Cualquier arquitecto o diseñador de interiores nos insistirá de que lo mejor es que cuando abramos la puerta del cuarto de baño el inodoro quede lo más disimulado posible. Pero, ¿y si directamente no está ahí, creando un váter ‘a la francesa’, o se sitúa en una cabina cerrada con puerta? Este tipo de solución tiene muchas ventajas y algún inconveniente, lo repasamos para que valores si es una opción práctica que funciona en tu propio hogar.
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Más versatilidad
Salvo que se viva solo y las visitas sean muy puntuales, tener un baño compartimentado resulta de lo más cómodo porque permite el uso de las distintas áreas al mismo tiempo por varios miembros de la familia. En una pareja, una persona se puede tomar una ducha mientras el otro se limpia los dientes o usa el inodoro. De este modo, en ‘hora punta’ se agradece que una parte del baño esté ‘liberada’ y se permita su uso, algo imposible cuando la zona de tocador, la de bañera y ducha y el inodoro comparten un espacio abierto. Aparte, se evitará la propagación de malos olores.
En este baño diseñado por Pia Capdevila, el ambiente de lavabo se empapela con un motivo natural y, para darle un carácter distintivo al váter independiente, aquí la pared es de un verde liso.
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Idea práctica, estética e higiénica
El váter es el sanitario al que más gérmenes le quedan acumulados pues, aunque el agua limpie bien después de cada uso, hay bacterias que también quedan por fuera, por ejemplo, detrás de su tapa. Así, aparte de realizar una frecuente limpieza de este elemento, tampoco está de más que ocupe un espacio independiente.
Este rincón de inodoro lo ha diseñado el interiorista Noé Prades, quien aparte de alicatar la pared con azulejos de Porcelanosa también las empapela parcialmente con un romántico diseño de tonalidades coral con motivos de aves.
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Con aires de hotel
El váter ocupando otro rincón del baño es algo habitual verlo en los hoteles de todo el mundo, ¿por qué no adoptarlo en el hogar? Aparte, estos rincones privados resultan ideales para incorporar los denominados 'shower toilets' (un híbrido entre inodoro y bidé), que con su chorro incorporado proporcionan un confort sinigual y ahorran en el uso de papel higiénico. Es el caso de In-Wash con In-Tank de Roca, que lava con agua e integra la cisterna de agua en la propia taza, ocupando así menos espacio.
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¡Ventilar bien!
Estas cabinas es habitual que no cuenten con una ventana para conseguir su correcta ventilación, y al tratarse de espacios pequeños pueden concentrarse malos olores, aunque el remedio es sencillo: para disiparlos rápidamente se puede instalar un sistema de extracción. Además, es una obra que no resulta excesivamente costosa, el equipo y la instalación te puede salir por aproximadamente 250 €.
Para el resto del baño, donde se produce condensación y humedad, resulta apropiado instalar un sistema de ventilación automático, que también puede emplearse en el resto de la vivienda para conseguir un aire purificado.
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¿Tiene inconvenientes?
Sin duda, una cabina para el inodoro no puede tener cabida a no ser que el baño tenga un tamaño mediano o grande, como en este caso, un diseño de CírculoCuadrado. La división de los espacios del ambiente en un cuarto de baño pequeño resulta imposible.
Y otra desventaja es que para algunas de las personas que usen el inodoro independiente, el espacio les puede resultar algo claustrofóbico.
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Acertar con la decoración
Una de las opciones para evitar que el espacio resulte incómodo es que la hoja se abra para fuera de la cabina o que la puerta sea corredera, como vemos en la imagen, un baño equipado totalmente con sanitarios vintage modelo Carmen, de la firma Roca.
También apostar por un diseño de inodoro ligero visualmente, por ejemplo, lo son los suspendidos, resulta interesante. Y, especialmente, apostar por una decoración minimalista para generar un rincón sereno y libre de recargamientos innecesarios. Además, si se trata de una cabina oscura, procura que la iluminación artificial sea cálida y agradable, por ejemplo, a base de focos empotrados en el techo.
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Distintos grados de intimidad
En realidad, dependiendo del grado de intimidad que necesites (si vives solo o en pareja es diferente que cuando se tienen hijos si todos usan el mismo baño), puedes valor una opción interesante y muy empleada en estos casos para ‘cerrar’ menos la cabina del inodoro: instalar una puerta de cristal, como hace Freehand Arquitectura. De este modo, el pequeño espacio resultará más agradable y luminoso.
Ten en cuenta que el vidrio puede presentarse transparente o con tratamientos que ofrezcan algo más de intimidad, algunas de las opciones son que aparezca ahumado para que lo oscurezca, al ácido que no permite ver nítidamente el interior o decorado con vinilos o bien serigrafías.
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Un diseño flexible
Cuando el baño está abierto al dormitorio, su decoración debe cuidarse al máximo. Es lo que ocurre en la propuesta, que es una reforma de un piso pequeño de 53 metros² realizada por Egue y Seta. El estudio ha creado un frontal que recoge la zona de inodoro, lavabos y ducha. Como el hecho de compartir espacio con el dormitorio, junto con el hecho de que los horarios de los propietarios son distintos, hacen que poder usar el espacio de manera independiente sea un requisito, pero al mismo tiempo no se quiere perder sensación de conexión y amplitud, se organiza el espacio mediante dos puertas plegables. Estas, cuando están cerradas aíslan la totalidad del baño, mientras que cuando permanecen abiertas muestran la zona de lavabo. Pero a su vez, de manera independiente, cada una de esas puertas cierra la zona de inodoro y ducha, ofreciendo gran flexibilidad.
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