Nos encontramos en Murcia, en un piso de 130 metros² para una pareja con una hija que se ha reformado para mejorar la distribución y volver a abrir la terraza, que cerraron los anteriores propietarios. La vivienda, construida en los 80’, tenía una distribución de espacios demasiado jerarquizada, pasillos largos en ‘L’ y recorridos intrincados donde además la luz natural no llegaba a la mayoría de los espacios. La arquitecta Laura Ortín (lauraortin.com) se encarga de transformar la vivienda aplicando líneas curvas a paredes y mobiliario. Como ella misma cuenta, “las formas orgánicas bien pensadas y trabajadas permiten acercarnos más a lo natural, movimientos orgánicos y espontáneos que a la vez crean sensaciones emocionalmente más vibrantes y especiales”.
Comenzamos el recorrido por este singular hogar en la cocina, situada junto a la entrada. Los clientes deseaban que esta se encontrara abierta al salón pero con una cierta independencia espacial.
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Separar sin dividir
La reforma se resuelve como un ágora, un espacio común en forma de semicírculo donde tres bocas conectan y vuelcan ahí: la cocina, la zona de noche y la terraza. Para potenciar esta idea, esos huecos se matizan en distinto color, en este caso en arena y terracota.
En la cocina, el pavimento sirve de separador visual respecto al resto de áreas, para las que se elige un revestimiento en madera. El motivo es también que “la madera se desaconseja para zonas húmedas, por lo que acudimos a un suelo cerámico tradicional pero trabajándolo con un junteado nuevo”, explica Laura.
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Un piso con personalidad
Los proyectos de Laura Ortín tienen carácter y un sello propio. La arquitecta define su estilo como “contemporáneo, pero bebo de muchas influencias (la oriental, por ejemplo) y obviamente me considero muy mediterránea”. Muestra de ello es el mobiliario de cocina en DM lacada en color arena, que se acompaña con unos uñeros redondos. Para la encimera se selecciona un material de última generación, Krion, de Grupo Porcelanosa.
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¡Paredes curvas!
Si hay algo que define a los trabajos de Laura es que apuesta por las paredes curvas porque, como ella misma explica: “doblegando a la recta logras espacios atractivos que atrapan las miradas”.
Para el estudio de arquitectura es algo muy común realizar muebles curvos, ya que diseñan mucho mobiliario enraizado a la casa y, por tanto, en muchos casos aparecen en tabiques curvos. En este caso se fabrica a medida la estantería del salón-comedor.
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Pasión por las líneas orgánicas
Para seguir la línea estética, el mobiliario adquirido también presenta líneas redondeadas, como la mesa de comedor modelo Cep y las sillas modelo Uma, de la firma valenciana Teulat, o la mesa de centro modelo Vesper, de la marca murciana Sancal.
Espacios abiertos
Laura es una defensora del open space. En este caso conviven salón, comedor y cocina y, como cuenta la arquitecta: “al visibilizarse el ambiente como una estancia cuidada, iluminada y confortable hace que la casa sea vivida por todos. La soledad del cocinero desaparece, la percepción de amplitud aparece”. Y prosigue: “los ambientes abiertos producen un espacio doméstico de cohesión y corresponsabilidad de tareas, por ejemplo, cuando ves a alguien cocinar le preguntas si puedes ayudar o cuando ves a alguien recoger los platos de la cocina te unes”.
El mueble de televisión fue el más complejo de diseñar, pues existía un gran bajante justo a esa distancia de la pared donde va el sofá, una medida justísima por lo que el mueble camufla el pilar de la bajante, continúa con la curva principal y plantea la televisión de manera que no avanza mucho y no resta distancia.
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Terraza rescatada
La balconera plegable de Strugal permite mantener conectados visualmente la terraza y el interior. “Además de recuperar la terraza que los anteriores propietarios cerraron, ampliamos más, con unos vidrios que se cuelan en el dormitorio de invitados”, revela la artífice del proyecto. El espacio se piensa como un gran jardín que introduce y continúa con la vegetación del parque contiguo lleno de arbolado (almeces, palmeras, ficus centenarios…).
En este espacio exterior de nuevo se emplea suelo cerámico, el mismo que el de la cocina, que está preparado para exteriores. Se le añadió un tratamiento para tapar el poro y hacerlo fácil de limpiar.
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Acceso a la zona de noche
El hueco del hall de las habitaciones se ha cerrado de manera flexible con dos amplias puertas curvas para poder independizar en distintos niveles la zona de noche de la de día. Se trata de unas piezas que realiza un carpintero de su confianza así: se prepara un formero (molde de madera) sobre el que se van encolando las láminas de DM en un bastidor con esa forma. El color que se le ha dado es el arena, configurando un rincón armonioso y lleno de luz.
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Plano de distribución
El piso, de 130 m², cuenta con salón-comedor, cocina con lavadero, terraza y, en la zona de noche, tres dormitorios y dos baños, uno en suite, aparte de un despacho. Con la nueva distribución apenas se pierde espacio en pasillos.
Laura destaca que “aunque es un programa muy tradicional y conceptualmente jerárquico, creo que hemos conseguido plantear una nueva ‘especie’ o tipología de organización más abierta y plural”.
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Gran capacidad para guardar
El dormitorio principal tiene toda una pared de armarios, que van de suelo a techo para garantizar suficiente espacio de almacenaje tanto para la ropa de vestir como para la de casa. Esta habitación es la única con un baño privado.
De líneas simples y actuales, este ambiente hasta podría decirse que cae en una decoración minimalista. A pesar de la sencillez formal todo está sumamente estudiado y los tiradores circulares en una tonalidad arena no son casuales, de alguna forma todas las estancias siguen el mismo ritmo del concepto, ¡se cierra el círculo!
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Baño con ducha
Este es el segundo baño, que por el momento su usuaria casi exclusiva es la hija de la pareja, salvo cuando vienen invitados a casa. La mampara está realizada por un cristalero muy especializado y tiene una hoja fija con una puerta que termina en un semicírculo. Respecto al vidrio, “pensamos que era mejor elegirlo traslúcido, porque al ser un baño común podría incluso compartirse”, comenta la arquitecta.
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Decoración de ensueño
Este es el cuarto de la pequeña de la casa, de 4 años. La gama cromática que guía el proyecto solo se ve interrumpida por la habitación infantil, donde el armario cabecero es una abstracción de nubes malvas, una licencia tomada deliberadamente para crear una atmósfera idealizada y especial que crea un ambiente vibrante y creativo. Se diseña un armario-cabecero evolutivo que puede acompañar a la hija muchos años.
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Satisfacción absoluta
Tras la reforma, la familia vive muy feliz en el piso. “Lo primero que me dijeron el segundo día de estar allí es que pese a que habían disminuido en metros al cambiar de casa (en la que estaban anteriormente era más grande) no la echaban de menos. El motivo es que la casa les produce una sensación muy agradable de confort, se sienten bien”, relatan desde el estudio Laura Ortín Arquitectura.