) está realizado en su material Fragranite, compuesto en un 80% por granito natural y un 20% por resinas acrílicas.
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Fregaderos cerámicos: más allá de la estética retro
Generalmente asociados con cocinas de estilo rústico y tradicional, los fregaderos de cerámica se actualizan con formas más depuradas y composiciones que los hacen más resistentes. Además, se sirven del color para adaptarse a todo tipo de proyectos, incluso los más contemporáneos.
Buen ejemplo de ello es el fregadero cerámico Subway Style, de Villeroy & Boch (en la imagen, en un cálido tono almendra), que aúna un diseño elegante y atemporal con una gran resistencia frente a los golpes y una superficie especialmente fácil de limpiar, gracias a su innovador acabado superficial.
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Fregaderos de ‘solid surface’, integración e higiene
Con la estética de la piedra natural y termoformables, la principal ventaja de los fregaderos realizados en materiales solid surface es que permiten crear todo tipo de formas y, lo que es aún mejor, con juntas imperceptibles. En la propuesta, se combina una encimera de cuarzo Silestone con un fregadero de la serie Integrity de la misma firma, creando superficies de una sola pieza, sin juntas visibles, lo que no solo potencia la higiene y facilita la limpieza, sino que crea una sensación de continuidad espacial, como se puede apreciar en esta composición realizada en el modelo Calacatta Gold.
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¿Instalación tradicional o bajoencimera?
Aunque el sistema más habitual de instalación es el de encastre tradicional, en el que el fregadero reposa sobre la encimera con un reborde más o menos ancho, hay una tendencia cada vez mayor hacia los modelos de instalación bajoencimera. Y es que, gracias a este tipo de colocación (en la imagen, con un fregadero de acero inoxidable con acabado cobre de la colección Style, de Porcelanosa), el conjunto resultante no solo es más elegante, sino que, además, evita que se acumule suciedad entre el fregadero y la superficie de trabajo, simplificando las labores de limpieza.
¿Sabías que aún hay más formas de instalación? Son estas: la integración a ras de encimera (solución totalmente lisa que permite recoger líquidos sin resalte alguno) y la colocación sobre bastidor (para que el fregadero sobresalga o se integre en el mueble, para darle un mayor protagonismo).
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El tamaño importa
Aunque las dimensiones del fregadero vienen, en gran medida, determinadas tanto por el tamaño de la cocina como por los hábitos de uso de cada hogar, no es menos cierto que se llevan los fregaderos grandes: con cubetas más amplias y profundas (para facilitar la limpieza de utensilios voluminosos), con diseños personalizables a la medida de cada necesidad y equipados con accesorios prácticos.
Así, se pueden encontrar desde fregaderos de una cubeta de tamaño reducido hasta modelos ‘XXL’ (como este de Grohe, de la serie K1000, con un fondo en forma de diamante y una generosa área de desagüe), pasando por modelos de dos cubetas, de una cubeta y media, con o sin escurridor… Y, todos ellos, con una creciente oferta de complementos para sacarles el máximo partido.
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Mucho más que un fregadero
¿Habíamos dicho ya que el fregadero es un auténtico centro neurálgico de la cocina? Para aquellas personas que aún no lo tengan claro, basta con echarle un vistazo a los cada vez más diversificados accesorios con los que pueden equiparse los últimos modelos, de cara a dotarlos de una aún mayor funcionalidad y poder utilizarlos como una zona de trabajo más.
Escurridores de platos (integrados, extraíbles o incluso enrollables); cubetas para lavar las verduras o frutas; dispensadores de jabón encastrable; tablas de cortar e incluso espacio para guardarlas, junto con los cuchillos, cuando ya no se necesitan… Son solo algunas de las propuestas que ofrecen diferentes firmas, como Franke con su modelo Box Center (en la imagen), una solución modular configurable perfecta para optimizar los flujos de trabajo en la cocina según los ritmos del día a día. Acompaña todo con una grifería práctica y extraíble y tu cocina parecerá la de un restaurante.
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Lo último, la personalización total
Queda claro que la oferta entre la que elegir no solo es amplia, sino también (y cada vez más) diversa. Y que, pese a que la tendencia a la personalización se traduce aquí en una mayor variedad de materiales, colores, tipos de instalación y diseños adecuados a las necesidades de cada usuario, tampoco los fregaderos son ajenos a las modas.
Una de las tendencias más claras desde el punto de vista decorativo pasa, como hemos visto, por los fregaderos más allá del blanco, con el beige y el negro como alternativas protagonistas.
Mención aparte merecen, igualmente, los modelos de acero inoxidable con tratamiento PVD (como el de la fotografía, de Smeg), cuyo característico acabado es el resultado de una deposición de metal en la superficie, que puede ser cobre, titanio, latón, etc. El resultado son fregaderos en atractivas tonalidades metálicas que los convierten en un elemento de diseño que puede coordinarse con griferías a juego, así como ir coordinados con accesorios o lámparas.
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