Skip to main contentSkip to footer
louis albert de brodglie© CÉSAR VILLORIA

Louis Albert de Broglie, el príncipe jardinero, nos recibe en familia en su impresionante ‘refugio’ de Comporta, el exclusivo paraíso ‘eco chic’ en la costa portuguesa que cautiva a todos

Es conocido por haber recuperado de la extinción más de setecientas variedades de tomates, en su castillo de la Bour­daisière, en el valle del Loira, y crear, hace veintiún años su Festival del Tomate


4 de marzo de 2022 - 8:03 CET

Al príncipe francés Louis Albert de Broglie se le conoce como “el príncipe jardinero” porque, en 1992, compró el castillo de la Bourdaisière, en el valle del Loira, y convirtió la cons­trucción, del siglo XV (y sus 55 hectáreas de terreno), en un laboratorio de cultivo ecológico. Sobre todo, de tomates. Hoy existen 700 variedades que, gracias a su trabajo, se han salvado de la extinción. Su Festival del Tomate es, después de veintiún años, ya una institución. Pero también cultiva 100 distintas variedades de árboles frutales y 400 tipos de dalias.

Portada HOLA 4049© Hola
vista panorámica© CÉSAR VILLORIA
playa© César Villoria
El príncipe Louis Albert de Broglie nos recibe en su casa de Comporta —abajo, la inmensa playa de arena blanca en la costa del Alentejo—. Arriba, vista panorámica de la propiedad con la piscina en primer plano. Al fondo, a la izquierda, la casa de madera del siglo XIX que hizo traer de Timor, en Indonesia. A la derecha, el edificio principal, donde están el porche, la cocina y el salón. Detrás, las tres cabañas individuales para los invitados.

Simplemente por ello, Louis Albert tendría un lugar predominante en la reciente historia medioambiental, y, sin embargo, su afán de hacer del nuestro un mundo mejor no le deja descansar. “El lema de mi familia es Pour l’avenir (“Por el futuro”). En ella hay mariscales; economistas, como Jacques Necker, banquero y ministro de economía de Luis XVI; escritores, como su hija Madame de Staël; hombres de ciencias, como Luis de Broglie, Premio Nobel de Física en 1929, y políticos como mi propio padre, Jean de Broglie. Yo, con un diploma del Institut Supérieur de Gestion, trabajé en la banca privada durante años y supongo que podría haber ganado mucho dinero, pero entendí que, si estamos conectados con la Naturaleza, lo estamos con nosotros mismos, y decidí “vivir descalzo””.

La propiedad, de casi una hectárea, consta de un edificio principal, tres casas para invi­tados y, sobre una colina, una construcción de madera del siglo XIX, que compró en Indonesia, donde está su suite
Louis Albert de Brodglie© CÉSAR VILLORIA
Es hijo del príncipe Jean de Broglie, secretario de Estado con varios presidentes y miembro del Parlamento Europeo, y descendiente de un ministro de Luis XVI, de Madame de Staël y de un Premio Nobel de Física.

Sí. Descalzo, que es como está siempre que puede. Él, que pasó su infancia, los fines de semana y las vacaciones en la propiedad de la familia, el château de Broglie, en Normandía —un monumento histórico, construido por sus antepasados sobre unas antiguas ruinas romanas, con 350 metros de fachada y 300 ventanas—, vivió los primeros cuatro meses del confinamiento en una antigua casa de madera de 24 metros en Comporta, Portugal. “Frente al océano, comiendo simplemente los productos de mi huerto ecológico y aceptando los huevos de las gallinas de mi vecino granjero. Solo”.

Louis Albert Brodglie© CÉSAR VILLORIA
DJI_0036-Collage-U43083145720bSX© CÉSAR VILLORIA
cabaña invitados© CÉSAR VILLORIA
Arriba, junto a su único sobrino, el reconocido actor Nicolas de Broglie, hijo de su hermano mayor, el duque de Broglie, fallecido recientemente; la prometida de este, Julie Bernard, también una conocida actriz belga, y sus dos hijas, Joni Lou y Arlie. En el centro, a la izquierda, una típica construcción de madera de la época colonial portuguesa, que el príncipe hizo traer de Timor, Indonesia. Perteneció al jefe de la tribu. Al lado, el estanque y su caño, típicos de esta zona de Portugal. Abajo, vista general de algunas de las cabañas de invitados.

A Louis Albert no le gusta hablar de su situación familiar. Se encuentra en estos momentos separado de la madre de su hijito, Theodore. Es una de las razones por las que se trasladó a vivir a Portugal, para estar cerca de él. “Tengo mi residencia en Lisboa y los fines de semana los paso aquí. A veces vivimos —por las circunstancias que sean— en lugares que no nos hacen felices y yo decidí hacerlo en donde lo fuera. Este es un lugar sereno, con una hermosa luz, las bandadas de pájaros llenan el cielo al atardecer y en el mar, con frecuencia, compartes el agua con los delfines”.

“Trabajé en banca privada durante años y supongo que podría haber ganado mucho dinero, pero entendí que, si estamos conectados con la Naturaleza, lo estamos con nosotros mismos, y decidí “vivir descalzo”
salón© CÉSAR VILLORIA
casa de invitados© CÉSAR VILLORIA
Arriba, el salón de la casa, de madera, que compró en Indonesia, donde también imperan los objetos recogidos del mar. La propiedad fue concebida como un pequeño pueblo y se pintó de blanco como muchas otras casitas tradicionales de la zona (abajo). Aunque el pequeño edificio al fondo asemeja una ermita, es en realidad una de las cabañas de invitados, diseñadas por el arquitecto Nuno Car­valho.

Louis Albert conocía y venía a Comporta desde 1993 porque siempre tuvo amigos con casa en este lugar. La zona, que consiste en playas solitarias de una belleza sublime, perteneció en los años cincuenta a la poderosa e influyente familia de banqueros portugueses Espírito Santo, que tenían intereses en los arrozales colindantes. A principios de los años noventa, decidieron vender parcelas y así nació esta exclusiva área.

salón principal© CÉSAR VILLORIA
objeto© CÉSAR VILLORIA
Arriba, el salón principal, con techo de bambú y paja. Los canapés están hechos de mampostería. Aquí y allá, objetos recogidos del mar por el propietario (abajo, frente a la chimenea, en detalle, una artística pieza de madera llegada desde el océano) y piezas que provienen de su especial ‘tienda, museo, gabinete de curiosidades’ Deyrolle, en París.

“Sinceramente, no me había planteado comprar nada aquí, pero, en 2010, mi amiga Vera Espí­rito Santo me informó que había una parcela con una casa prácticamente en ruinas, situada en casi una hectárea de terreno, que podía tener la posibilidad de adquirir. Pero añadió que si no lo decidía aquel mismo día, que era un sábado…, perdería la oportunidad. Contesté que sí”.

“No me había planteado comprar nada aquí, pero, en 2010, mi amiga Vera Espírito Santo me contó que había una parcela con una casa casi en ruinas. Si no lo decidía aquel mismo día, que era un sábado…, perdería la oportunidad. Contesté que sí”
cocina© CÉSAR VILLORIA
cabaña invitados© CÉSAR VILLORIA
La cocina de la casa, en blanco y un verde intenso, que recuerda al color de las plantas de los arrozales jóvenes. La mesa en cemento y los bancos reciclados provienen de un astillero. Los objetos en barro son ejemplos típicos de la cerámica de la zona del Alentejo y los plateados son de Le Prince Jardinier, firma del anfitrión. Abajo, otra de las cabañas para invitados. La decoración es muy sencilla porque, en Comporta, el lujo es la tranquilidad.

Sin embargo, se dio la circunstancia de que Louis Albert también acababa de comprar un terreno y una construcción del siglo XIX en Indonesia. Era la típica morada del jefe de la aldea, en Timor. Abajo solían vivir los animales, en el piso principal la familia y los muchos niños y, por fin, en el techo, los espíritus. “¿Qué voy a hacer ahora con esta casa?”, se preguntó: “¡Pues llevármela!”. Y eso hizo, desmontada, en un contenedor. “Y es que todo está conectado. ¿Qué era Timor en el pasado sino una colonia portuguesa? La casa ha vuelto a donde tenía que estar, a su origen, Portugal. Llegó en grandes contenedores e hizo un largo camino, luego hubo que volverla a reconstruir, lo que no fue fácil. Ecológicamente, es un logro. Es un edificio de madera reciclado que, además, tiene la posibilidad de que se puede desmontar y trasladar de nuevo a otro lugar, sin que ello afecte al suelo en el que se encuentra. Por otro lado, el hecho de que hubieran convivido en él familias, sus animales y… los espíritus, la hace aún más atractiva. Es mi suite privada, mi refugio”.

El príncipe, cuyo castillo familiar De Broglie, en Normandía, tiene 350 metros de fachada y 300 ventanas, acaba de separarse y tiene un hijo, Theodore, de dos años, razón por la cual se ha trasladado a vivir a Portugal
Louis Albert de Broglie y su familia© César Villoria
mesa decoración© CÉSAR VILLORIA
Arriba, la familia en el porche. Abajo, la mesa preparada con productos ecológicos del huerto de Louis Albert.

Laboratorio de ideas

Este es un lugar perfecto como laboratorio de ideas. Louis Albert es feliz aquí. Conectado con la Naturaleza, que tan importante es para él, gusta de acercarse a la playa y recoger lo que trae el mar, normalmente restos de barcos y otros muchos objetos perdidos. Luego, añadiéndole imaginación, crea esculturas y pinturas que adornan su propiedad. Pero también tiene entre manos proyectos mucho más ambiciosos. Como Comporta Utopía, una ciudad innovadora, respetuosa con el medio ambiente, que es “el resultado de conjugar Naturaleza-arte-educación”.

detalle puerta© CÉSAR VILLORIA
porche cabaña© CÉSAR VILLORIA
La habitación de Louis Albert de Broglie. Las puertas, también traídas de Timor, están talladas en madera. Bajo estas líneas, entrada a una de las cabañas de invitados, con un porche que invita al relax. Tapizado en láminas, sobre el cabezal hay una obra de la artista Annabelle d’Huard. Consiste en un flotador marino recuperado del océano y customizado

“Creo en una “ecología positiva”, como lo que estamos haciendo conmemorando la aparición del libro Le Petit Prince (“El principito”), hace setenta y cinco años, y los ciento noventa de mi empresa Deyrolle. Se llama Dessine moi ta planète (“Dibújame tu planeta”). Comenzó en noviembre del pasado año, en el château de la Bourdaisière, en Touraine (Francia), y está previsto que siga su curso por el mayor número de lugares posible. Es una forma de hacer entender la ecología para toda la familia”.

Además de su importante labor de divulgación ecológica, Louis Albert de Broglie es un artista. Le gusta acercarse al mar y recoger residuos, que recicla para hacer esculturas y cuadros que adornan su casa
habitación Louis Albert de Brodglie© CÉSAR VILLORIA
interior cabaña© CÉSAR VILLORIA
Arriba, imagen en detalle del interior de lahabitación. Para destacarse del típico color azul que acompaña al blanco a las casas de este tipo, Louis Albert decidió pintarlo de malva.

Gracias a la actual tecnología, que le permite estar siempre conectado; a su capacidad de trabajo, y a su entusiasmo, Louis Albert tiene siempre múltiples proyectos. Terres de Versailles es otro de ellos. Se trata de utilizar 20 acres junto al palacio, donde se encontraba la antigua escuela militar de Saint-Cyr, para crear una ciudad del futuro. Pero la empresa que posee que, quizá, esté más cerca de su corazón se llama Deyrolle. Galería, museo, gabinete de curiosidades, de taxi­dermia…

“Este es un lugar sereno, con una hermosa luz, las bandadas de pájaros llenan el cielo al atardecer y en el mar, con frecuencia, compartes el agua con los delfines”
Louis Albert de Brodglie© CÉSAR VILLORIA
FN8B8713-Collage-U55114476480eSc© CÉSAR VILLORIA
El gran porche es el lugar de encuentro de la familia y amigos (arriba, la pequeña Arlie se convierte en protagonista de la imagen mientras juega con su perro ‘Lotte’). Junto a estas líneas, vistas de la piscina desde la casita de baño, cuyo interior, con una cama-sofá, vemos al lado. De nuevo, la madera está presente y se trata, por supuesto, de piezas recicladas

“Se trata de una institución científica y pedagógica que data de 1831. Hay en su fundación una intención educativa, de observación. Animales disecados, mariposas, insectos, conchas y minerales. Además, detallados dibujos enseñaron a generaciones de escolares botánica, zoología, geología, física y anatomía. Hoy seguimos con la misma misión a la que se adjuntó la intención de hacer llegar la apreciación de la ecología a todo el mundo. Si mis antepasados tenían su propio lema, el mío hoy es: “Observar, comprender, aprender, soñar, admirarse, preservar, transmitir””.

porche© CÉSAR VILLORIA
piscina© CÉSAR VILLORIA
Realización y textoVictoria de Alcahúd
FotosCésar Villoria
Vestuario y decoraciónLe Prince Jardinier