Sencilla, pero de una belleza sorprendente. Así es la aglaonema (Aglaonema spp), una planta que, incluso sin florecer, llama la atención gracias al colorido de su follaje y a su potencia decorativa. Además, si estás empezando a cultivar tus primeras plantas, la aglaonema es perfecta para ti, ya que no exige cuidados muy complicados. ¿Te animas a hacerle un hueco en tu casa?
Una planta con alma tropical
A veces pensamos equivocadamente que las plantas tropicales son siempre grandes, frondosas y muy exóticas. Sin embargo, en ocasiones descubrimos especies como la aglaonema, una planta originaria de las selvas tropicales de Asia que, sin embargo, es de crecimiento lento y posee un porte reducido.
Eso no le impide hacer gala de una belleza espectacular, gracias a sus originales hojas de color verde intenso y decoradas con vetas blancas o rosas, según la variedad. Como, además, no te pedirá muchas atenciones para crecer saludable, esta planta se convierte en la opción perfecta si estás pensando en ampliar tu colección de ejemplares de interior. ¡No te lo pienses más y pon una aglaonema en tu vida!
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Muchas ventajas y un inconveniente
Son muchas y poderosas las razones por las que decidirse a cultivar la aglaonema, pero la más importante es que se trata de una planta capaz de purificar el aire de un espacio. Según un estudio que llevó a cabo la NASA en 1989, la aglaonema (especialmente la variedad Aglaonema modestum) es capaz de eliminar del ambiente sustancias prejudiciales para la salud como el benceno y el formaldehído. Esto es ya un aliciente para cultivarla en el hogar.
Sin embargo, se trata de una planta que tiene un inconveniente importante: la ingestión de cualquiera de sus partes es tóxica y puede llegar a ser peligrosa, por lo que no es conveniente que la tengas en casa si tienes mascotas o niños pequeños que puedan llegar a comer sus hojas o tallos.
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Perfecta para espacios oscuros
Aquí tienes otra de las muchas razones por las que es buena idea cultivar la aglaonema (si tus hijos ya son lo suficientemente mayores y no convives con perros ni gatos): es una planta capaz de crecer y desarrollarse en entornos con muy poca luz. De hecho, puede sobrevivir solamente recibiendo luz artificial.
Por eso, si tu casa no es luminosa y te cuesta cultivar plantas de interior por ese motivo, tienes en la aglaonema la aliada perfecta. En cualquier caso, también crece de maravilla en espacios luminosos, siempre que los rayos del sol no incidan de forma directa en sus hojas, porque eso podría quemarlas.
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Que no pase frío
A la aglaonema no le sientan bien las temperaturas bajas. Procede de lugares remotos y cálidos, por lo que se desarrollará en perfectas condiciones en espacios en los que el termómetro no baje de los 15ºC. Prefiere los entornos cálidos, pero no secos, por lo que deberás pulverizarla o, incluso, hacerte con un humidificador para que cuente con la humedad ambiental que necesita.
Un consejo: cuando lleguen las semanas más calurosas del verano, vigila muy bien el riego porque la aglaonema no lleva bien el calor extremo.
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¿Cuánto y cómo se debe regar la aglaonema?
Llegados a este punto, en lo que respecta al riego sí se requiere la atención plena del jardinero. Es, sin duda, el cuidado más exigente que te va a pedir la aglaonema: que la riegues correctamente.
Para estar bien, y no morir por falta o exceso de agua, esta planta debe tener siempre el sustrato húmedo, nunca encharcado. Por eso el riego es la tarea más difícil a la hora de cultivar esta belleza tropical.
Tendrás que concentrarte en crear una pauta de riego adecuada para ella, y comprobar cómo le sientan los aportes de agua. En verano y durante los meses de calor serán más frecuentes, y al llegar el invierno tendrás que reducir el riego.
Además de vigilar no regarla demasiado también es importante asegurarse de que el sustrato cuenta con un buen drenaje y mejorarlo si no es así. Ten en cuenta que el exceso de agua es una de las causas principales por las que mueren las aglaonemas, por no decir la más importante.
Un consejo: como buena planta tropical le encantará estar en un entorno con una humedad ambiental elevada. Por eso es buena idea pulverizarla con frecuencia.
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La energía que necesita
El abono de la aglaonema es un punto importante de su cuidado, sobre todo cuanto a la época en la que debes proporcionarle este aporte de nutrientes. Aunque le vendrá de maravilla que la fertilices durante su periodo de crecimiento, en primavera, no deberás hacerlo una vez que haya pasado esta estación y la planta haya comenzado su periodo de reposo, ya que entonces el abono la perjudica considerablemente.
Utiliza un fertilizante líquido universal diluido en el agua de riego cada dos semanas en primavera y después suspende totalmente la fertilización. Así crecerá esplendorosa.
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Cómo propagar la aglaonema
Si llevas ya un tiempo cultivando una aglaonema verás que a los dos o tres años de haberla plantado pierde un poco de vitalidad. Es el momento de trasplantarla a otra maceta y de renovar el sustrato para devolverle la energía que le falta.
Aprovecha, por otro lado, para propagar la aglaonema y conseguir otra planta mediante la división de las raíces. La mejor época para hacerlo es en primavera.
Antes de empezar, asegúrate de que el sustrato está húmedo. Extrae la planta de la maceta, limpia la tierra hasta descubrir las raíces y corta con un cuchillo bien desinfectado para separar una parte de la planta.
Colócala en una maceta con una mezcla de sustrato universal y turba, riégala y mantenla alejada de la luz directa. En unos 10 días aproximadamente la nueva planta habrá desarrollado sus propias raíces.
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Multiplícala mediante esquejes
Si el procedimiento anterior de propagación por división de las raíces te ha parecido demasiado complicado, hay otra manera de multiplicar la aglaonema que puede ser mejor para jardineros con poca experiencia: hacerlo mediante esquejes.
Para ello debes cortar un tallo de la planta (mejor de la parte inferior) que tenga unas cuatro o cinco hojas. Ya sabes que debes emplear un cuchillo limpio, y a ser posible esteril, para evitar infecciones.
Unta el extremo del tallo en hormonas de enraizamiento y plántalo en una maceta con turba y sustrato universal. Riégalo y búscale un lugar adecuado, en el que no haga frío y no reciba los rayos del sol de forma directa. En un período de un mes o mes y medio empezarán a surgir nuevos brotes.
Problemas y soluciones
Aunque no es una planta muy sensible a las plagas, si no la pulverizas lo suficiente y el ambiente es muy seco podría verse afectada por algunas de ellas, en especial la araña roja, el pulgón y la cochinilla. Cuando detectes su aparición en tu planta, pon todo el empeño en hacerlas desaparecer mediante métodos manuales primero (pulverizando mucho y con ayuda de un algodón empapado en alcohol en el caso de la cochinilla), y si no funcionan, utilizando un buen insecticida.
Además, la aglaonema puede sufrir otros problemas.
- Las hojas se ponen amarillas. Suele ser por un exceso de humedad. Tendrás que dejar de regarla durante un tiempo hasta que vuelvan a recuperar su verdor y su belleza. Vigila que el drenaje sea el adecuado.
- Hojas con manchas marrones o amarillentas. El sol directo está quemando tu aglaonema. Cámbiala cuanto antes a otra ubicación con luz indirecta.
- Las hojas de la parte inferior de la planta se caen. Es un signo de que necesita un buen trasplante, que la pongas en una maceta más grande y renueves el sustrato.
- Manchas de color gris en el follaje. Puede que la planta esté sufriendo botrytis, una enfermedad provocada por un hongo que suele aparecer cuando la humedad ambiental es excesiva (incluso para tu aglaonema).
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