La iluminación es un recurso poderoso a la hora de decorar el salón. Si sabes utilizarla adecuadamente podrás conseguir, además de espacios cálidos y acogedores, más amplios visualmente. Solo tienes que aplicar algunas reglas o recomendaciones al dotar de luz a esta zona de la casa.
Vía libre a la luz natural
Tanto si tienes la suerte de contar con una buena orientación y un gran ventanal para tu salón, como si el espacio es oscuro, la luz natural ha de fluir libremente. Es importante que no le pongamos obstáculos que interrumpan su paso y le impidan inundar todo el salón, ya que es el recurso perfecto para conseguir que el espacio parezca amplio y desahogado.
Para empezar no cubras las ventanas con cortinas pesadas y opacas. No son elementos apropiados para espacios reducidos. Mejor apuesta por visillos livianos que no limiten la luminosidad del interior. Tampoco debes colocar muebles altos y voluminosos en el salón, a no ser que estén pegados a las paredes. De esta manera evitarás que se creen sombras.
Leer: Todas las claves para multiplicar la luz natural en casa
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Apuesta por luces indirectas
La mejor manera de conseguir una luz general que ilumine el espacio completo del salón y que, además, resulte decorativa es optar por luces indirectas. Son aquellas en las que la fuente de luz queda oculta.
Hay diferentes formas de lograr este tipo de iluminación en un salón mediante focos orientables o luminarias led. Puedes poner, por ejemplo, tiras de luces ocultas en las molduras del techo o detrás de un elemento estructural, como una columna o un hueco en la pared. De esta forma, la luz emerge de forma difusa y no se producen sombras, dotando al espacio de mayor amplitud visual.
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Combina distintas luces
Para lograr una iluminación equilibrada en el salón es buena idea combinar diferentes tipos de luz: concretamente luz cenital que proceda de arriba, y luz perimetral en las paredes. La luz cenital, como la que proporciona una lámpara de techo, debe colocarse a una altura suficiente (unos 2,10 o 2,15 m del suelo) de forma que pueda iluminar todo el espacio.
Cuando el salón es pequeño conviene dar más importancia a la iluminación perimetral que a la cenital, para que las paredes queden bañadas de luz y se eviten las sombras. Puedes poner, por ejemplo, un cordón led en los rodapiés, de forma que la luz difusa bañe las paredes. Elige iluminación cálida, de unos 3.000 K. Si te gustan las lámparas de techo, no renuncies a colocar una pero combínala con otras fuentes de luz.
Delimita las diferentes zonas
Aunque cada vez se aprecian más los espacios abiertos en una casa, que no queden delimitados por tabiques ni otro tipo de separaciones, cuando se trata de iluminar el salón es conveniente estructurar el espacio y marcar las diferentes zonas de uso.
Puedes hacerlo, por ejemplo, mediante la iluminación, colocando lámparas auxiliares, de pie o de sobremesa. Combínalas con la iluminación general en la zona de descanso o de estar, y utilízalas para crear, por ejemplo, un rincón de lectura.
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Coloca varios puntos de luz
Uno de los errores que se suelen cometer a la hora de iluminar el salón consiste en colocar puntos de luz solo en el techo. Esto solo conseguirá que se produzcan zonas oscuras en tu salón.
No te limites solo a la lámpara de techo e ilumina el salón con varios puntos de luz. De esta forma el espacio parecerá ampliarse. Debes colocarlos de forma equilibrada, procurando que queden equidistantes dentro de la estancia. Como explican desde Estudio Muher, “para crear hogar, la iluminación debe crear claroscuros que provoquen teatralidad, y generar zonas concretas. Podemos utilizar reguladores de intensidad para crear atmósferas más íntimas cuando sea necesario”.
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Utiliza focos orientables
Este tipo de luminarias contribuye a diseñar la iluminación de un espacio, ya que pueden orientarse a nuestro antojo para iluminar los muebles y las paredes. Así se consigue una mayor sensación de profundidad y el espacio parecerá más grande. En muchos casos son una mejor solución que los focos empotrados. Estos aportan una gran sensación de modernidad, pero no son tan versátiles a la hora de diseñar la iluminación del salón.
Leer: Focos: cómo elegirlos y dónde instalarlos para iluminar la casa
Soluciones modernas y versátiles
Además de las lámparas de techo y de las auxiliares, existen soluciones muy modernas que te ayudan a diseñar la iluminación del salón para que puedas conseguir hacer crecer visualmente los metros cuadrados.
Una idea es, por ejemplo, utilizar iluminación de carril. Se instala una guía en el techo y en ella se colocan varios focos. Estos se pueden orientar hacia donde se desee e, incluso, desplazarse por el carril. Los expertos de Estudio Muher explican que “los sistemas en carril nos permiten disponer algunas luminarias más que focalicen de un modo teatral los puntos de luz sobre elementos concretos: un mueble especial, un cuadro en la pared o la misma alfombra del suelo si la queremos resaltar en la noche”.
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Utiliza reguladores de luz
No siempre necesitarás el mismo tipo de luz en el salón, por lo que es buena idea utilizar reguladores de intensidad para las luces. Así podrás elegir el patrón lumínico adecuado en cada situación: en una reunión con amigos, para ver una película, para descansar, etc.
Si cuentas en casa con un sistema domótico podrás programar las diferentes escenas de iluminación que necesites para seleccionarlas a tu gusto.
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¿Luz cálida, neutra o fría?
La temperatura de color es una de las características de la luz que debes tener en cuenta. En función de si esta es cálida, fría o neutra lograremos un efecto u otro. La neutra, de unos 4.500 K, es la que más se asemeja a la luz natural. Es adecuada para iluminar espacios puntuales como la zona del comedor o del escritorio, si lo hay.
Para la zona de estar del salón se tiende a elegir luces cálidas que resulten más acogedoras (en torno a 2.700 o 3.000 K). Con la tecnología domótica es posible elegir el tipo de luz, más cálida o fría, que desees en cada momento según la zona del salón o la situación.
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