Increíbles parques, antiguas calles romanas, pueblos medievales y maravillas arquitectónicas como el Museo Guggenheim son las joyas del País Vasco y de su capital, Vitoria, con su casco medieval, donde destacan rincones pintorescos como la plaza de la Virgen Blanca y la catedral de Santa María. A escasos kilómetros de la ciudad, se encuentra el palacio de Zurbano, que cumplió el año pasado cuatrocientos años y está ligado a la familia Olaizola desde los años ochenta. Los hermanos Carlota, Uxoa, Felicidad y Juan Miguel Olaizola de Diego son los dueños de este espectacular palacio, que heredaron de sus padres, Felicidad de Diego y Miguel Olaizola Uranga, un hombre que fue relevante en el fútbol de San Sebastián, ya que en los años que fue directivo de la Real Sociedad el club fue campeón de liga en dos ocasiones.
Además, tenía cuatro carreras universitarias, era farmacéutico, biólogo, bromatólogo y también tenía estudios de Derecho. Sus abuelos también tuvieron un papel importante en la zona durante el siglo XIX, ya que su tatarabuelo fue pieza clave en la mejora de la calidad de vida al dotar a la zona de energía eléctrica. Por otro lado, la familia de su abuela Carlota Uranga Amezti destacó en la modernización de la energía, desarrollando una empresa generadora de luz eléctrica. Además, su bisabuelo fue, durante más de treinta años, el alcalde de la Real Villa de Zarautz y uno de los escasos ingenieros civiles de la época, que construyó numerosas obras civiles en España, sobre todo, en el mundo ferroviario.
“Nuestra familia se dedicó a la producción de hierro, ha servido en Armadas y negocios a los Reyes de España y perteneció a las Órdenes Militares de Santiago y San Juan de Jerusalén (Malta)”
En esta casa se suma toda la historia familiar. Su madre, Felicidad, con su gusto exquisito, decoró el palacio para ser el corazón de la vida familiar y se nota. Se percibe la alegría de los suntuosos colores de los salones, envueltos en naranja y oro. Los terciopelos capitoné de los sofás circulares, los tapices florales, las grandes alfombras y los cuadros recorren una armoniosa paleta que mezcla el gusto español, el sabor barroco y los detalles orientales. Las habitaciones, la platería y los complementos de la decoración cuentan el placer de vivir en este encantador edificio. Carlota, con Olimpia, una de sus cuatro hijos, y Uxoa, madre de cinco, acompañada por su hija Leonor, nos reciben en este lugar lleno de historia y nos presentan a esta saga familiar.
—¿Cuál es la historia de este palacio?
—El palacio de Zurbano fue construido por un clérigo, Juan de Zurbano y Ruiz de Trocóniz, catedrático de la Universidad de Salamanca, sobre unas torres llamadas de Uriarte y Basterra, en el siglo XVII. Se trata de un palacio vivienda, ya que nunca fue utilizado como defensa, tal y como indica su ubicación, en un lugar plano y frente a la iglesia. Se trata de una estructura con cuerpo central y dos torres que corresponden al uso y gustos de la época. La familia Zurbano mantuvo el palacio entre sus propiedades hasta Ramón de Zurbano y, tras su muerte, a mediados del siglo XX, lo adquieren nuestros padres, Miguel Olaizola Uranga y Felicidad de Diego Merino. Entre los diferentes usos que tuvo, aparte de ser residencia particular, estuvo ubicada una escuela en la parte adherida a la fachada.
“Nuestra madre dirigió la rehabilitación del palacio, recorriendo los lugares en los que se trabajaba como hacía siglos para conseguir el efecto de la época”
—¿Cuáles son los orígenes de vuestra familia?
—Nuestra familia proviene del valle de Oiartzun. El nombre familiar significa ‘ferrerías’ en euskera y nuestra familia se dedicó durante generaciones a la producción de hierro de alta calidad, reconocido en todos los lugares de Europa donde se enviaba. Las herrerías antiguas eran consideradas como las actuales acerías y estaban involucradas en todas las construcciones de la época. Nuestra familia ha estado vinculada y ha servido en Armadas y negocios a los Reyes de España y fueron cruzados en las Órdenes Militares de Santiago y de San Juan de Jerusalén (Malta). Nuestro antepasado Juan López de Olaiz, en mil seiscientos cuarenta y dos, fue regidor de Manila y síndico de las Filipinas; su hermano fue capitán general de Filipinas y Chile. Por otra parte, nuestros antepasados de la familia Uranga electrificaron la zona en el siglo XIX, trayendo la luz y, con ello, el avance de la región.
—¿Cómo fue su restauración?
—El palacio fue rehabilitado en los años ochenta cuidando cada detalle. Se utilizaron materiales tradicionales trabajados artesanalmente para que no se perdiera el alma del palacio y se obtuviera un resultado acorde al tiempo en que fue construido. Los suelos de barro cocido fueron elaborados a mano y, como curiosidad, cabe remarcar que las gradas del antiguo estadio de fútbol de San Sebastián (Atocha) son ahora los suelos de madera, ya que nuestro padre, que fue directivo de la Real Sociedad, los compró para adecuarlos y colocarlos en los pisos superiores. El escudo también fue rehabilitado. Este trabajo quien realmente lo dirigió fue nuestra madre, Felicidad, que, ayudada por nuestro padre, recorrió todos los lugares en los que se seguía trabajando como hacía siglos para conseguir el efecto de la época.
“Olimpia es abogada con estudios de Administración de Empresas y Leonor estudia en el Basque Culinary Center”, dicen sobre sus respectivas hijas
—Vosotras sois la undécima generación.
—Somos cuatro hermanos y nosotras somos farmacéuticas y abogadas. Nos dedicamos a la medicina natural y la gestión del envejecimiento de forma que cause el menor impacto en el desarrollo de las enfermedades ligadas a la edad y el retraso de la apariencia envejecida. Ello conlleva tratamientos, dieta, forma de vida, gestión de las emociones. Vendemos online todos estos productos, así como medicamentos. También gestionamos diferentes comercios de muebles auxiliares y ópticas y tenemos centros médicos psicotécnicos.
—¿En qué consiste la gestión del envejecimiento?
—El MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) ha informado que uno de los adelantos más importantes de esta nueva década es el control del envejecimiento. Ya han sido descubiertas moléculas que claramente disminuyen con la edad cronológica. Estamos ya utilizando estas moléculas para personalizar los tratamientos y, al mismo tiempo que se previenen enfermedades ligadas a la edad, obtenemos una apariencia mucho más joven. Se trata, finalmente, de que tu edad cronológica (la que aparece en el DNI) no sea acorde a tu edad biológica (edad real celular). En resumen, que no aparentes la edad que tienes. Esta técnica está empezando a utilizarse y no es futuro, es ya presente y estamos trabajando en ello.
“Somos cuatro hermanos. Nosotras somos farmacéuticas y abogadas y nos dedicamos a la medicina natural y la gestión del envejecimiento, que es uno de los adelantos más importantes de esta nueva década. Se trata de que tu edad cronológica no sea acorde a tu edad biológica”
—Posáis con dos de vuestras hijas, ¿a qué se dedican?
—Están empezando sus proyectos y no sabemos qué les deparará el futuro. Olimpia, abogada y con estudios de Administración de Empresas, está metida en el mundo de la empresa, y Leonor, en el de la restauración, estudiando en el reconocido Basque Culinary Center. En estos momentos, nuestros hijos, que han sido educados principalmente en Suiza y también en Estados Unidos, viven en distintos lugares, como Nueva York, Londres o Madrid. Trabajan en los sectores tecnológicos y financieros y en el mundo del derecho. Esta generación ha salido de nuestra región por primera vez en nuestra historia, aunque no sabemos si volverán.