Si tu futuro laboral a corto plazo está ligado al teletrabajo, entonces debes contar en casa con una zona específica en la que desarrollar tu actividad profesional cada día. Un espacio de trabajo, con tu escritorio y todas las cosas que necesitas, es un elemento imprescindible para poder trabajar adecuadamente. Descubre cómo establecer tu puesto de trabajo, aunque en tu casa escaseen los metros cuadrados.
Encontrar la ubicación adecuada
Establecer el puesto de trabajo en casa es más fácil cuando se dispone de una habitación libre para usar a modo de estudio o despacho. En este caso, podrás estar tranquila, alejada de ruidos y del ajetreo de la casa. Sin embargo, no siempre hay opción de utilizar una estancia independiente. A veces no queda más remedio que compartir el espacio y montar el rincón de trabajo en el salón.
Si es tu caso, trata de encontrar la ubicación más adecuada. Procura elegir un rincón alejado de la zona de estar (donde estará el sofá y el televisor), y donde llegue la suficiente luz natural.
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Distribuir el espacio con acierto
Sea grande o pequeño, el salón ha de acoger diferentes zonas ya que en él se desarrollan diversas actividades. Dado que es una estancia de mucho uso por parte de toda la familia, el espacio debe estar bien estructurado.
Planifica a conciencia las diferentes zonas teniendo en cuenta los metros cuadrados y la planta de la estancia: la zona de estar con el sofá y el televisor, el rincón de comedor, y el área de trabajo con el escritorio y algún elemento de almacenaje.
Si el salón es rectangular, a lo mejor puedes situar el escritorio pegado a la pared más larga, en una de las esquinas. En los salones de planta cuadrada es buena idea colocar el sofá separado de la pared y poner detrás la zona de trabajo.
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En un hueco entre pilares
¿Una de las paredes de tu salón presenta un hueco entre dos pilares? Puede ser el espacio perfecto para colocar el escritorio. Al estar ligeramente “metido” en la pared, la propia arquitectura delimita el espacio y separa visualmente la zona de trabajo.
Solo necesitas que el espacio tenga, al menos, un metro de ancho. Puedes buscar un escritorio de la medida adecuada para encajarla allí, aunque también es posible instalar un tablero grueso a modo de mesa volada que ocupe todo el hueco de pared a pared. Fíjala con escuadras grandes en la parte inferior (quedarán ocultas por la mesa).
En la parte superior de la pared puedes instalar estantes para colocar y ordenar todo lo que necesitas para trabajar: libros, archivadores, cajas para guardar el material de oficina, etc.
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Un puesto de trabajo DIY
Aprovechar un rincón del salón para crear un espacio de trabajo que quede delimitado de alguna manera es una gran idea. Es precisamente lo que se ha llevado a cabo en el salón de la fotografía, donde la zona de escritorio se estableció en una esquina.
Para separarla visualmente del resto del espacio se revistió la pared con paneles de madera de color cerezo. También se construyó el escritorio y se decoró con tubos de PVC pintados de color verde.
Un elemento de madera con casilleros colocado en las mesa soluciona el problema del orden. Para la iluminación se eligieron dos lámparas de estilo Mid Century Modern, una de tres brazos de metal negro para el techo y un flexo verde para la mesa. El proyecto es de Leroy Merlin.
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Claves para elegir el escritorio
La mesa de trabajo será la verdadera protagonista en este espacio, aunque también serán importantes otros elementos como la silla o los módulos de almacenaje. Es importante elegir estas piezas correctamente, ya que van a quedar a la vista en el salón.
Busca muebles que armonicen con el estilo de la decoración. Para elegir la mesa deberás tener en cuenta las medidas. Si vas a trabajar a diario, deberá tener, como mínimo, 1,20 m de largo y 75 cm de fondo.
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La silla perfecta: ergonomía y estética
La silla de escritorio debe ser, ante todo, cómoda y favorecer una buena postura. Ten en cuenta que pasarás muchas horas sentada en ella. Si no es adecuada a la larga puedes sufrir dolores musculares.
Además de ser ergonómica y cómoda, esta silla debe estar estéticamente en consonancia con el estilo del salón. No te servirá una silla de comedor, que te resultará incómoda cuando lleves mucho tiempo trabajando, pero tampoco necesitas una gran silla de oficina, demasiado aparatosa. Hay opciones intermedias que aúnan confort y estética.
La importancia de la iluminación
Una de las claves para lograr un espacio de trabajo cómodo y funcional es que esté bien iluminado. Por eso es importante tratar de ubicarlo cerca de una ventana, siempre que sea posible, para aprovechar la luz natural del día. Solo tendrás que cuidar de que la posición de la pantalla del ordenador, si es que lo utilizas, sea la correcta para que no se produzcan reflejos molestos.
Además, es necesario contar con una lámpara adecuada por si alguna vez tienes que trabajar al caer la tarde o, incluso, por la noche. Elige un modelo tipo flexo o una lámpara de mesa de un estilo que armonice con el resto del espacio. Colócala en el lado contrario al de la mano con la que escribes, para evitar sombras que te puedan molestar.
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Mantener el orden
Es uno de los aspectos clave a la hora de establecer un lugar de trabajo en el salón: es imprescindible lograr que todo esté en orden y que las cosas se mantengan así en el tiempo.
El salón no es únicamente tu despacho, sino que se trata de un espacio multifuncional en el que se sucede la vida del resto de la familia. Incluso si vives sola, no solamente utilizas el salón para trabajar, por lo que no es conveniente que esta actividad inunde toda la estancia.
Ser rigurosos con el orden en el escritorio y el espacio alrededor es prioritario. Para ayudarte a conseguirlo tienes a tu disposición numerosos elementos: estanterías, módulos de cajones, cajas y contenedores, etc.
Un consejo: elige un escritorio con uno o dos cajones. Es una opción práctica que después agradecerás.
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Detalles que marcan la diferencia
Ahora que ya tienes tu espacio de trabajo abierto al salón, compartiendo los metros cuadrados pero también delimitado por diferentes recursos, es el momento de personalizar un poco más la zona.
Para conseguirlo puedes recurrir a ciertos detalles decorativos que le darán al espacio un aire único. Anímate a crear una galería de cuadros en la pared, o cuelga alguna fotografía o poster enmarcado. También puedes añadir una escultura que te guste o colocar estratégicamente algunas plantas.
Estos elementos diferencian tu espacio de trabajo y le confieren un aire único. Si bien en la oficina no siempre es posible decorar a tu antojo, en casa no tienes esas limitaciones. ¡Aprovéchalo!
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