La explosión de floración del jardín en primavera no quita para que en invierno también se diseñen unos exteriores que sean un deleite para los sentidos. Nos habla de cómo crear interesantes proyectos paisajísticos Jordi Sánchez San Miguel, director creativo de Simbiosi Estudi. Y un primer punto que destaca es que resulta más que interesante apostar por plantas autóctonas, pues aseguran un jardín sostenible y con menos necesidades de riego.
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Especies del territorio
El paisajista considera que dependiendo del proyecto y del contexto donde implantar la selección botánica escogida, es muy interesante contar con especies autóctonas por varios motivos. Nos cuenta los principales:
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Toleran mejor los condicionantes del clima local.
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Suelen ser más resistentes a las enfermedades, ya que pueden protegerse de manera natural sin la necesidad de aplicar productos fitosanitarios químicos, ahorrando tiempo y dinero sin contaminar el entorno.
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Y como se adaptan mejor a los hábitats para los que han evolucionado, ello se traduce en que requieren menos trabajos de mantenimiento. Esta adaptabilidad permite no malgastar agua, preservando un bien cada vez más escaso, así como disminuir los gastos asociados.
El experto señala, asimismo que “con el adecuado estudio previo, también podemos potenciar la biodiversidad del lugar, dado que muchas de las especies nativas producen semillas y frutos que suministran alimento a la fauna silvestre”.
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Un jardín bonito y decorado también durante el invierno
En Simbiosi Estudi para los climas mediterráneos utilizan el lentisco (Pistacia lentiscus), un arbusto que permanece perenne durante todo el año para mantener la estructura del jardín, y dependiendo de las temperaturas invernales, su follaje adquiere tonos rojizos y violáceos muy interesantes. Y señalan también: “nos gusta combinar las espigas doradas del cerrillo (Hyparrhenia hirta) con el cromatismo que conceden las brácteas de Euphorbia rigida a finales de la estación fría [una suculenta mediterránea y rústica que es poco exigente con el suelo y soporta sequías]. Y como complemento a las anteriores especies citadas, empleamos en muchos de nuestros diseños el aliso de mar (Lobularia maritima) que engalana cualquier rincón con su larga floración hasta bien entrado el invierno”.
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En climas montañosos
Para el estrato arbóreo en zonas de más altitud podemos plantar un sauce blanco (Salix alba) cuyas ramas adquieren tonalidades rojizas en cuanto llega el frío, sugiere Jordi. Este árbol caducifolio crece bien tanto a pleno sol como en sombra ligera y tiene la virtud de tolerar todo tipo de sustratos.
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Mientras que para el nivel medio/bajo una composición sugestiva podría estar integrada por cornejo sanguino (Cornus sanguinea) con ramaje de un carmesí eléctrico a bajas temperaturas, la gramínea páramo azul (Sesleria caerulea), que aún mantendrá sus numerosas espiguillas, junto a algún eléboro verde (Helleborus viridis), que serenará el conjunto con su especial floración verdosa.
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Contrasta coloridos
Encontrar un contraste entre las plantas cuyos coloridos se transforman en naranjas o rojos con el frío y el fondo, consigue un alto impacto visual. Es lo que ha hecho la empresa de paisajismo Landscapers superponiendo un Acer palmatum sango kaku, que en invierno tira la hoja y su tronco se torna a rojo intenso, a un deck de madera sintética negra, creando un efecto muy espectacular. Una pared de pizarra hubiera dado un resultado también muy vistoso así como superficies en colores blancos o claros.
El Acer palmatum sango kaku no es una variedad de árbol autóctona, sino originario de Asia y es muy resistente al frío (hasta -20º C), teniendo gran valor ornamental incluso en invierno porque luce con ramas en un vibrante color rojo.
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Plantas con floración invernal adecuadas
Para climas mediterráneos, el paisajista nos habla, entre otras, de estas plantas de floración invernal:
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La jara negra (Cistus salviifolius): en la imagen, que tiene unas flores blancas grandes y hermosas. Otra ventaja es que es una planta que no requiere mucho riego.
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El brezo blanco (Erica arborea): planta típica de sustratos ácidos ideal para embellecer el jardín con sus flores de color blanquecinas.
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La alhucema rizada (Lavandula dentata): se trata de una lavanda que florece en invierno y dicha flor es, como su nombre indica, de un precioso color lila lavanda. Al tratarse de una aromática nos deleita con su fragancia.
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El gamoncillo o varita de San José (Asphodelus fistulosus): planta herbácea de temporada o perenne de corta duración. Su inflorescencia es una panícula con flores muy separadas.
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Flores de invierno en montaña
En el caso de áreas montañosas, entre muchas otras las propuestas a emplear son:
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Bojs (Buxus sempervirens): arbusto ramoso que llega a alcanzar los 5 metros de altura y sobre todo es habitual encontrarla en setos en márgenes y linderos del jardín o bien formando figuras decorativas, mediante el recorte con tijeras de podar, la llamada poda topiaria.
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Pensamientos (Viola cornuta): se emplea para la creación de rocallas, macizos y borduras, o de forma individual o en pequeños grupos. Su decorativa floración tiene lugar durante los meses de septiembre a principios de abril.
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Torviscos de los Pirineos (Daphne cneorum): es una flor de invierno dura y no le van los climas suaves, necesita un tiempo hostil. De floración abundante en un colorido rosa o rojizo, tupida y aromática, por ejemplo, puede vestir un jardín de rocalla.
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Campanillas de invierno (Galanthus nivea): esta planta presenta unas características florecillas blancas colgantes desde el final del invierno y el comienzo de la primavera.
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Cómo gozar del jardín en los meses fríos
Por último, Jordi nos ofrece las claves para disfrutar del jardín en invierno: “básicamente estar tranquilos y gozar resguardados (con una taza de chocolate caliente mejor imposible) de las coloraciones encarnadas de árboles y arbustos, de los dorados de las gramíneas al atardecer y de las ocasionales floraciones antes de que llegue la primavera y ‘pongamos orden’ para emprender la nueva temporada”.
La naturaleza es estupenda sin importar la estación del año y en los días más fríos para estar muy a gusto en exterior quizá bastará con una estufa o chimenea que proporcione calor y la cautivadora visión del fuego.
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