El color tiene la capacidad mágica de hacernos sentir bien, insuflarnos vitalidad y proporcionarnos calma. Por eso, según nos levantamos elegimos una ropa de un tono u otro, poniendo un rayo de sol a un día lluvioso o una pincelada de tranquilidad y frescura a una jornada estresante. En casa también funciona así. Desde AkzoNobel lo tienen claro: “El color puede tener un impacto poderoso en nuestros estados de ánimo, sentimientos y comportamientos, ayudando a transformar los espacios para satisfacer las necesidades individuales. Los estudios han demostrado que el azul y el verde pueden crear una atmósfera tranquilizadora; el naranja y el amarillo pueden estimular el apetito; el rojo y el rosa pueden inspirar pasión y energía; mientras que el morado puede impulsar la creatividad y la productividad. Sin embargo, el sentimiento de cada persona hacia un color es único, porque a menudo está arraigado a experiencias personales o cultura”. Esta lista de tonalidades positivas te ayudará a crear una decoración de interiores según el ambiente que quieras crear o necesites en este momento de tu vida.
1. Verde para calmar los ánimos
El verde simboliza las plantas, el equilibrio y la armonía, potenciando la relajación y el bienestar. Además, es fácil de adoptar, tanto con plantas como con accesorios coloridos, en las paredes, las telas o como ‘acento’. Como siempre, la idea es elegir tonos suaves para estancias donde busques la paz, como el dormitorio o el baño, y brillantes para lugares de movimiento y vida social, como el salón o la cocina, donde logrará un toque energizante, pero contenido, sin perder su calma. Manzana, almendra o pastel logran aunar suavidad y alegría. Por cierto, recuerda que estás ante uno de los colores del año.
2. Morado para impulsar la creatividad
Está en nuestra lista por dos motivos: su magia creativa y porque el ‘Very Peri’ es el color del 2022 según Pantone. Sin olvidar, su poder seductor y su sofisticación. Alegre y atrevido y a la vez relajante, el morado es una mezcla de azul y rojo que combina las cualidades de ambos. Cuanto más rojo es, más estimulante resulta, mientras que cuanto más azul, más relajante se muestra. Evidentemente, el pastel se adapta mejor a un lugar de descanso como el dormitorio o el baño y el violeta eléctrico a una estancia con vida social.
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3. Rosa para energizar
Es un color que estimula, tonifica y pone de buen humor, siempre que no te excedas con él, ya que, al igual que el resto de la familia de los rojos, también puede volverse demasiado vitalista y destilar cierta agresividad. La idea es usarlo en pequeñas pinceladas en zonas sociales de la casa como la cocina, el comedor o el pasillo, donde siempre viene bien estar de buen humor y elevar la energía positiva. Para evitar una sobredosis, una buena idea es ‘matizarlo’ con blanco, beis o topo que lo rebaje y equilibre.
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4. ‘Taupe’ para equilibrar
Aunque cuando piensas en energía y positivismo, los colores vitaminados son los primeros que te vienen a la cabeza, la verdad es que no son los únicos que influyen en los cambios de humor, ya que hay tonos menos intensos que tienen mucho que decir y aportar en estos casos. Así, en dormitorios, despachos o salones o si eres una persona propensa a cambios de temperamento o ciertos arranques de ira, los neutros siguen siendo una buena opción para encontrar la calma. El ‘taupe’ es un auténtico experto en estas lides, ya que lejos de ser anodino resulta muy especial y combina a la perfección con complementos de colores vivos que ‘despiertan’ el ambiente sin pasarse. Algo así como dramatismo contenido y sofisticación vitalista.
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5. Azul para relajar y relajarse
El color azul nos ayuda a relajarnos y alivia nuestros dolores físicos y mentales, adoptando en cada estancia su propia versión. En acabados brillantes son una buena opción en la cocina, los turquesa para el salón y en pastel o el suave cielo (una de las tonalidades tendencia de decoración) para el dormitorio. No olvides que, en la oficina en casa, también estimula la creatividad y favorece la concentración. Solo un ‘pero’ entre tanta calma, ten cuidado con los tonos oscuros porque es fácil cruzar sus límites y envolverlo en cierto halo de tristeza.
6. Naranja para estimular
El naranja es alegre y vitaminado como el amarillo y estimulante y energizante como el rojo. Sin duda, es perfecto para ponerte de buen humor al instante y hacerte olvidar las penas, siempre que sepas manejarlo bien y no caigas en la tentación de usarlo como color ‘para todo’. En la cocina, un toque de naranja vivo te ayudará a empezar el día con buen pie, en el salón, una tonalidad más cálida, hará que te encuentres a gusto, mientras que, en el dormitorio, uno suave como el melocotón hará que tengas dulces sueños.
7. Blanco para iluminar
No descubrimos nada nuevo al incluir al blanco en nuestra lista de colores positivos. ¿La clave de su éxito? Su capacidad para iluminar las estancias y hacer que brillen y, dado que la falta de luz influye directamente en nuestro estado de ánimo, se ha ganado un hueco de honor. Flexible y versátil se pasea por la casa sin problemas de adaptación aportando limpieza y sensación de higiene en la cocina o amplitud y estilo en el salón. Como siempre debes tener cuidado con los excesos. Así, para evitar la frialdad de un interior demasiado blanco, acentúa la decoración con toques de color que aporten contraste y buen humor o alíate con sus tonos más cálidos que hacen más acogedor un espacio.
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8. Rojo para subir los grados
Y no solamente del termostato. Intenso y apasionado, el rojo aumenta los niveles de energía del salón y el comedor, proporcionando la atmósfera propicia para la conversación y la vida social. Evidentemente, en el dormitorio tiene la entrada prohibida, salvo en pinceladas sutiles o en tonos muy terrosos, aunque en el baño podemos dejarle la puerta abierta siempre que sea amplio y luminoso.
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9. Amarillo para ser positivo
Estamos ante uno de los colores más alegres y positivos. Fuente de alegría y energía, posee la capacidad de ampliar visualmente las estancias. La clave para no caer bajo su embrujo y transformar la felicidad en ira está en dosificarlo adecuadamente. En pasillos, comedores o cocinas, el amarillo brillante es bienvenido para estimular y elevar nuestro optimismo. En salones nos centramos, en cambio, en tonos cálidos como el mostaza que mejoran el estado de ánimo del día sin sobreestimular. Mientras que, en el dormitorio, lo evitamos, salvo que optes por tonos suaves y apagados o lo utilices en pequeñas pinceladas en cojines, ropa de cama o piezas auxiliares. ¡Por algo es el color del sol!