Aunque las azaleas son una de las plantas con flor más apreciadas en jardinería por su increíble belleza, también es cierto que, para prosperar necesitan de unos exigentes cuidados. Las azaleas son características por sus grandes flores y, por ello, son muy utilizadas como protagonistas en ramos de novias o en arreglos florales. Analizamos cuáles son los cuidados de las azaleas para que puedas disfrutar de toda la belleza de su floración.
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Características de las azaleas
La azalea es una planta del género de las Ericaceae y a la familia de los Rhododendron. Se trata de una planta originaria de zonas boscosas y húmedas, con altitudes superiores a los 4.000 metros, donde nacen junto a cursos de agua y en ubicaciones sombreadas. Tienen diversas procedencias, como Asia, Norteamérica o el norte de Europa.
Las azaleas se caracterizan por tener un tamaño más compacto que los rododendros y son aptas para el cultivo en maceta. Se diferencian en que las azaleas son caducas y pierden sus hojas en invierno, mientras que los rododendros las mantienen. Las hojas de las azaleas son pequeñas, peludas y coriáceas –similares al cuero, duras y flexibles–. Por su parte, las flores son grandes y de colores variados, entre los que destacan los tonos rojos, blancos y rosas. Las especies más populares son la azalea japónica (Rhododendron japonicum), la azalea amarilla (Rhododendon Luteum) y las azaleas mollis (Rhododendron molle).
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¿Dónde coloco mi azalea?
Una de las particularidades de las azaleas es que pueden estar en interior y en exterior, dependiendo del clima de tu zona. Por eso tienes que tener en cuenta que no prosperarán en climas muy calurosos y secos, así como tampoco lo harán en habitaciones cerradas y sin ventilación. En cualquier caso, si la tienes en exterior, deberás protegerla de las bajas temperaturas. En cambio, en interior, lo que más les afecta es la falta de humedad. Aunque son plantas que necesitan mucha luz, lo ideal es colocarlas en zonas de semisombra, donde no reciban el sol directo.
Así, en verano pueden estar en la terraza o el jardín siempre que esté ubicada en un lugar sombrío y húmedo. Mientras, en invierno, puedes llevarla al interior de tu casa, lejos siempre de fuentes de calor y de la luz directa del sol. Asimismo es necesario proporcionarle una buena ventilación. Para que crezca, lo ideal es que esté a una temperatura entre los 8 los 16 °C.
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El riego de la azalea: clave para que prospere
Uno de los cuidados de la azalea que más atención requiere es el riego, ya que necesitan mucha humedad, tanto en el sustrato como en el ambiente. Para proporcionárselo necesitará riegos diarios, pero no como se los proporcionas al resto de tus plantas. De hecho, lo mejor es colocar la maceta en un plato con agua de 5 a 10 minutos, de manera que las raíces absorban toda el agua necesaria y se eviten los encharcamientos. También puedes pulverizar las hojas de vez en cuando –con cuidado de no mojar las flores– para dotar a la planta de la humedad necesaria.
Un consejo: al ser una planta acidófila lo ideal es usar agua blanda (pH4 o 5). Lo más adecuado es emplear agua de lluvia. Otra opción es echar el zumo de medio limón o una cucharada de vinagre en un litro de agua.
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Cuál es el mejor sustrato para las azaleas
Como comentábamos, las azaleas son plantas acidófilas por lo que necesitan un sustrato ácido para prosperar. Por ello, lo ideal es utilizar un sustrato para plantas acidófilas, que ya tendrá las características necesarias para las azaleas. Asimismo, es importante dotarlas de un buen drenaje para que no se produzcan encharcamientos. Puedes emplear una mezcla de turba, perlita y corteza de pino molida, de manera que su consistencia sea suelta y no acumule demasiada humedad.
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Cuándo abonar las azaleas y cuál usar
El abono más adecuado para las azaleas son los de liberación lenta y, preferiblemente, específicos para este tipo de plantas. Hay que hacerlo siempre después de la floración, ya que si se hace previamente, crecerán más las ramas que las flores. Así, hay que abonarlas en el periodo de abril a septiembre, cuando está en crecimiento y plena floración. Durante el otoño y el invierno puedes suspender los abonos. Asimismo, si observas que las hojas de tu azalea se ponen amarillentas con venas verdes, es que es necesario abonarla.
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¿Hay que podar la azalea? ¿Cómo se hace?
La azalea se poda ligeramente a mediados de primavera, cortando las ramas que se han puesto demasiado largas. Es lo que se llama poda de limpieza, un tipo de poda que consiste en cortar las ramas muertas, secas o enfermas, así como las que se cruzan entre sí. Tendrás que eliminar también las flores según se vayan secando, para aumentar su ciclo de floración.
Para podar tu azalea, corta cada rama por debajo de una yema grande, haciendo un corte oblicuo. Recuerda desinfectar siempre tus utensilios de jardinería para evitar multiplicar los hongos y otras enfermedades.
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Problemas más comunes de las azaleas
Al igual que otras especies, la azalea es una planta que te indicará cuándo tiene alguna carencia y necesita que cambies algún aspecto de sus cuidados. Estos son los problemas más frecuentes:
- Hojas y flores desteñidas: significa que tiene falta de agua. Sumerge la maceta en agua hasta que dejen de salir burbujas. Después, deja escurrir y elimina el agua restante del plato.
- Hojas amarillentas: puede ser un síntoma de que tu planta sufre clorosis férrica. Puedes solucionarlo añadiendo fertilizantes con altos niveles de potasio y hierro.
- Hojas sin brillo y marchitas: lo más probable es que tu azalea sea víctima del hongo Phytopthora cactorum. Es una enfermedad grave que puede llegar a afectar a las raíces. Para solucionarlo, elimina las partes afectadas y somete la planta a un tratamiento con productos a base de cobre.
- Hojas con manchas amarillas, con aspecto polvoriento y que se caen: tu planta se ha visto afectada por una plaga de araña roja o ácaros, debido a un exceso de sequedad en el ambiente. Prueba a limpiar bien las hojas con un algodón mojado con jabón potásico y después a aclararla. A continuación, pulveriza sus hojas.
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