Cuando se diseña un jardín existen muchos aspectos a cuidar, desde seleccionar las especies adecuadas según el clima y la orientación solar hasta conseguir zonas sombreadas o idear preciosos senderos que lo recorran. Todo ello es tan importante como introducir puntos focales que atraigan todas las miradas y aporten interés visual a la composición. ¿Cómo crearlos? ¿Dónde situarlos? ¿En qué casos puedo apostar por más de uno? Todas las respuestas nos las ofrece Santiago Herrero de Egaña, biólogo paisajista en Paisajes Pensados.
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¿Qué son los puntos focales en el jardín?
Y primero de todo, vamos a comenzar sabiendo mejor en qué consisten los puntos focales. Son centros de atención, lugares donde descansa la vista tras recorrer visualmente el jardín que marcan ejes visuales y de recorrido. Son protagonistas y, en ocasiones su propósito no es otro que estratégico: desviar la atención de aspectos no tan bonitos de nuestros exteriores.
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A debate: su ubicación
La opinión generalizada es que es mejor que el punto focal no se encuentre en el centro, no obstante, el experto considera que sí puede ser una ubicación acertada. “Depende mucho. Los puntos focales pueden ser invitaciones para seguir recorriendo el jardín ya que generan ejes visuales. Desde este punto de vista, con un punto focal en el centro del eje de un camino rectilíneo se puede encontrar la armonía en una composición. Si me imagino otro tipo de composiciones que no inviten al movimiento y al recorrido, quizá sea más interesante jugar con la asimetría, pero depende mucho del tipo de jardín”.
Precisamente en este proyecto de Paisajes Pensados, un pedestal y un jarrón de cristal verde se hallan en el medio.
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La medida justa
No se puede abusar de los puntos focales o el resultado será confuso. En opinión de Santiago, para que los puntos focales cumplan su función de elementos centrales, no pueden competir unos con otros, tiene que haber un protagonismo claro. “No se puede dar una medida concreta, se sabe bien cuando se acierta, eso sí”, comenta.
En este ambiente se selecciona un elemento ‘descolocado’ para convertirse en protagonista: una bucólica puerta a ninguna parte cuyo color gris contrasta con el de los vistosos girasoles (Helianthus annuus). Genera de este modo una imagen muy poética, ¿no te parece?
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En jardines pequeños
En términos generales, cuanto más pequeño es el espacio, menos puntos focales son necesarios. “Si estamos hablando de un patio trasero que contemplamos desde la ventana de nuestro salón, habría que colocar un solo punto focal que cree un eje visual entre el interior y el exterior de la vivienda”, aconseja el paisajista.
En la imagen, un proyecto de Simbiosi Estudi, el gran macetón de hormigón en el que se ha plantado un arce japonés (Acer palmatum) resulta un elemento vistoso en este ambiente de exterior de reducidas dimensiones.
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¿Qué plantas suelen conformar un punto focal?
Sin duda, conviene que el punto focal o los puntos focales no los conformen plantas de temporada, sino que tengan un ciclo de vida más largo.
Santiago explica que “normalmente yo utilizo plantas con porte más escultórico y de carácter perenne para estos puntos focales vegetales, aunque pueden estar acompañados por otros elementos más efímeros que enriquezcan ese punto focal en determinados momentos”.
Vemos un jardín con piscina ideado por Espaiverd en el que un altísimo abeto común (Abies alba) concentra todas las miradas. Aunque se debe tener en cuenta que los elementos vegetales seleccionados para ser el punto focal no deben ser necesariamente de los niveles superiores (como árboles y arbustos), pueden ser de niveles medios o incluso bajos.
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Emplea puntos focales que no sean vegetales
Por supuesto, desde el banco que veíamos al arrancar el reportaje a una fuente, un pozo o una escultura (como la que vemos en la imagen, en un proyecto del paisajista Pablo Vidal) pueden convertirse en focos de todas las miradas.
Santiago opina que no hay normas para seleccionar el elemento que conforme ese centro de atención. Y relata que “un banco al final de un eje es un buen punto focal, es un elemento para que descanse nuestra vista antes de llegar y nuestro cuerpo una vez llegado. Las esculturas también, por supuesto, de hecho, hay jardines creados en torno a una escultura como único punto focal. Y en un jardín más sencillo, una simple maceta de un color o forma especial puede ser una estupenda área destacada en nuestro diseño”.
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Puntos focales imprevistos
En ocasiones existen puntos focales que ni tan siquiera se han diseñado intencionadamente, como el pozo ya existente de este jardín en una verde pradera. “En ese caso nuestro trabajo como paisajistas es identificarlos y darles protagonismo. Recorrer un jardín es como leer una novela. Los puntos focales pueden ser los títulos de los capítulos o incluso el desenlace emocionante. Muchas veces, al llegar a un jardín, aunque no sea aún un jardín armonioso, descubres que tiene elementos que merecen ser escuchados. En ocasiones un árbol ya existente puede ser un buen punto focal que estaba deseando que alguien le diera su papel protagonista, simplemente un azulejo en un muro o un reloj solar, la torre de un castillo lejano que atrae nuestra mirada o la vista del mar tras recorrer un sendero. Todos ellos podrían ser puntos focales que no han sido añadidos sino descubiertos”, relata el paisajista.
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Además del pozo que veíamos, muy a menudo una bonita puerta de entrada es un perfecto punto focal que se puede realzar como ha hecho Marta Roca de Espaiverd en esta masía del Empordà. Ha decidido significarla con un recurso vegetal: flanquearla con dos olivos (Olea europaea) en macetones cerámicos de proximidad, adquiridos en la propia comarca.
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Sorpresa noctura
Por último, Simbiosi Estudi propone un punto focal que es protagonista solo en horario nocturno cuando la iluminación artificial hace su magia y dota de encanto este rincón del jardín. Y es que, no hay que olvidar que el jardín se disfruta también cuando oscurece (o incluso en temporada de frío si instalas calefacción para exterior como los fire pits).
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